Por @Ed_Hooover
En plena temporada para entrega de premios dedicados a lo mejor de la fotografía en el planeta, recientemente a la lista se sumaron los Sony World Photography Awards, los cuales no dejaron de sorprender por la calidad de imágenes que reconocieron de la producción del año en curso.
Siluetas al aire libre, multitudes que entrelazan los cuerpos, miradas en primer plano, son algunas de las características que se tomaron en cuenta para esta ocasión, a manera de contrastar al ser humano en sus posibilidades y en aquellas más que terminan por intimidarlo.
Tal parece que durante este año se ha considerado como una tendencia contemplar al ser humano como un ente situado en la naturaleza y capaz de convivir al lado de sus iguales en planos que lo sitúan indivisible, capaz de entender su lugar en el mundo a partir de sus diferencias con otros.
Al igual, captarlo en su vida diaria, hábil en la sorpresa que significa grandes paisajes modificados por su mano y, al mismo tiempo, ensimismado por las consecuencias de transgredir líneas naturales, al menos esta ha sido la suma de galardonados en los Sony World Photography Awards.
En este sentido, Alys Tomlinson, nacida en Reino Unido, se hizo acreedora del premio a la Mejor Fotógrafa del Año, gracias a la serie de imágenes catalogada “Ex-voto”, la cual ha sido famosa por captar personas y lugares de peregrinación, tanto en Irlanda, Francia o Polonia.
Sin embargo, su trabajo también ha sorprendido por los ángulos que utiliza, mayormente empleando el mismo paisaje como testigo de su óptica. Ya sea en blanco y negro o colores destellantes, Alys Tomlinson, asimismo utiliza el semblante personal para contar historias.
Algunas de ellas resguardan la mirada atenta, casi sepulcral de mujeres con velos oscuros sin que el cansancio quede fuera de la toma. Es capaz de observar estados de ánimo, ya fuera el enojo típico de adolescentes o su indiferencia ante la soledad.
Sobre “Ex-voto”, esta serie pertenece a una extensión de trabajos previos en Europa, en blanco y negro, ahonda Alys Tomlinson, y se interesó desde un punto de vista antropológico en los signos de gratitud y devoción religiosa de quienes acostumbran visitar la zona por su contexto católico. No obstante, creó una narrativa de fe basada en la contemplación espiritual.
Ahora bien, por lo que respecta a la categoría “Abierto”, el ganador fue Veselin Atanasov, fotógrafo de Bulgaria, que se ha definido su trabajo como paisajista para “National Geographic” y apuntando en no pocos casos a la tundra. Prefiere la vida natural, sus contrastes con siluetas humanas y el colorido resultante de luces con espejos de agua y filas de árboles.
Cabe destacar que los Sony World Photography Awards también consideran una categoría para los artistas “Jóvenes”, en la cual participan integrantes hasta los 19 años; en tal caso, Meghan Johnson se llevó la mención y, finalmente, Samuel Bolduc, la rama para “Estudiantes”.
La importancia del evento reside también en la cantidad de imágenes que son revisadas por el jurado, llegando a más de 320 mil fotografías, pertenecientes a artistas de 200 países, lo cual lo coloca entre los más destacados del planeta. Si bien no hubo representantes mexicanos galardonados, la calidad de los trabajos no deja de ser tomada en cuenta por la crítica.
Ello, gracias a que no es necesario tener una carrera profesional para ser considerado, al contrario, se abre el panorama desde jóvenes aficionados hasta personajes consumados en la industria. La capacidad de convocatoria es amplia y entre la selección de tomas se puede observar amplia cantidad de estilos, algunos de ellos evocan semblanzas al quehacer humanos, por ejemplo.
Inclusive, otras más terminan siendo homenajes a importantes representantes del ambiente, como Ferdinando Scianna, italiano que se encargó de dar presencia e imágenes a textos de Elias Canetti, Milan Kundera o Julio Cortázar, en lo referente a establecer conexiones entre el ser humano con la naturaleza y animales. En suma, los Sony World Photography Awards, son pieza elemental para para conocer el trabajo actual que se desarrolla en el ambiente, preciso observador de la preocupación social en lo que va del siglo XXI.
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