columna-invitada

Por Eleusis Córdova Morán , dirigente de Antorcha en el Seccional Izúcar de Matamoros

No me asombra ni me causa espanto, aunque sí una profunda repugnancia, la intensa y criminal campaña mediática que, con motivo del asesinato del ciudadano Aarón Varela, en Santa Clara Ocoyucan, se ha desatado en contra de la organización Antorcha Campesina.

En primer lugar, no me causa asombro ni espanto, porque conozco la escuelita de algunos de los periodistas poblanos que han aprendido a usar la pluma y el espacio periodístico para obtener canonjías a cambio de enlodar prestigios o vidas ajenas; era de esperarse, por tanto, que aprovecharan este suceso para reiniciar su campaña liquidacionista La Jornada de Oriente y Diario Cambio, campaña que dura ya bastante tiempo, en contra de Antorcha Campesina, para obtener prebendas económicas a cambio de cebarse contra una organización que nunca, por ningún motivo y en ningún lugar, ha sido declarada legalmente culpable por participar intelectual o materialmente en ningún tipo de delito y menos de algún crimen. Somos amantes de la paz y respetuosos de la vida de todo ser humano.

Sí nos causa profunda repugnancia la falta de un mínimo de honradez intelectual por parte de algunos articulistas poblanos para probar sus aseveraciones, cosa que exhibe a una parte de la prensa poblana como una de las más corruptas, inescrupulosas y calumniadoras del país, porque es claro que su deshonestidad los lleva a manipular la noticia, a torcer el razonamiento y a inventar argumentos con el propósito de hacer creíble su campaña desprestigiadora en contra de Antorcha Campesina, o de cualquiera que tengan previsto difamar.

¿Cuáles pleitos entre Antorcha y el candidato asesinado? Con perdón del difunto, ¿qué méritos lo hacían el candidato invencible de Morena? ¿Cuáles crímenes de Antorcha e intranquilidad en Ocoyucan? Nada, puros inventos, puras calumnias, odio visceral para quien no le ha entrado a la compra de plumas, en el mercado de la corrupción informativa.

Es aún más repugnante, y mucho más ofensivo para el pueblo en general, el silencio del gobierno del estado de Puebla, ante sucesos que ponen en peligro la paz social. ¿Qué dice la Fiscalía? ¡Nada! ¿Qué dicen los órganos estatales de inteligencia? ¡Nada! La salud pública exige de la Fiscalía fijar públicamente su posición ante el artero crimen. Pero como hacerlo sería exculpar a Antorcha y exhibir a los plumíferos como desprestigiadores profesionales, prefieren guardar criminal silencio. No pedimos ningún favor especial: es su obligación, como garantes de la paz pública y encargados del orden; demostrar que sirven para algo y realizan las tareas propias de su cargo.

Deben evitar, mediante información clara y precisa, que la ciudadanía en general sea víctima de la manipulación y el engaño por parte de periodistas que se declaran, por sí y ante sí, fiscales investigadores, infalibles e impartidores de justicia, y jueces dictadores de sentencias inapelables.

Deben fijar posición para evitar que las medidas disfrazadas de sesudos análisis agraven la profunda división que viven nuestros pueblos, evitando así que resurjan viejas rencillas personales, que pueden provocar sucesos más graves e irreversibles, poniendo en grave peligro la frágil paz pública.

Así las cosas, con su silencio e indiferencia, el gobierno es el único y verdadero provocador de la violencia y la intranquilidad de nuestros pueblos, y del uso político por parte de los partidos, de un suceso criminal. Si no lo hace, la razón es clara: quiere evitar, a costa de lo que sea, que los pueblos sean grupos sociales unidos, capaces de defenderse de los abusos, atropellos y ofensas, que se cometen en contra de los pobres de México. No lo hacen porque su interés es desautorizar a Antorcha Campesina ante los ojos del pueblo, y evitar así que siga cundiendo el “mal” ejemplo de la unión, fraternidad y lucha, que pregona el Movimiento Antorchista como la única arma de defensa de los pobres de México y del mundo.

Por eso, todos, como un solo hombre, debemos exigir, dentro del marco del derecho que, usando las herramientas legales a su alcance, el gobierno las emplee científicamente para encontrar a los asesinos y descubrir los móviles del crimen; y darlos a conocer en tiempo perentorio, si no quiere ser señalado con índice de fuego por el pueblo, como el único instigador de la violencia al interior de las comunidades.

El pueblo de Santa Clara Ocoyucan debe darse cuenta, sin claudicar de sus exigencias de justicia, que los medios y los políticos los están manipulando, están creando un clima de violencia que no sabemos a donde vaya a parar si no la detenemos a tiempo. Ustedes saben mejor que nadie que Antorcha es paz, trabajo y desarrollo, que nos están calumniando, que buscan destruir a una organización que ha llevado a Santa Clara Ocoyucan, para la ciudadanía en general, avance y progreso, como nunca lo ha llevado ningún otro gobierno municipal.

Debemos reflexionar y concluir que el gobierno no dice la verdad, porque le conviene que nosotros, aquí en Santa Clara Ocoyucan, vivamos divididos eternamente, para explotarnos y ser más fácil presa de abusos, dominación y explotación.

Antorcha no sólo está de acuerdo en que se investigue el asesinato y a colaborar en el esclarecimiento del mismo, y exige que se realicen tantos y cuantos procedimientos sean necesarios para dar con los asesinos.

El gobierno debe cumplir con la obligación, abandonada ya hace muchos lustros, de impartir justicia pronta y expedita.

A los familiares del difunto les decimos, sin demagogia y sin oportunismo baratos, que, en sus ansias de justicia, cuentan con nuestro apoyo leal, sincero y desinteresado. Ustedes tienen la palabra.

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