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El escándalo que viene

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, publicada en El Finaciero, señala que Roberto Borge, amigo del presidente Enrique Peña Nieto, finalmente fue deportado de Panamá a donde se refugió tras las acusaciones de corrupción durante su gobierno en Quintana Roo. Antes, Javier Duarte, el exgobernador de Veracruz que decía estar blindado porque más de dos mil 500 millones de pesos del erario trasladó a campañas electorales del PRI, fue deportado de Guatemala por presuntamente usar recursos públicos en beneficio propio y de sus cercanos. El siguiente es César Duarte, el exgobernador de Chihuahua, a quien acusa la Fiscalía estatal de haber desviado dinero público para fines electorales. Este Duarte, que fue muy próximo a Peña Nieto al final de su mandato, tiene una curva de aprendizaje que no tenían sus anteriores colegas. El que quien creían su amigo no lo es, y la protección que esperaban tener no existió. Más aún, en su entorno existe la convicción de que el gobierno de Javier Corral recibió el apoyo de la Secretaría de Gobernación para hundirlo.

En el entorno de Duarte señalan que la Policía Federal actuó con una rapidez no vista antes en casos similares para detener a las personas que han declarado en contra del exgobernador. Pero el principal respaldo, según en su entorno, se dio con la actuación de la Fiscalía Especializada para Atención de Delitos Electorales, que bloqueó los esfuerzos de la defensa de Duarte para evitar ser detenido. Según documentos del caso a los que se han tenido acceso, la agente del Ministerio Público federal adscrita a la FEPADE, Alicia Ortiz, giró un oficio donde le negó al exgobernador que su defensa conociera del proceso, lo cual pidió después de que el 30 de mayo pasado, tras enterarse por la prensa que se le investigaba, para que pudieran consultar la carpeta de investigación para defenderlo.

En el oficio fechado el 22 de junio, Ortiz respondió que “no tenía datos de prueba que puedan corroborar la identidad del imputado a que hace referencia en su escrito, para tener por cierto que el escrito que promovió a su nombre sea la misma persona que dice ser, por lo que no hay certeza que el escrito haya sido suscrito por la persona de mérito y menos aún que sea su decisión que sea defendido por los abogados que se mencionan”. En otras palabras, le negó el derecho a tener representación legal al rechazar y desconocer que César Duarte fuera César Duarte. El objetivo era obligar al exgobernador a ir personalmente a la Fiscalía para acceder a la carpeta de investigación, algo que su defensa había dicho que no haría, amparado por la ley.

Sin conocer el expediente en su contra, según los documentos, Duarte se enteró por la prensa, el 30 de junio, que había una orden de aprehensión en su contra. Horas después llegaron a la casa de sus hijas, en Huixquilucan, en el Estado de México, agentes federales para detenerlo. Ese domicilio era usado por Duarte cuando estaba en la Ciudad de México, y tiempo atrás los agentes la mantenían vigilada. No está claro con quién hablaron los agentes en el domicilio, pero el exgobernador dijo en su declaración ampliada que fue informado “que dichos agentes comentaron que era necesario obtener una confesión aun en contra de su voluntad, lo que significa que de privarlo de su libertad, lo incomunicarán y ejercerán actos de tortura o tormento en su contra para que reconozca su participación en hechos delictuosos y acepte responsabilidad en los mismos”.

Duarte niega toda imputación. Su defensa cuestiona las acusaciones del exsecretario de Hacienda, Jaime Ramón Herrera Corral, que por órdenes de él se entregaron más de 14 millones de pesos de dinero en efectivo, procedentes de retenciones a trabajadores del gobierno estatal, a Pedro Mauli Romero, exsecretario de Administración y Finanzas del PRI local, porque Duarte –alega su defensa–, no podía disponer de ningún recurso público. Este presunto delito es el primero que le fincó el gobierno de Corral a su antecesor, el 5 de diciembre de 2016, al cual se le han venido sumando, de los mismos testigos, acusaciones y montos millonarios adicionales para los mismos propósitos.

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El peor escenario de 2018

Leo Zuckermann en su columna Juegos de poder, publicada en Excélsior, indica que 2018 será fundamental para México. Varios asuntos sustanciales se decidirán a lo largo de este año. Hay un escenario particularmente preocupante si se combinan algunos factores. A continuación, lo explico.

Desde que México se convirtió en nación independiente, siempre vio con recelo los intereses de su vecino del norte quien, en el siglo XIX, lo despojó de más de la mitad de su territorio. Sin embargo, hace poco más de dos décadas, México decidió dejar a un lado su antiyanquismo histórico para integrarse comercialmente con Estados Unidos y Canadá.

El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) ha sido el cambio estructural más importante que ha tenido este país en las últimas décadas. Un gran éxito que nos acercó con nuestro vecino del norte. Pero resulta que Estados Unidos eligió a un Presidente populista y demagogo que rechaza la creciente integración de América del Norte. Trump, no nos hagamos bolas, es un mandatario antimexicano: pretende acabar de construir el ignominioso muro fronterizo, expulsar a los mexicanos indocumentados que tanto contribuyen a la economía de su país y renegociar, quizá cancelar, el TLCAN.

El futuro del Tratado determinará, en gran medida, el de las relaciones bilaterales entre México y EU. Este año conoceremos el desenlace. Sigue existiendo el peligro de que Trump saque a su país del TLCAN. ¿Se atreverá?

Terminando el año pasado, logró una importante victoria al haberse aprobado su reforma fiscal. Esto lo puede apaciguar para no ser tan duro en las negociaciones del TLCAN o, por el contrario, hacerlo sentir tan fuerte como para sacar a su país del Tratado. Mucho dependerá del impacto de la base electoral de Trump en las elecciones intermedias legislativas que se llevarán a cabo en noviembre de este año. Si al Presidente de EU le conviene derogar el TLCAN con fines electorales, así lo hará.

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Un mentiroso en campaña (1)

Ricardo Alemán en su columna Itinerario Político, publicada en Milenio, señala que hoy iniciamos la denuncia puntual —con su contexto— de las mentiras en las que han incurrido —y que pudieran incurrir— precandidatos y candidatos en contienda.

Con las armas de la información, el ejercicio periodístico busca combatir el olvido y la desmemoria colectivos que, al mismo tiempo, son las herramientas de políticos, partidos y candidatos para engañar a los votantes.

Y es que en un proceso electoral como el que vivimos, la consigna y el reclamo ciudadano a políticos, partidos y candidatos debe ser contundente: “¡No más mentiras…!

El primer mentiroso se llama Ricardo Anaya, de la alianza Por México al Frente, quien se voló la barda cuando en un mitin exigió al candidato de PRI, PVEM y Panal, José Antonio Meade, “dar la cara” sobre su presunta responsabilidad en el gasolinazo.

Lo cierto es que Anaya no solo “se mordió la lengua”, sino que “escupió para arriba”. ¿Por qué? Porque le cayó en la cara una paliza en redes.

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Lo que negoció Moreno Valle con Anaya

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, indica que vaya reacción la que causó ayer el senador panista Javier Lozano, quien desde su cuenta de Twitter escribió que le tomó por sorpresa la decisión del ex gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, de declinar su aspiración presidencial a favor de su líder nacional, Ricardo Anaya. “Por lo visto, no estoy en su ‘equipo de trabajo y colaboradores’ pues hasta ahora me entero de esta decisión. Ya veremos los saldos de su ‘negociación’”, escribió Lozano Alarcón con un tono de reclamo al panista. Lozano tiene la aspiración de ser candidato del PAN para la elección a la gubernatura de Puebla, pero con el virtual alejamiento de Moreno Valle, ese objetivo más bien huele a ruptura, porque la esposa de quien declinó —literalmente— sus aspiraciones a favor de Anaya, Martha Erika Alonso, apenas el sábado confirmó lo que era un secreto a voces: que va por la candidatura al gobierno poblano con las siglas del PAN.

Yuawi hizo enojar a AMLO

Yuawi hizo ruido no sólo en algunos organismos de derechos humanos, sino en Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador, mismo que presentó una queja electoral y pidió al Instituto Nacional Electoral (INE) que baje del aire el spot. El asunto será resuelto en cuestión de horas por la Comisión de Quejas del INE, pues de acuerdo con el denunciante, la aparición del niño en el anuncio de Movimiento Ciudadano “atenta contra el interés superior del menor”.

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, señala que así como López Obrador rechazó recorrer el país “rodeado de guardaespaldas” para no dar una imagen de prepotencia, Anaya dijo que tampoco se apoyará del personal de seguridad que ofreció la Secretaría de Gobernación como parte del protocolo por los recientes asesinatos de alcaldes y aspirantes a distintos cargos.

Sin embargo, en su reunión de ayer con militantes se vio a un par de personas coordinar el ingreso del panista con chícharo en la oreja y radios de comunicación.

Que es evidente que el todavía senador panista Javier Lozano no se quedará con las manos cruzadas luego de que Rafael Moreno Valle declinó a buscar la candidatura presidencial de la coalición Por México al Frente, apenas unas horas después de que la esposa del ex mandatario estatal, Martha Érika Alonso, prácticamente amarró la postulación de Acción Nacional a la gubernatura de Puebla.

Por lo pronto, ayer se desmarcó de Moreno Valle y, congruente con lo dicho hace unas semanas, arremetió contra la dirigencia de Damián Zepeda, contra Ricardo Anaya y luego retuiteó los diferentes mensajes del precandidato priista José Antonio Meade.

Lozano ha dicho que de entre Meade y Anaya, mejor por su ex compañero de gabinete. ¡Zas!

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