Luego de que el jefe de comunicaciones del Vaticano, monseñor Dario Vigano, fue acusado de manipular una carta del Papa Benedicto XVI presentó su renuncia. Foto: Especial
Luego de que el jefe de comunicaciones del Vaticano, monseñor Dario Vigano, fue acusado de manipular una carta del Papa Benedicto XVI presentó su renuncia. Foto: Especial
Luego de que el jefe de comunicaciones del Vaticano, monseñor Dario Vigano, fue acusado de manipular una carta del Papa Benedicto XVI presentó su renuncia. Foto: Especial

Luego de que el jefe del departamento de comunicaciones del Vaticano, monseñor Dario Vigano, fuera acusado de  difuminar parte de una fotografía en una carta del Papa emérito Benedicto XVI y citarla selectivamente, presentó su renuncia.

La Santa Sede, tras una breve declaración, señaló que el papa Francisco había “aceptado” la renuncia de Vigano; sin embargo, una fuente mencionó que el cardenal había recibido la orden de retirarse, lo que significa que fue despedido.

La tarde del pasado 12 de marzo,  Vigano leyó públicamente una carta del Papa Benedicto XVI durante la presentación –en la sede de la Radio Vaticana- de una colección de 11 libros intitulada “La teología del Papa Francisco”.

En el texto se podía leer que Benedicto celebraba la iniciativa editorial porque – escribió – buscaba “oponerse y reaccionar” al “necio prejuicio”.

Sin embargo, el comunicado oficial, firmado por la Secretaría de Comunicación, no incluyó el texto integral de Benedicto, por lo contrario, recortó los dos últimos párrafos en los cuales Joseph Ratzinger declinaba abiertamente escribir un comentario sobre los libros y hacía comentarios críticos.

Tras dichas incongruencias, la Santa Sede difundió una fotografía “artística” de la carta dónde se mostraba completa una de las hojas, pero la segunda aparecía extrañamente oculta bajo los libros de la colección, dejando ver sólo la firma del Papa emérito y, además, dos líneas no se podían leer porque habían sido difuminadas de manera artificial.

Días después, la prensa descubrió la existencia de párrafos omitidos y tras una intensa presión, el Vaticano publicó la versión integral de la carta el sábado 17 de marzo.

Por su parte, Viganó reconoció que se dejaron de lado “algunas anotaciones”, pero sostuvo que no hubo “intento alguno de censura”.

Lo hecho por la secretaria de comunicación del Vaticano no sólo representó un recorte a los dichos de Joseph Ratzinger, sino que sirvió para presentar públicamente la idea de un espaldarazo abierto del Papa emérito a su sucesor.

Editado por Dario Navarro