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La campaña de Aurelio

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, publicada en El Financiero, indica que José Antonio Meade es el único candidato a la presidencia cuyo futuro está en manos que no son de él. El presidente Enrique Peña Nieto lo puso a trabajar de candidato y nada más. Le colocó un coordinador de campaña, Aurelio Nuño, con quien acuerda semanalmente en Los Pinos sobre la estrategia de la campaña sin tomar en cuenta al candidato. Le mandó a Alejandro Quintero para que le construyera la narrativa a través de los spots, y le impuso a Alejandra Lagunes para que manejara las redes sociales. Es decir, quienes colaboraron al cénit de Peña Nieto en 2012 y lo llevaron a su nadir en 2017, fueron implantados ahora como la sangre y la carne del candidato presidencial. A este paso y con esa lógica, Meade no tendrá ningún cénit y terminará irremediablemente en el nadir.

La campaña presidencial del candidato oficialista tose, pero quienes la dirigen no han diagnosticado que lo que tiene es una tuberculosis. Al contrario, lo estiran y tensan al meterlo en terrenos que no son los que él podría defender, sino aquellos que son las filias y fobias de Nuño. En las dos últimas semanas, Meade dejó de responder a las necesidades de la sociedad para defender las fijaciones de Nuño con la reforma educativa. La proyección freudiana del jefe de la campaña está desarrollando una estrategia como si fuera su propia campaña. Sin saberlo probablemente con precisión, la coordinadora de la campaña de Andrés Manuel López Obrador, Tatiana Clouthier, se lo dijo en la cara durante un debate en el programa Despierta, de Carlos Loret, la semana pasada: no superas no haber sido el candidato. Exacto.

Nuño impuso su agenda, anulando la de Meade. Cambió la retórica acusatoria contra Ricardo Anaya para reorientar sus baterías críticas contra López Obrador, entendiendo finalmente que para mejorar sus niveles de preferencia electoral se debe enfrentar a quien tiene puntos que perder, no a quien le falta grasa para repartir. Pero si el giro estuvo bien, el énfasis está mal. El mensaje y los spots se enfocaron a una campaña de miedo contra López Obrador, para quien, según las encuestas, hace un buen tiempo dejó de ser un factor que le produjera negativos. Lo que se ha visto en las mediciones es que resultó contraproducente para Meade, que siguió perdiendo puntos ante el morenista.

En la columna de este lunes se planteó como hipótesis de trabajo que la elección presidencial está más allá de la batalla contra López Obrador, y se inserta en la indignación contra el régimen. Casi una tercera parte de lo que ha sido hasta ahora el voto consolidado de López Obrador, está sumándose a él empujado por la molestia contra la corrupción y la impunidad que siente la mayoría de los mexicanos, según las encuestas, representa el gobierno que respalda a Meade. Nuño y el entorno que controla la campaña no parece compartir esta hipótesis, a decir de la forma como han establecido la estrategia. El miedo por encima de todo, no atajar la molestia, es la línea conducente que se aprecia en el desarrollo de la campaña, que se empató desde el sábado con otro de los fantasmas de Nuño: la disidencia magisterial y su oposición a la reforma educativa.

La violencia avalada y estimulada por López Obrador fue la primera crítica que hizo Meade tras el zafarrancho en un acto de campaña el sábado pasado en Puerto Escondido, Oaxaca. Una vez más, el miedo como hilo conductor de la crítica al candidato puntero. Por la voz de Meade se expresan las frustraciones de Nuño, que no se ha detenido a realizar una autocrítica sobre qué están haciendo y cómo lo están haciendo. El evento de Puerto Escondido es un botón de lo que pasa en la campaña. De acuerdo con el secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, la campaña de Meade fue alertada en la víspera sobre los planes de los maestros disidentes para sabotear el evento, exhibiendo la incompetencia de la campaña para hacer un control de daños preventivo. No tomaron previsiones en el equipo del candidato, cuyos seguidores escenificaron un zafarrancho con maestros y detonaron un debate mediático entre Meade y López Obrador.

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Lo que no quería López Obrador

Joaquín López Dóriga en su columna En Privado, publicada en Milenio, señala que no es que no entiendan, es que no les interesa entender. Florestán

Algo de lo que no quería Andrés Manuel López Obrador ha comenzado a ocurrir: una ruptura con el sector empresarial, como en 2006, aunque, como le contaba ayer, los hay que no se atreven a decir en voz alta lo que susurran.

El primero en fijar posición pública y rotunda fue Carlos Slim, al que por años se le ligó con el hoy candidato de Morena por su relación cuando fue jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal, 2000-2005, en recuperación del Centro Histórico de Ciudad de México, de lo que han corrido 15 años.

Y hoy, tres lustros después, chocan por el tema de la construcción del nuevo aeropuerto.

La posición que fijó Slim, aun cuando sea parte interesada en el tema, no dejó dudas. Habló de miedo: Me preocuparía y me daría miedo por lo demás que siga, porque si esto va a ser el criterio, yo creo que van a ser criterios equivocados de administración. Hay riesgo de que se equivoque tomando pocos factores en las decisiones.

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¿Será candidato ‘El Jaguar’?

Ricardo Alemán en su columna Itinerario Político, publicada en Milenio, indica que el 4 de julio de 2016 —con el título “Guerra mortal, antes de 2018”—, aquí dijimos que la “verdadera guerra a muerte” previa a la presidencial de 2018 no se dará en el Estado de México, como muchos suponían.

También explicamos que la verdadera batalla tampoco se produciría en la disputa por las candidaturas presidenciales de PRI, PAN y PRD, sino que “la madre de todas las batallas para 2018 se producirá en la renovación del Tribunal Electoral del Poder Judicial”.

Por eso, señalamos que “de los equilibrios que se consigan en el nuevo Tribunal Electoral dependerá la suerte legal de las elecciones de 2018… por eso el toma y daca entre la Corte y el Senado; entre los poderes Legislativo y Judicial”.

Hoy, casi dos años después, los hechos nos dan la razón. En medio de la escandalera general, de la crítica y de acusaciones sin fundamento en todos los frentes, el Tribunal Electoral subió a la boleta presidencial a Jaime Rodríguez Calderón, un tramposo de “siete suelas”.

¿Pero qué creen? Sí, el mismo Tribunal Federal podría incluir en la misma boleta “al rey de las trampas”, Armando Ríos Piter.

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Temen manoseo del Inai

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, señala que nos dicen que en el proceso en el Senado para elegir a dos nuevos comisionados en el Inai, en sustitución de Ximena Puente de la Mora, actual candidata del PRI a diputada federal, y Areli Cano Guadiana, se prendieron los focos rojos. Esto por la decisión de Edna Jaime, de México Evalúa, y Pedro Salazar, director del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, de dejar el jurado de la sociedad civil. Este retiro mete en problemas al proceso de selección, que tiene como fecha fatal el próximo 30 de abril. Nos hacen ver que la salida de estos miembros de la sociedad civil es leído como una nueva señal de desconfianza al proceso que desde ayer cuenta con una lista de 34 candidatos. Nos detallan que la decisión de doña Edna y don Pedro de salir del jurado es no legitimar un proceso en que podrían avalarse perfiles partidistas. Nos dicen que ya se ven venir a Lilia Ibarra, actual directora del Canal del Congreso, arropada por el PRI; a Gustavo Parra, por el PAN; y a Norma Julieta del Río o Javier Santiago Castillo por el PRD. Al parecer, los partidos siguen manoseando al Inai.

¿Fin de negociaciones del TLCAN en mayo?

A más tardar en mayo, nos comentan en el gobierno federal, ocurrirá la firma de un acuerdo con Estados Unidos y Canadá del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Suena descabellado, pero explican que los jaloneos con Donald Trump que orillaron al presidente Enrique Peña Nieto a plantar cara al estadounidense abonaron en el camino para lograr un acuerdo que en pleno periodo electoral le caería muy bien al propio gobierno y desde luego a su candidato presidencial. Habrá que sacar las palomitas para esperar de aquí a mayo si se hace realidad la versión que varios funcionarios ya dan por hecho y han comenzado a presumir.

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, indica que los principales actores de la política solo tienen un tema: AMLO.

José Antonio Meade dice que es “el más conocido” de América Latina, Ricardo Anaya señala que solo él lo puede vencer, Margarita Zavala asegura que no es invencible, El Bronco le reclama que ya se sienta presidente, Marcos plantea que el capital no lo dejará pasar y la cúpula empresarial lo llama “intolerante” y lo desinvita a una mesa ténica de análisis sobre el nuevo aeropuerto.

La cerecita de pastel: el vocero presidencial deja pasar la oportunidad de batear una pregunta y defiende la legalidad de la renta de una avioneta para el traslado de Andrés Manuel López Obrador. Todo en un día.

QueMikel Arriola entró al debate de candidatos a la Jefatura de Gobierno de Ciudad de México con un discurso incriminador contra Alejandra Barrales y Claudia Sheinbaum, hablando de bandas, narcotráfico y corrupción, pero en esa primera ronda ambas lo ignoraron y aprovecharon el momento para presentarse.

La perredista se tomó algún momento para llamar “fantasioso” al priista y mantuvo su perfil propositivo, pero la de Morena de plano soslayó al pelotari, “pues no entiende que vive en una ciudad progresista”. Ninguna atendió la demanda de Purificación Carpinteyro, de Nueva Alianza, de pedir perdón a los capitalinos, y acaso protagonizaron alguna escaramuza entre ellas por el colegio Rébsamen, medioambiente y seguridad.

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