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Se enfilan para Morena, maestros excluidos o marginados del Panal

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que aunque los secretarios seccionales del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y el presidente estatal del Partido Nueva Alianza (Panal) le echan la culpa a su dirigente nacional, Luis Castro Obregón, de las sustituciones de última hora de candidatos, lo cierto es que esos cambios no se decidieron en la Ciudad de México, sino en el verdadero cuartel de campaña de Martha Erika Alonso Hidalgo.

Sí, me refiero a la residencia del ex gobernador Rafael Moreno Valle en el fraccionamiento Las Fuentes, al que acudieron con regularidad en las últimas dos semanas Jorge Luis Barrera de la Rosa, ex secretario general de la Sección 51 e integrante de la Secretaría de Organización del SNTE, así como Emilio Salgado Néstor, ex secretario general de la Sección 23 y presidente estatal del Panal, a pesar de no ser —al menos formalmente— parte de la coalición Por Puebla al Frente.

Digo formalmente porque de facto lo son, aunque a nivel nacional Nueva Alianza sea aliado del PRI y de su abanderado presidencial José Antonio Meade Kuribreña.

Fue en el búnker de Las Fuentes donde se decidió de última hora que los profesores Cirilo Salas Hernández no fuera candidato a la gubernatura, ni Felipe Neri Morán Álvarez, candidato a la presidencia municipal de Puebla, y también donde se determinó reemplazar a varios candidatos a presidentes municipales y diputados al Congreso del estado que habían sido electos en asambleas magisteriales con la participación de secretarios generales delegacionales del SNTE de distintas regiones del estado.

Entre ellos José Luis Flores Bermejo en Izúcar de Matamoros; Valente Cruz Ortega, en Libres; Beatriz Yesenia Soberanes, en Cohuecan; Javier Romero González, en Ixcaquixtla; y Rubén García Hernández, en la región de Tehuacán.

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La verdad del empate técnico en Puebla

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, se{ala que aunque los morenovallistas se han empeñado en presumir un empate técnico en donde a veces el ganador es Luis Miguel Barbosa y otras veces Martha Erika Alonso, la verdad es que esas cifras son una cortina de humo para no reconocer el efecto López Obrador.

Más allá de recordar que en las dos elecciones federales pasadas, Andrés Manuel se alzó con la victoria en Puebla, debemos tener en cuenta el contexto en el cual se realizarán las elecciones del próximo domingo 1 de julio.

En una sola votación los poblanos elegirán al presidente de la República, a los senadores, diputados federales, gobernador, diputados locales y presidentes municipales, amén de alguna consulta pública que se sume.

En ese contexto debemos entender que la diferencia entre López Obrador y Ricardo Anaya, por más de 16 puntos porcentuales, así como los 20 puntos que le lleva de ventaja el líder de Morena a Pepé Meade, es un factor que no se debe despreciar y que los morenovallistas ya intentan apagar.

La clave es el factor AMLO en Puebla, donde la imagen del candidato es lo suficientemente fuerte para lograr un arrastre e incluso lograr lo que se conoce como el carro completo; pese a la imagen que desea construir el morenovallismo en el imaginario colectivo, la realidad es que los puntos de diferencia que le lleva El Peje al joven maravilla son más que suficientes para romper y por mucho el “empate técnico” entre Miguel Barbosa y Martha Erika Alonso.

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Buscan frenar el voto de castigo contra el PAN por el tema del agua potable

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, señala que la misma estrategia que se utilizó en 2016 se va volver a emplear para buscar quitarle al PAN y sus candidatos –encabezados por Martha Erika Alonso– mucho del peso de los yerros, los negativos, del gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas. Por eso otra vez se buscará aligerar los abusos sistemáticos que comete la empresa Agua de Puebla para Todos, que ha encarecido brutalmente el acceso al sistema de agua potable y lo maneja con muchos excesos en detrimento de la población de todos los estratos sociales.

Entre la población adulta de los principales municipios del estado cuando se le pregunta qué fue lo más negativo del gobierno de Moreno Valle, siete de cada 10 ciudadanos responde: haber vendido el agua potable a una empresa privada. Ese lastre abarca incluso en localidades en donde la distribución del liquido sigue siendo un servicio público municipal.

El tema del agua es una losa muy pesada para el PAN y en particular para Martha Erika Alonso, la candidata a la gubernatura, pues un sector muy importante del electorado asocia que los abusivos aumentos a las tarifas del servicio de agua, que van de 40 a 600 por ciento, son responsabilidad directa del esposo de la abanderada del blanquiazul.

Queda claro que el morenovallismo no va a sacrificar la millonaria concesión del agua potable que está planteada para durar 60 años y tiene como principal beneficiario al empresario Juan Diego Gutiérrez Cortina, quien es parte de los constructores beneficiados por el gobierno de Carlos Salinas de Gortari y que en las tres últimas décadas se han adueñado de mucha de la infraestructura pública del país.

Lo que se va a hacer es despresurizar el tema del agua para que, en un mes y una semana, cuando inicien las campañas electorales a la gubernatura no sea motivo de tanto enojo del electorado, por lo menos hasta el día de la votación.

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Este es el momento exacto en el que se jodió Puebla

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada en Diario Cambio, indica que los mudos del gabinete de seguridad del gobierno estatal por fin han hablado. Diódoro Carrasco, Jesús Morales Rodríguez, titulares de SGG y SPP, respectivamente, sólo confirmaron lo que ya se temía: un acuerdo cupular del morenovallismo ha abierto paso a convalidar la candidatura de Alejandro Martínez Fuentes, el hermano del capo ‘El Toñín’, quien podrá contender y posiblemente ganar la alcaldía de Quecholac pese al evidente riesgo de estado que significa la infiltración del crimen organizado del huachicol en las instituciones.

Hoy, tras meses de persecución y cacería, ya nadie se acuerda quién es aquel que nos vendieron como el gran capo que azotaba la región del Triángulo Rojo, Antonio Martínez Fuentes, junto al ‘Bukanas’ y al ‘Kalimba’.

Nadie sabe, nadie supo, y parece ya no interesarles si hubo un ‘Toñín’ malo que luego se volvió bueno, pero en realidad estaba encerrado desde 2015 en Tecamachalco, pero en realidad la Marina pensó que lo había capturado en el operativo en el que realmente cayó Othón Muñoz ‘El Cachetes’ a quien nos vendieron como un gran capo, pero en realidad resultó un ‘Don Nadie’ que fue liberado y sólo enfrenta un proceso por arma prohibida.

La guerra contra el huachicol es una comedia. No importa cuántos litros se decomisen a la semana, cuántos operativos se realicen y si mandan más o menos soldados para reforzar a los cuerpos estatales.

Es una comedia porque, con tal de alcanzar triunfos electorales, el morenovallismo ha pactado con criminales. La historia los juzgará.

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Perfil Socioeconómico de los Nuevos Adictos al Peje

Mario Alberto Mejía en su columna La Quinta Columna , publicada en 24 Horas Puebla, señala que Si todas las conspiraciones que se fraguan se llevaran a cabo no habría político vivo.

Ante la elección más despiadada del México reciente, los grupos de interés apuestan como si estuvieran en los gallos.

La actitud es la misma:

Se levantan de los asientos, acarician las carteras, tragan saliva, escupen, manotean, evaden al fisco, se tocan los genitales, susurran, dicen “chingue su madre”, y gritan “¡voy giro, voy giro!”.

Luego, al primer mensaje del SAT, se levantan de los asientos, acarician las carteras, tragan saliva, escupen, manotean, se tocan los genitales, susurran, dicen “chingue su madre” y gritan “¡voy rojo, voy rojo!”.

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