Los partidos políticos con interés en Puebla habrán de definir en los próximos días a sus candidatos. Los amarres, acuerdos, descartes o guerra sucia se han formado ya en las estrategias de cada uno de los aspirantes y un tema se hace común: la continuidad del morenovallismo procede o no procede.

Luis Carlos Ugalde publicó en su cuenta de twitter el 23 de diciembre un texto que sirve de pauta en el comentario: “La fortaleza de @AccionNacional era su congruencia para criticar el abuso del poder y el nepotismo de gobiernos del PRI. Pero si tolera que hijos o esposas de gobernadores sean candidatos, pierde fuerza moral para señalar a los otros”.

Dicho de otra forma, lo que para el PRI fue la carga del “marinismo” dejando colgado a López Zavala –su hijo político-, para los panistas y partidos aliados se puede convertir en un tema similar para la campaña, el morenovallismo es el enemigo a vencer.

Luis Miguel Barbosa ya lo ha anotado en su discurso proponiendo meter a la cárcel al ex gobernador y “no tocar ni con el pétalo de una rosa” a su esposa.

En el PRI las definiciones están más que precisas. El juego de Juan Carlos Lastiri, candidato de la oligarquía poblana, no acaba de fraguar pese al esfuerzo de Juan Manuel Vega Rayet quien impulsa desde su plataforma la candidatura independiente de su hijo, pues poco futuro le ve a su protector.

Lastiri ha jugado a desmarcar al Partido Verde de la alianza en Puebla en caso de no resultar el candidato, propios y extraños saben de su cercanía a los intereses verdes poblanos.

En cambio, Enrique Dóger viene amarrando públicamente los acuerdos generados, la reciente charla con Blanca Alcalá demuestra que el equipo que sirve de puente de plata con José Antonio Meade está funcionando. Sólo faltaría saber cuál será la definición de Jorge Estefan Chidiac, quien sí tiene picaporte con el equipo del candidato Meade y seguramente su punto de vista será importante para valorar si Dóger va o no va.

El PRI nacional tiene pendiente dejar bastante claro si la elección de Puebla está en la lista de las negociaciones.

Y finalmente en el PAN, el Frente o la Alianza por Puebla, la figura de Martha Erika Alonso empieza a sufrir el desgaste de la exposición, un tema que los asesores no acaban de resolver; cómo vender a la esposa del exgobernador como la candidata ideal en Puebla, si su desempeño ha permanecido la mayor parte de su vida ajena al servicio público y la política electoral.

Haber pasado por la presidencia del DIF y “colocada” como Secretaria General del partido no demuestran más allá del cariño de su esposo y el silencio cooptado de los militantes. La fuerza moral del PAN está en entredicho, como la de Marín en el pasado.

O por lo menos, así me lo parece.

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Video: https://youtu.be/dJ1KbFOADaQ

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