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¡A por Andrés!

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, publicada en El Financiero, indica que la ofensiva contra Andrés Manuel López Obrador comenzó el martes por la tarde en el portal de Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, al publicarse un manifiesto firmado por 22 organizaciones empresariales, activistas y abiertamente militantes, que establecían que “mucho de lo que ha cambiado en México fue primero exigencia y propuesta de la sociedad civil”. No fue una iniciativa que saliera de la nada, sino resultado directo de una declaración del puntero en las preferencias electorales, quien expresó escepticismo ante ese tipo de organizaciones. “Le tengo mucha desconfianza a todo lo que llaman sociedad civil o iniciativas independientes”, dijo López Obrador en una entrevista colectiva en Milenio Televisión, en marzo. “Es un parapeto en el mejor de los casos, supuestamente promovido por la sociedad civil, independiente”.

La siguiente fase fue el jueves, con la publicación de un desplegado en algunos periódicos de la Ciudad de México –se desconoce si en el resto del país también se difundió en ese formato–, donde reprodujeron el manifiesto que enumera 10 exigencias ciudadanas que, afirman quienes se responsabilizaron de él, se convirtieron después en reformas de segunda generación o dieron pie a políticas públicas. “México ha cambiado mucho durante las últimas décadas”, dice el manifiesto. “Esta profunda transformación no podría explicarse sin el trabajo e incidencia de una red de organizaciones ciudadanas con una agenda tan diversa como los propios problemas nacionales.

“Desconfiar de la sociedad civil, equivale a despreciar la voluntad e iniciativa de mujeres y hombres que no se quedan pasivos ante la injusticia, la opacidad, el mal gobierno o la desigualdad. Suponer que sólo la autoridad del presidente o del gobierno, sin la participación de los ciudadanos, puede encarar problemas como la inseguridad y la corrupción, es una peligrosa ingenuidad que sólo agravará la crisis actual. Más que suspicacia y recelo, el trabajo de la sociedad civil debería ser considerado como una aportación para diagnosticar y resolver los problemas colectivos”, agrega.

El manifiesto fue firmado por cúpulas empresariales, como el Consejo Coordinador Empresarial y la Coparmex; por organismos financiados por el sector privado, como el Instituto Mexicano de la Competitividad, y por ONG como México Unido contra la Delincuencia, Causa en Común, México Evalúa y México SOS. En el texto no marcan a destinatario alguno, pero no era necesario, dado que sólo López Obrador ha expresado sus sospechas sobre la agenda de la sociedad civil. Pero, para que no hubiera duda, los dirigentes empresariales le pusieron nombre y apellido al destinatario rápidamente.

Juan Pablo Castañón, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, afirmó: “No podemos tener un México moderno sólo con caudillismo. Tenemos que tener un México de instituciones, (donde) ejerzan de cara a la propia sociedad, para garantizar una convivencia pacífica y una convivencia democrática en orden”. Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex, subrayó: “No podemos concebir un gobierno moderno sin respeto a la participación civil. Tenemos que dejar bien claro a todos los partidos y candidatos que deben incentivar la participación de la sociedad”. Los dos procuraron dejar claro que el manifiesto iba dirigido a todos los candidatos, pero, por eliminación de posiciones, sólo a López Obrador le quedaba el saco. Dos de los abajofirmantes han entrado en conflicto con el candidato presidencial. Castañón ha sido muy crítico de su modelo económico, mientras que López Obrador considera a Claudio X. González como uno de sus principales enemigos para ganar la presidencia. Hay dos González. Uno, González Guajardo, es presidente de Mexicanos Contra la Corrupción; el otro, González Laporte, su padre, miembro del poderoso Consejo de Negocios y que tiene una estrecha relación, de décadas, con el expresidente Carlos Salinas. En este caso, el candidato no ha dicho a quién se refiere, o si es a los dos por igual.

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Huachicol’, impunidad de principio a fin

Joaquín López Dóriga en su columna En Privado, publicada en Milenio, señala que ¡Ah, la certidumbre!, esa gran ausente. Florestán

El robo de combustible a los ductos de Pemex, que el año pasado costó 30 mil millones de pesos a la empresa, tiene un principio y fin en la impunidad y por eso el auge.

De acuerdo con datos del mismo Pemex, de 213 tomas clandestinas registradas en 2006, subieron a 10 mil 363 en 2017 y de los 7 mil millones de pérdidas por el robo en 2012 pasó a 30 mil millones en 2017.

El miércoles, al hablar sobre esto con el director de Pemex, Carlos Treviño, se refirió a la impunidad como motor de este delito.

Reveló que en los últimos 15 meses han detenido infraganti a 2 mil huachicoleros, como se les conoce, de los cuales se inició proceso a mil 500, de los que están en la cárcel solo 58. Es decir, 97 por ciento de impunidad.

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¡Un pillo y un tramposo manchan la boleta!

Ricardo Alemán en su columna Itinerario Político, publicada en Milenio, indica que no sabemos si por pudor, por vergüenza, por omisión o, de plano, por complicidad, pocos críticos del proceso electoral han reparado en que la boleta presidencial está manchada.

¿Manchada?

Sí, la han manchado un pillo y un tramposo; Jaime Rodríguez Calderón, candidato independiente y gobernador de Nuevo León con licencia, además de Ricardo Anaya, candidato del Frente PAN, PRD y MC, señalado por lavado de dinero, considerado delito grave.

Lo simpático del tema es que buena parte de los “intelectuales”, críticos y opinantes que hoy defienden “a capa y espada” a Ricardo Anaya —y que gestaron su proyecto— son los mismos inventores de la “botarga” electoral motejada como El Bronco, quien ganó el gobierno de Nuevo León con el cuento del “independiente limpio, puro y preclaro”.

En pocas palabras, muchos callan sobre la boleta presidencial manchada porque son parte de los inventos electorales mencionados —dizque lejanos de la corrupción endémica del viejo PRI—, a pesar de que en la práctica El Bronco y Anaya resultaron peor de tramposos y corruptos que el PRI al que pretenden sustituir.

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Tache al equipo de Margarita

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, señala que aquí le comentamos que la UNAM había convocado a foros para analizar las plataformas de los partidos políticos rumbo a las elecciones presidenciales del primero de julio. Bueno, pues nos cuentan que los equipos de las coaliciones enviaron a la “caballería pesada” y a renombrados especialistas, pero que la aspirante independiente Margarita Zavala mandó a representantes que no pintaron en el debate. Del lado de Andrés Manuel López Obrador estuvieron personajes como Héctor Vasconcelos, Alfonso Durazo y Olga Sánchez Cordero. José Antonio Meade envió a Vanessa Rubio, de su más entera confianza. Y Ricardo Anaya tuvo a Salomón Chertorivski para hablar de pobreza, a Alejandro Chanona y a Jesús Ortega, cada quien con su especialidad. En cambio, nos dicen, doña Margarita envió a Demián Sánchez a todas las mesas realizadas el martes y el miércoles. Tache para su equipo.

Balde de agua fría al Senado

Nada, nadita bien cayó en el Senado, bajo la batuta del panista Ernesto Cordero, la decisión de la Cámara de Diputados de realizar sesiones plenarias tres días a la semana en la última quincena que le queda de vida al periodo ordinario. Nos explican que la situación en la Cámara de Senadores es de marasmo: las comisiones legislativas son un desierto, no hay dictámenes en el pleno, los legisladores no se aparecen en sus escaños y difícilmente se alcanza quorum. Nos comentan que habrá que esperar a ver si los coordinadores parlamentarios ponen a funcionar la máquina de consensos o siguen con sesiones en las que gastan el tiempo en la presentación de iniciativas que van directas a la congeladora, porque nadie las va a estudiar. Ellos ya se van…

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, indica que si alguien tenía dudas sobre la mala relación entre Miguel Ángel Mancera y Marcelo Ebrard, después del escándalo y el rompimiento por las fallas de la Línea 12 del Metro, las disipó ayer en el restaurante de un hotel en Tepic, donde ambos ex jefes de Gobierno coincidieron, pero no se saludaron, pese a estar a unos cuantos metros de distancia.

Al preguntarle si no saludaría a Mancera, el hoy coordinador territorial de Andrés Manuel López Obrador dijo: “¿Para qué? Además, ya es panista o no sé qué es”.

Que la agencia Moody’s mejoró la perspectiva de México al pasarla de negativa a estable y palomeó así la política económica aplicada en el difícil periodo 2017 y lo que va de 2018, que pasa también por el saneamiento de Pemex, con las gestiones de JoséAntonio González Anaya, hoy titular de Hacienda, y Carlos Treviño Medina.

De las principales calificadoras del mundo, solo Moody’s tenía a la deuda mexicana en el rango negativo, por lo que su revisión al alza se suma a las de Standard & Poor’s y Fitch Ratings, resultados que muchos atribuyen en días de campaña a la gestión de José Antonio Meade al frente de la SHCP.

QueMargarita Zavala no solo ha sumado a su campaña los apoyos del ex gobernador jalisciense Alberto Cárdenas, aquel que cerró filas con Felipe Calderón cuando disputaba la candidatura presidencial panista con Santiago Creel en 2005, sino también los de José Ángel Córdova, ex secretario de Salud.

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