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Columnistas-MayraSanchezGarcia

La actividad político electoral se encuentra ya con una sinergia propia. Los precandidatos a presidencia de la república, al senado y a algunas diputaciones federales y alcaldías se encuentran en plena actividad, recorriendo con sus huestes todo el territorio nacional, federal, estatal y municipal.

En estos tiempos, se vuelve inédito, la manera en que la política electoral ha iniciado un nuevo camino. Las autoridades electorales tienen que preparar una elección tan compleja como la que se ya desarrolla.

Según palabras de Lorenzo Córdova se tendrán que instalar 154 mil casillas en el país. Se renovarán a nivel federal la Presidencia de la República, el Senado y la Cámara de Diputados, y los comicios serán concurrentes con elecciones en 29 de las 32 entidades, excepto Nayarit, Baja California y Tlaxcala.

Para todo ello, debemos recordar el término de elecciones concurrentes, pues suena y sonará a partir de este proceso;

¿Qué son y cuáles son los beneficios?

Se comenta que la ventaja de las elecciones concurrentes radica en entender que las elecciones “concurran” o “coincidan” en una misma fecha; es decir, en las veintinueve entidades, vamos a tener en las boletas a candidatos a presidentes de la república; a senadores; a diputados federales; a diputados locales y a presidentes municipales. Todos serán votados el próximo 1 de julio.

La pregunta que muchos se hacen es que, si esto abona al ejercicio democrático; si permite la disminución de costos de gastos de campaña o ¿cuál sería el beneficio para nosotros como ciudadanos?

Para unos, la pregunta es la siguiente, ¿hasta dónde ésta resignificación política electoral beneficia a los mexicanos?

Por un lado se habla de que al homologar las elecciones favorece a la vida pública pues otorga un mayor tiempo de tranquilidad política.

Se dice que implica un menor gasto de precampañas y campañas políticas.

Menor gasto de los partidos para conformar los equipos electorales.

Menor desgaste en las estructuras partidistas y,

Al tener elecciones exclusivamente cada tres años ofrece un periodo para que los gobernantes, se concentren en sus obligaciones sin distractores electorales y los ciudadanos tengan mayores beneficios.

Obliga a que se haga de manera coherente las legislaciones federales y locales.

Entre los contras:

encontramos la idea de que la política electoral “recentralizada”, puede generar mayores problemas.

La lógica de la política federal se puede imponer ante la política local.

Si bien es cierto que, se espera que los gastos disminuyan, la lógica implica que no será así, pues cada una de las estructuras electorales deberá tener una articulación diferente; por ejemplo, un distrito federal, se configurará de una manera muy diferente a la estructura del distrito local, simplemente por el hecho que contienen unidades territoriales diferentes y, aunque se piensa que se disminuirán los gastos esto prácticamente resulta complicado.

Ahora bien, los partidos políticos “grandes” tienen la capacidad para armar dobles estructuras, pero ¿qué pasará con los pequeños partidos que buscan la supervivencia en el próximo proceso electoral?

Habría que ver cuáles son las disposiciones de gastos electorales para los proyectos federales y locales. Ambos están regidos por criterios diferentes.

Uno de los grandes riesgos, amén de los antes mencionados que a muchos de nosotros se nos atraviesa por la mente, es, si ya en México estamos acostumbrados a vivir un proceso post electoral turbulento, ¿cómo afectará el modelo de elecciones concurrentes para la solución de estos conflictos? Y otra pregunta que quiero dejar en el aire ¿cómo se podrá construir la representación política federal y local? ¿cuáles pudieran ser los ordenamientos?…

En fin, es cuanto por hoy. Al tiempo!
@mayrusmayrus7
@divandelamujer

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