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El ‘mayday’ de Meade

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, publicada en El Financiero, indica que mayday es una de las palabras que menos se buscan en los diccionarios. Es una derivación del francés que significa “ayúdame”, que originalmente fue la radioseñal internacional utilizada por los barcos y aviones en situaciones de emergencia para solicitar auxilio. La señal se comenzó a emplear de manera común como palabra, recuerda Wikipedia, que representaba un peligro inminente, y donde muchas veces se estaba en riesgo de perder la vida. Mayday es lo que se aplica hoy a la campaña del oficialista José Antonio Meade, que necesita auxilio, no sólo para ver si existe alguna posibilidad de ser competitivo en la contienda por la presidencia, sino incluso para evitar, de mantenerse la tendencia en la mayoría de las encuestas, hundirse en el tercer lugar. Mantener la presidencia no es lo único en peligro. Está en riesgo obtener bancadas sólidas en el Senado y el Congreso, y evitar, en el colapso que se anuncia, el fin del PRI como hoy lo conocemos.

Existe una desconexión entre lo que se piensa en el equipo de Meade y lo que se cree en otros lados, incluso en Los Pinos, donde de acuerdo con personas que han escuchado al presidente Enrique Peña Nieto, está preocupado por el rumbo de la campaña. Dentro de la campaña, ha trascendido de sus cuartos de guerra, hay un problema de desorganización, con muchos generales y muchas voces que opinan y hacen, ante la ausencia de un liderazgo firme en la jefatura de campaña de Aurelio Nuño. El jefe de todos no es respetado por muchos. Su apoyo, el presidente del PRI, Enrique Ochoa, es un fusible quemado que ha desaparecido de la arena pública, empujado por la ignominia de la opinión pública y el desprecio de los priistas.

Una vez más, hay que reiterarlo, esta visión no es compartida por quienes están en la campaña. La falta de autocrítica, o el exceso de soberbia de algunos de los jefes de la campaña, absortos en el proceso endogámico de la toma de decisiones, les impide ver los ajustes que tendrían que hacerse de fondo. La solución, sin embargo, está a la vista, pero es altamente dolorosa, para el equipo y para el propio Peña Nieto: cambiar a los jefes de la campaña. Esta decisión no está en las manos de Meade, sino en las de Peña Nieto. ¿Estará dispuesto a cortar la pierna gangrenada antes de que se le pudra el resto del cuerpo?

No está en su ADN ese tipo de cambios y decisiones radicales, pero si él mismo admite en privado que las cosas no marchan bien, entre más tiempo tarde en tomar esa decisión, más doloroso será el naufragio. Mencionar la salida de Ochoa del PRI es hoy en día un pleonasmo. Agotado hace semanas como el gladiador priista, sus rendimientos decrecientes lo han hecho insulso en la arena pública, y un factor de desunión entre los priistas. Pero como en el caso de Nuño, la decisión final no la tiene Meade, sino el presidente.

Hipotéticamente hablando, la salida de las dos cabezas formales de la campaña, que traerían como secuela un ajuste total dentro de los equipos de trabajo y reorientación de los trabajos, la agenda, el mensaje y la comunicación social, no sería suficiente si no se ataca el problema de fondo que tiene partido al partido: la lista de candidatos y candidatas al Senado y la Cámara de Diputados. Las listas que se registraron ante el Instituto Nacional Electoral provocaron una hecatombe silenciosa dentro del partido, al figurar en los sitios donde seguramente alcanzarán escaños o curules, personas en el entorno de mayor cariño y cercanía del presidente, que les quiere garantizar una vida política transexenal, así como el acomodo de personas que son parte del equipo ganador de la candidatura. Al mismo tiempo, se lastimó al priismo en general, y a los sectores en particular. Con esas listas, es improbable que el PRI trabaje con toda su fuerza a favor de la victoria de Meade. Si la maquinaria electoral priista estaba dañada, con esto la paralizaron.

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Remontar o una decisión inédita

Joaquín López Dóriga en su columna En Privado, publicada en Milenio, señala que los debates no se ganan, solo se pierden. Florestán

Pasado mañana será el octavo debate presidencial organizado por la autoridad electoral en la historia democrática de México, siendo el referente obligado el de 1994, por ser el primero.

La expectación entonces, digo yo, equivalía, guardadas todas las proporciones, personajes, tiempos y antecedentes democráticos, a la que se vivió en la víspera del referente de todos los debates presidenciales televisados en la historia política del mundo, el de Richard Nixon-John F. Kennedy, el 26 de septiembre de 1960 que, por imagen, ganó el segundo: joven, bronceado, maquillado, descansado, cuando el primero, que había salido del hospital, se vio cansado, pálido, enfermizo, y sin afeitar, tras rechazar el maquillaje y la televisión era en blanco y negro.

En México, el referente de los debates, le decía, fue aquel del 12 de mayo de 1994, donde el panista Diego Fernández de Cevallos lo ganó dos veces a Ernesto Zedillo y a Cuauhtémoc Cárdenas en la mesa y en el estacionamiento con los reporteros. De los debates de 2000 solo se recuerda cuando Francisco Labastida le dijo a Vicente Fox que le había dicho mariquita y Labestida.

De 2006 quedó que Andrés Manuel López Obrador no asistió al primero, lo que tuvo su costo. De los de 2012 poco se recuerda.

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AMLO: ¡dictadura tardía!

Ricardo Alemán en su columna Itinerario Político, publicada en Milenio, indica que a lo largo de 59 años, los hermanos Fidel y Raúl Castro se mantuvieron en la cúpula de la sangrienta dictadura cubana.

La suya fue una dictadura unifamiliar que aniquiló a todos sus aliados y que, sin embargo, está lejos de haber concluido. ¿Por qué?

Porque la rueda del poder cubano colocó en la cúspide a un “pelele” de nombre Miguel Díaz-Canel, en tanto que el verdadero poder —el militar— sigue en manos de la prole de los Castro, quienes llevaron a Cuba a la tiranía, la miseria y el hambre.

En Venezuela, el dictador Hugo Chávez llegó al poder el 2 de febrero de 1999 y la muerte lo echó en 2013. Antes de morir, la revolución bolivariana y su dictadura fueron heredadas a Nicolás Maduro, quien llevó a la Venezuela de la abundancia petrolera a la peor tragedia humanitaria del continente. Millones han huido del terror, la miseria y el hambre, incluidos no pocos chavistas.

Cuando Fidel Castro llegó al poder en Cuba, hace casi seis décadas, a nombre del pueblo prometió libertades, democracia y elecciones libres. Todo lo hizo a nombre del pueblo, hasta llevar al pueblo cubano al sometimiento y la total antidemocracia de la que han huido millones.

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AMLO paga por adelantado avioneta

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, señala que sus adversarios podrán acusar al candidato presidencial de Morena, Andrés Manuel López Obrador, de muchas cosas, menos de ser mala paga. Nos hacen ver que la factura con la que Morena comprobó el gasto por el pago de la avioneta que el candidato utilizó para realizar varios traslados en su gira por Sonora está expedida 6 días antes de que realizara el vuelo. El recibo está fechado el 10 de abril y don Andrés y varios integrantes de su equipo de campaña viajaron en la aeronave el día 16 abril. Así que AMLO paga ahora y viaja después.

Margarita Zavala pasa la charola

La candidata independiente a la Presidencia Margarita Zavala renunció, como usted recordará, a los más de 7 millones de pesos de financiamiento público para su campaña y ahora organiza desayunos, comidas y cenas de recaudación para levantar fondos. Este jueves visitó las instalaciones la Concanaco-Servytur en la CDMX y, como quien no quiere la cosa, les hizo el comercial, y les dijo que aceptaba su cooperación con mucho gusto. Recordó que toda aportación irá acompañada de un recibo. Y no perdió oportunidad de darle su recargón al Instituto Nacional Electoral, INE, pues dijo que todo es transparente en su financiamiento, pero primero la autoridad electoral filtrará sus recibos, para que conozcan quiénes han aportado a su campaña, y después las publicará como está obligado a hacerlo.

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, indica que la visita a Chihuahua de Ricardo Anaya, aspirante presidencial de la coalición Por México al Frente, no solo sirvió para pedir el voto, sino para reconciliarse con su mentor Gustavo Madero, quien lo acusó de traidor por no apoyarlo para que encabezara la bancada panista en San Lázaro.

Las rencillas quedaron en el pasado luego de que ambos se elogiaran y fundieran en un abrazo, pero hubo más. En todos los eventos que encabezó el candidato siempre se mantuvo el anfitrión a su derecha. Ya empezó a pegar el llamado al voto útil, al menos dentro del PAN.

Que Andrés Manuel López Obrador se voló la barda con su gusto por el beisbol y en un mitin en Guasave ofreció el regreso de ese deporte al municipio, que desde hace cuatro años no tiene equipo luego de que la franquicia fuera vendida a lo que hoy son los Charros de Jalisco, esa novena en la que alguna vez jugara el gran Fernando Valenzuela cuando dejó las Grandes Ligas.

Ya hasta esas promesas fuera de sus eventuales facultades reparte el de Morena.

Que si bien es un hecho que José Antonio Meade impulsó la iniciativa para quitar el fuero al Presidente y a altos funcionarios, mediante los partidos que lo postulan, ayer rojos, azules, amarillos y morenos se adjudicaron al unísono la paternidad de la reforma.

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