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El renovado conservadurismo

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, publicada en El Financiero, indica que ante la vista de todos, pero con la pasividad de muchos, México está atravesando por una contrarreforma conservadora. En seis meses, la Cámara de Diputados y el Senado aprobaron una reforma a la Ley General de Salud que permite a médicos y enfermeras negarse a participar en prácticas contrarias a su ética –léase el aborto, como la práctica madre detrás de las discusiones– aplicando una “objeción de conciencia”. Esto se define como “la razón o argumento de carácter ético o religioso que una persona aduce para incumplir u oponerse a disposiciones oficiales”, lo cual confronta la legitimidad en la toma de decisiones personales, y lo improcedente y ominoso cuando incide y modifica una política pública. Qué tipo de consideraciones llevaron a la aprobación de la contrarreforma, no terminan de aclararse todavía, pero el debate y la secuela de aquellas deliberaciones en el contexto actual sí permiten argumentar que la clase política, que mayoritea parlamentariamente, está empapada en la hipocresía.

En un país como México, cada quien es libre de profesar cualquier religión o no, de creer en el dios que quiera o no, de escoger su culto y rendirle respeto, y quienes no compartan esas creencias, actuar con respeto y tolerancia en esos temas que siempre, sin embargo, deben habitar el ámbito de la vida privada. México es un Estado laico que a lo largo de décadas ha ido construyendo un edificio institucional que alberga a todos, a los creyentes de cualquier religión o secta, o a los agnósticos y ateos, donde una religión no sea normativa de la vida de todos –de manera consensuada o impositiva– pero, al mismo tiempo, donde las leyes no discriminen ni sean sectarias en su aplicación por una inducción o falla de su diseño. La reforma a la Ley General de Salud, mediante la adición al artículo 10 Bis, atenta contra la esencia laica de la nación al dejar vulnerable a un sector de la sociedad que podrá ser afectada por esta legislación.

La iniciativa fue presentada por la diputada Norma Martínez Guzmán, del Partido Encuentro Social, que tiene como su principal base electoral a los cristianos. La aprobación en la Cámara de Diputados fue abrumadora: 313 votos a favor del PRI, Partido Verde, PAN y Encuentro Social, 105 en contra y 26 abstenciones. A mediados de marzo, la minuta fue aprobada en el Senado con 53 votos a favor del PRI, PAN y Verde, 15 en contra y una abstención. Abrumadoramente, los representantes del pueblo y la federación, que es lo que teóricamente son los legisladores, votaron por una agenda no nacional, sino de las fuerzas conservadoras que han ido ganando terreno en la vida pública mexicana.

En el momento en que se comenzó a cabildear la iniciativa, Encuentro Social estaba en pláticas para una alianza electoral con el PRI, que fue una de las explicaciones que dieron los analistas en su momento por las que le diera su apoyo. Ese partido se coaligó finalmente con Morena, en plenitud para cuando pasó la minuta al Senado. Los apoyos y rechazos no cambiaron: el PRI votó todo el tiempo con Encuentro Social y el PAN, mientras que Morena, PRD, Movimiento Ciudadano y Nueva Alianza lo hicieron en contra. Es decir, las líneas por donde corrió la contrarreforma no obedecieron a componendas políticas, sino al sedimento conservador que se está asentando de manera religiosa y por encima de los aspectos programáticos que tendrían que ser los que definieran las políticas públicas.

La adición al artículo 10 Bis señala que el “personal médico y de enfermería que forme parte del Sistema Nacional de Salud, podrán ejercer la objeción de conciencia y excusarse de participar en la prestación de servicios que establece esta ley”, con lo cual se contraviene, también, el juramento hipocrático de la Convención de Ginebra, que señala: “La salud y la vida del enfermo serán las primeras de mis preocupaciones… No permitiré que entre mi deber y mi enfermo vengan a interponerse consideraciones de religión, nacionalidad, raza, partido o clase… Hago estas promesas solemnemente, libremente, por mi honor”.

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Una respuesta digna, con riesgos, pero digna

Joaquín López Dóriga en su columna En Privado, publicada en Milenio, señala que solo hay algo peor que una película apocalíptica, una postapocalíptica. Florestán

Ayer le apuntaba en este espacio que ante la última ofensiva de Donald Trump, la de militarizar la frontera y la intolerable argumentación para hacerlo, al gobierno de México no le quedaba más que fijar una posición digna y tajante que solo podía estar a cargo del Presidente de la República.

Por hoy, le decía, me quedo con el pronunciamiento que en forma unánime hizo el Senado condenando trato, dichos y acciones de Trump contra México, rechazando la militarización de la frontera, que calificó como un agravio más.

Si el presidente Peña Nieto necesita otro argumento para fijar posición, además de la militarización de la frontera, ahí tiene el pronunciamiento del Senado.

Y ayer, el presidente Peña Nieto, que había dicho la víspera que la posición la fijaría la cancillería, sorprendió con un mensaje que no había dado, dirigido a los mexicanos pero directamente al presidente de Estados Unidos cuando le dijo:

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¡Gracias, Andrés Manuel!

Ricardo Alemán en su columna Itinerario Político, publicada en Milenio, indica que gracias Andrés Manuel López Obrador, porque a la par del avance de la campaña presidencial, todos los días nos regala usted un puñado de “perlas” que le confirman a muchos mexicanos por quién no deben votar y por quién sí.

Gracias, porque cuando hace unos días su mano derecha, la señora Yeidckol Polevnsky, pretendió engañar a los ciudadanos con la fotografía de un inexistente mitin en Monterrey —inexistente porque el de la gráfica no correspondía a la pírrica convocatoria del acto que sí se llevó a cabo—, usted y los suyos confirmaron que su partido tiene en el engaño y la mentira su mejor propuesta de gobierno.

Gracias, porque cuando usted regañó a simpatizantes de Morena en un acto en Coahuila y Durango —que reclamaban la imposición de ex priistas corruptos convertidos en abanderados de Morena—, usted mismo ratificó que la honestidad, la honorabilidad y las buenas costumbres no son requisitos para pertenecer a Morena. Morena es un “nido de ratas”, le dijeron en pancartas.

Gracias, porque apenas en días pasados de su boca ratificó el odio y la desconfianza que usted tiene por la sociedad civil, la misma sociedad que durante su gobierno en el DF organizó la más grande y más numerosa movilización social que recuerde la historia mexicana; marcha contra el peor gobierno que ha tenido la capital del país; el gobierno que usted encabezó.

Gracias, porque al hacer memoria de la violencia callejera, del secuestro, la extorsión y la deficiente aplicación de la justicia durante su gestión como jefe de Gobierno del DF, muchos capitalinos recuerdan que una cosa es prometer —como usted hoy promete—, y otra cosa muy distinta es cumplir. Lo simpático es que aquello que usted promete hoy para todo el país no fue capaz de cumplirlo en el DF.

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Doctor Abel Cruz reparte libros en San Lázaro

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, señala que el salón de sesiones de la Cámara de Diputados se llenó de sabiduría herbolaria, patrocinada por el diputado de Encuentro Social Abel Cruz. El famoso doctor, quien hace unas semanas se incorporó como suplente al recinto legislativo, repartió en las curules de sus compañeros algunos libros escritos por él mismo, sobre distintos males físicos que aquejan al ser humano. Nos cuentan que incluso los cubículos de la sala de prensa tuvieron para cada reportero de la fuente su ejemplar gratuito. ¿Será que don Abel tenga algún té o planta que ayude a algunos de sus colegas a recuperar la energía y la vitalidad?

Meade, de criticado a crítico

Muy contentos estaban ayer en el equipo de campaña del candidato presidencial José Antonio Meade. Nos dicen que las semanas de “aguantar vara” a los críticos del abanderado priísta por no haber presentado su declaración 3de3 (que incluye la declaración patrimonial, fiscal y de conflicto de interés) valieron la pena, pues con la presentación ayer de la declaración 7de7 por parte de don José Antonio, dejó la vara alta para los otros candidatos. Nos dicen que académicos y expertos en transparencia manifestaron su reconocimiento a la acción emprendida por Meade. Ahora, consideran los cercanos al candidato, llegó la hora de que los que deberán “aguantar vara”, sean quienes sólo tienen su 3de3, y no quieran, o no puedan, cubrir los siete rubros presentados por el candidato de la coalición Todos por México.

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, indica que a pocos pasó desapercibido el intercambio de guiños entre el presidente Enrique Peña Nieto y los cuatro aspirantes a sucederlo con motivo de la respuesta al jefe de la Casa Blanca por sus ataques constantes y el envío de la Guardia Nacional a la frontera.

Sorprendió que el mandatario citara por su nombre a los candidatos, pero más que Andrés Manuel López Obrador saludara el discurso presidencial, mientras que Ricardo Anaya, si bien lo considero insuficiente, dijera que es correcto.

El efectoTrump.

Que aunque públicamente Andrés Manuel López Obrador rechace el resguardo del gobierno federal durante su campaña, lo cierto es que tanto el tabasqueño como su primer círculo reconocen el peligro que existe en ciertos tramos carreteros del país.

Tan es así que ayer no pudieron ocultar que se sintieron más tranquilos cuando un grupo de la Policía Federal, que encabeza Manelich Castilla, acompañó por momentos los trayectos de Nuevo Laredo a Reynosa y después a Matamoros, zonas calientes-calientes.

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