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Estas son algunas de las reacciones en Twitter en el día uno después del cambio:

 

Pero ¿Realmente nos afecta el horario de verano?

El horario de verano lo han adoptado casi 70 países en todo el mundo, afectando aproximadamente a 1.6 mil millones de personas. Se cree que el hecho de adelantar una hora nuestro reloj puede alterar nuestro ciclo de sueño-vigilia. Incluso, se ha reportado que el ajuste de nuestro reloj biológico al reloj solar y social puede llevar a ciertas circunstancias que afectan la salud física y mental, como el jet lag, disminución en nuestra agudeza mental, trastornos del sueño, incremento del riesgo de padecer ciertas enfermedades; etc. Efectos que no ocurren o no se han reportado cuando retrasamos nuestro reloj.

Esto es debido a que los seres vivos tenemos una organización temporal de los procesos fisiológicos, bioquímicos y morfológicos, denominada ritmos biológicos; los cuales pueden ser circadianos, cuando se dan en periodos de 24 h, infradianos y ultradianos cuando ocurren en periodos menores o mayores de 24 h, respectivamente. Esta periodicidad está regulada por estructuras cerebrales que en conjunto con ciertas sustancias químicas funcionan como los engranes de un reloj. El núcleo supraquiasmático constituye el centro del sistema circadiano en el cerebro de los mamíferos, su actividad depende se la presencia o ausencia de luz. Su actividad, a su vez, modula la liberación de una hormona llamada melatonina que es liberada por la glándula pineal. Es en la oscuridad cuando esta hormona se libera y sigue un ritmo circadiano, y es la melatonina la que regula y sincroniza el resto de ritmos, como el de las hormonas de estrés o las reproductoras (estrógeno, testosterona), así como el ciclo de sueño/vigilia. La descripción de este reloj biológico llevó a los investigadores Jeffrey Hall, Michael Rosbash y Michael Young a ganar el premio Nobel de Medicina en el 2017.

 

No a todos nos afecta porque existe el conotipo

Algunos investigadores han propuesto que cada individuo tiene su propio cronotipo, entendamos cronotipo como las variaciones de los ritmos circadianos endógenos (es decir se generan por el organismo y no dependen del ambiente que lo rodea). Es así como pueden clasificarse los individuos en diurnos, nocturnos y aquellos que se encuentran en algún punto intermedio (que somos la mayoría). ¿Y cómo es cada individuo tiene su propio cronotipo? Pues es que cada uno de nosotros tiene su propio código genético y el que seas diurno o nocturno depende eso, de los genes. De hecho, uno de los genes se llama Clock (reloj en inglés) y las variaciones (polimorfismo) que pueda tener este gen determinará el cronotipo, pero aún existen discrepancias respecto a esto. Se cree que aquellas personas con cronotipos extremos son los más susceptibles al cambio de horario.

 

¿Cuánto tiempo tardamos en adaptarnos al nuevo horario?

En realidad, se cree que los primeros días podrían ser los más difíciles, pues debido a este cambio abrupto del ciclo sueño-vigilia las personas podrían incrementar su estado de estrés, llevando a las personas a padecer enfermedades gastrointestinales como gastritis y colitis o incluso alteraciones cardiacas como infartos al miocardio. Así lo ha demostrado un estudio en una población de Michigan donde se comparó el promedio de casos de infartos en la semana posterior al cambio de horario contra las semanas previas, encontrando que si bien hay un incremento de casos para el lunes inmediato al cambio éste tiende a descender con el paso de los días. Por lo tanto, puede que nos afecte tanto como imaginamos.

 

Respecto al tiempo de adaptación, diversas investigaciones sugieren que toma hasta siete días ajustar nuestra hora de despertar después del cambio, sin embargo, las horas de sueño podrían no ajustarse completamente, trayendo consigo somnolencia a lo largo del día, problemas emocionales como los cambios de humor, incrementa el riesgo de que ocurran accidentes, además de la persistencia de las enfermedades mencionadas previamente. Con respecto a la somnolencia, esta se presenta principalmente en adolescentes, probablemente porque la actividad hormonal es distinta a lo largo de la vida. Incluso, debido a esto en algunos países han propuesto que en la semana posterior al cambio de horario no se realicen exámenes o trabajos delicados ya que las personas podrían no tener un buen rendimiento.

Por otra parte, ocurre algo paradójico, pues el hecho de que tengamos una hora extra de luz solar supondría que podamos realizar un mayor número de actividades al aire libre. No obstante, la población adulta no se beneficia de esta esta hora extra, principalmente porque debe cumplir con ciertos horarios sociales ya establecidos, como el trabajo, que son independientes de la presencia o ausencia de luz. Un panorama distinto se observa en los niños, quienes incrementan su actividad física a lo largo del día después del cambio de horario y considerando que la actividad física es necesaria para la salud física y mental, quizás no sea tan malo el cambio el cambio, siempre y cuando el organismo se adapte adecuadamente.

Lejos de los supuestos ‘beneficios’ económicos que trae consigo el cambio de horario deberíamos considerar también los efectos sobre la salud. Tomando en cuenta esto, sería mejor que nos preparemos mental y físicamente para el próximo cambio, modificando poco a poco nuestros hábitos con el fin de tener una correcta higiene del sueño y que no nos sorprenda el horario de verano, seamos adultos, adolescentes o niños, diurnos o nocturnos.

Evelina Torres García (@eve_tege)

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Licenciada en Biomedicina por la BUAP. Maestra en Ciencias con especialidad en Neurobiología por la UNAM. Candidata a Doctora en Ciencias Biomédicas. Futura usuaria de la Estadística (UV) y divulgadora...