Queridos compañeros: Los últimos años, y en particular los últimos meses, fueron tiempos difíciles. Como todos sabemos, la realidad le impuso al antorchismo poblano duras y dolorosas pruebas que sorteamos, diría yo, de manera exitosa. Y aquí estamos, a pesar de todo: radiantes, orgullosos y con más ánimo de triunfo que nunca. Ustedes y nosotros nos hemos forjado en el crisol de la lucha política, en la primera línea de fuego. “Así se templó el acero”, dijo hace muchos años Nicolai Ovstrovsky. Hemos caminado por entre la injuria y la metralla, y hemos sufrido bajas, es cierto; pero las ideas más grandes y progresistas de la humanidad no se pueden matar con balas. Y por eso, visto en su conjunto, nada ha detenido a nuestro movimiento jamás, y ahora no será la excepción. Avanzamos, avanzamos y avanzamos, como a Manuel le gustaba decir.

La primera prueba concreta de que esto es cierto nos la han dado ustedes, compañeros huitziltecos. Con mucha emoción leí este lunes en la prensa poblana una nota sobre el Cuarto Informe de Gobierno de la administración municipal, que en otros tiempos encabezara Manuel Hernández Pasión, asesinado el 10 de octubre de 2017 por el cacicazgo de la Sierra Nororiental en las goteras de Zacapoaxtla. Cito textualmente: “El presidente municipal sustituto, Bartolomé Manzano Hernández, informó la inversión de más de 136 millones de pesos en obras y servicios, monto logrado gracias a la entrega, el trabajo y la capacidad de gestión del Lic. Manuel Hernández Pasión y el Movimiento Antorchista. En un evento político cultural, los pobladores presenciaron el acto de rendición de cuentas del año fiscal 2017, en el que destacaron obras ejecutadas en beneficio de la educación, la salud, el mejoramiento de infraestructura y servicios básicos. (…) Cada dato –dijo el compañero Bartolomé- se puede probar en la realidad. Hoy más que nunca la lucha organizada rinde sus mejores frutos, lo que quiere decir que Huitzilan ha progresado mucho; se han hecho cosas extraordinarias. (…) El Ayuntamiento, la organización y todo el pueblo de Huitzilan sufrimos una gran pérdida, pero en ausencia de nuestro compañero Manuel, Huitzilan se levanta y se muestra más fortalecido que nunca, dispuesto a seguir trabajando, demostrándole a los enemigos del progreso que Huitzilan avanza”.

En efecto, ustedes saben que la labor de todos los presidentes municipales antorchistas le ha cambiado el rostro a Huitzilan de Serdán. En particular, vale la pena destacar que, durante los cuatro años en los que Manuel encabezó al ayuntamiento, éste logró una inversión de 638 millones de pesos en obras para el municipio y que los resultados están a la vista. Los viejos huitziltecos, porque han sido protagonistas de esta historia, conocen bien esta transformación. Saben, por ejemplo, que en 1970 sólo el 15 por ciento de las casas tenía energía eléctrica y que ahora la tiene el 100 por ciento; saben que en 1970 sólo el 15 por ciento de las familias tenía agua entubada y que ahora la tiene cerca del 90 por ciento; saben que de las mil 482 viviendas que existían (según el INEGI) sólo 10 estaban conectadas al drenaje público y que ahora el 90 por ciento de la población cuenta con este servicio. Los viejos huitziltecos tienen presente que en 1984 sólo había un kilómetro de calles empedradas y que ahora el 90 por ciento de las calles tiene pavimento hidráulico. También están conscientes de que en 1984 en la cabecera municipal sólo había un kínder, una primaria y una telesecundaria y que las tres estaban cerradas (el maestro de la primaria fue asesinado por la UCI) y que ahora en Huitzilan hay un total de 50 planteles educativos: 19 preescolares, 18 primarias, siete secundarias, cinco bachilleratos y una Normal Superior. Los huitziltecos más viejos saben que en 1984 sólo existía una clínica del IMSS, en Totutla, y que ahora la salud de los pobladores se atiende en tres clínicas, 19 casas de salud y un hospital de primer nivel, inaugurado durante el gobierno de Manuel. Hay, en efecto, como ustedes saben, muchos otros logros que podríamos enumerar, pero con lo dicho es suficiente para demostrar una cosa: el avance en la calidad de vida de los huitziltecos es innegable y es producto de su unidad para defender su derecho a una vida mejor en contra de los caciques y sus pistoleros, que usaron todos los recursos, el asesinato incluido, para negarles el progreso del que ahora gozan.

Pero aquellos valientes hombres y mujeres que, en marzo de 1984, llevaron a Antorcha a Huitzilan, poniendo su pecho como único escudo contra el feroz fuego de los caciques, requieren la ayuda de los jóvenes. Los jóvenes deben estudiar su historia, admirar las luchas libertarias de sus antepasados y heredar su espíritu de rebeldía. Manuel era un ejemplo de esto. Manuel nació con la llegada de Antorcha a Huitzilan de Serdán y fue un parteaguas en la historia de nuestra joya en la Sierra Nororiental. Cada época pare al hombre que necesita y Manuel fue el hombre que necesitaba Huitzilan en este fase definitoria de la lucha: era un líder antorchista que reunía en grado eminente todas las cualidades de un buen luchador social, además de sus prendas personales (era lúcido, sencillo, bueno, trabajador y valiente) procuró conocer las causas profundas de los problemas de México para aplicar la medicina correcta a esos males. ¿Y los jóvenes? Los jóvenes deben seguir este ejemplo, convertirse en líderes de su pueblo, llenarse de valor, inteligencia, claridad política, honradez y laboriosidad, para seguir desarrollando al municipio hasta erradicar por completo los males que aún lo aquejan. Ésa es la tarea de los jóvenes. Ése es el reto y ojalá que lo hagan suyo.

Hace unos días, en las redes sociales y en algunas notas de periódico se dijo que el candidato de Morena a la alcaldía de Huitzilan será el cacique Alonso Aco Cortés, quien está acusado, junto con el alcalde de Zacapoaxtla, Guillermo Lobato Toral, como presunto autor intelectual del asesinato de Manuel. El cacicazgo se envalentona, arremete y sueña con volver a ser dueño de vidas y haciendas, para explotar a los indígenas con más ferocidad que antes. Sea Alonso Aco Cortés u otro el candidato de los caciques, nadie debe dudar que no piensan ni quieren el progreso de Huitzilan. Si nosotros perdemos la presidencia municipal, los caciques la recuperarán y la van a defender con las armas en la mano, que nadie se engañe de lo contrario. Van a traer de regreso las peores épocas del terror y la violencia generalizadas, los asesinatos, los muertos sin sepultura y descomponiéndose en las calles, el abuso y las violaciones contra las mujeres, el robo, la explotación, la falta de educación y de todos los servicios, porque de eso viven y se enriquecen todos los caciques, y Alonso Aco no es la excepción.

Se acercan, compañeros, tiempos de definición: o desterramos para siempre al cacicazgo o nuestros hijos vivirán el terror que mató a nuestros padres. Ésta debe ser la última batalla democrática contra los caciques, para expulsarlos definitivamente. A ello nos llama la realidad: hay que hacer que Antorcha crezca aún más en Huitzilan de Serdán, hay que hacer conciencia entre el pueblo, hablar, convencer, educar, politizar. Sólo hay una consigna válida para estos tiempos: ni un voto de los huitziltecos bien nacidos al candidato de los caciques, sea Alonso Aco o sea quien sea. En las elecciones que se avecinan, vamos a proteger tres décadas de progreso. La bravura y la valentía con que antaño defendieron su libertad, compañeros, debe ensanchar hoy los corazones y cerebros de todos los antorchistas para aprestarse a dar esta nueva batalla política, quizá la más importante de los últimos tiempos. ¡Adelante! ¡Ni un paso atrás! Una historia de lucha y triunfos los respaldan y les aseguran una victoria contundente. Y nosotros, sus compañeros poblanos, que nos orgullecemos de su ejemplo y osadía, estamos prestos a su llamado de ayuda en caso necesario. Vale.

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