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Nuño releva a Chuayffet. Otto entra por Nuño. Elba Esther aguarda en los vestidores y la lucha a dos de tres caídas, está por empezar mientras que otros decantan su próxima participación. El hombre tras el micrófono convoca: “hagan sus apuestas señoras y señores que el juego está por empezar”. Parecería que alguien reseña un encuentro de lucha libre y no, el cambio en la conducción del despacho educativo. Tras 27 meses de ejercicio en la SEP y descartado en la carrera presidencial, Nuño hace públicas sus aspiraciones políticas, aquellas que no le inquietaban y que no le quitaban el sueño. Se va a la coordinación de la campaña del precandidato del Partido Revolucionario Institucional “para nunca más volver”. Y se fue con más pena que gloria y sin concretar supuestas aspiraciones en materia educativa. La evaluación del desempeño profesional docente fracasó, se cebó en tan sólo un 20 por ciento de quienes tendrían que presentar una valoración que mostrara su “idoneidad” para continuar la tarea frente a grupo, estimación ajena a lo que sucede en el salón de clases. Postergado, el Nuevo Modelo Educativo iniciaría presuntamente en agosto, mes en el que maestras y maestros lo conocerían aparentemente en los cursos previos al inicio del ciclo escolar 2018-2019 y hasta esa fecha, las y los docentes podrían valorar los nuevos libros de texto gratuito que incluirían –presuntamente- un libro guía para el maestro de cada grado escolar y de la misma manera, estarían al tanto de los nuevos materiales educativos. Los programas piloto destacarían por convertirse en un instrumento de política electoral, signo de una alianza fallida entre el responsable del despacho de salud y el encargado de la oficina educativo, suspirantes al trono que dejara vacante Enrique Peña Nieto. Da lo mismo que se hable de equidad y de inclusión y que sin generar estrategias alternativas, se desmantele el incipiente trabajo realizado por personal de la dirección de educación especial o que, se simule acercar la cultura a la escuela y se pretenda, que por asignar tres sesiones de 40 minutos, se estén generando nuevas estrategias para la enseñanza del inglés como segunda lengua, o “tercera” y que la autonomía curricular se circunscriba al 15% del tiempo a la semana y se ciña a alternativas orientadas desde las altas esferas de la burocracia.

Los programas piloto seguirían en ese carácter, circunscritos al 0.5% de los planteles escolares toda vez que, su instrumentación general requeriría de una partida presupuestal específica y de la contratación de recursos humanos especializados. A pesar de su crecimiento, las escuelas de tiempo completo no alcanzarían la meta fijada y las instituciones formadoras de docentes -las normales- seguirán esperando la transformación de sus planes y programas de estudio mientras el rumor del cambio de nivel de asignación (de superior a básica) genera zozobra entre el personal docente, por la incorporación de nuevos sujetos a evaluación del desempeño.

En tanto, el segundo relevo en la loma de la serpentina “plantea revisar la implementación de la reforma educativa” pero parte de una falacia. Afirmar que el 63 por ciento de alguna encuesta acepta la reforma educativa implicaría si la información estuviera sustentada, que el resto, poco mas de 1 de cada 3 (el 37 por ciento) no, porcentaje en suma elevado para la que sería, la reforma de reformas, a pesar del despliegue multimillonario de recursos gastados en su promoción . Sin embargo, continúa con la estrategia fracasada. Se viste de redentor y lo mismo que su antecesor, denuesta al magisterio con sus declaraciones y enfatiza que la reforma educativa “rompió con el pasado y acabó con la opacidad, el clientelismo y la discrecionalidad”, como si esa hubiese sido la práctica común para ingresar al magisterio y el carácter con el que, maestras y maestros, desempeñaran su labor, sin acotar la responsabilidad institucional en sus relaciones con las dirigencias magisteriales en la comisión de acciones que ahora el gobierno pretende aniquilar.

Las tareas del que hacer diario del despacho y las encomendadas por quien le promueve, podrían quedarle grandes al bien ponderado Otto, a pesar de la insistencia por presentarlo como un experto en cuestiones educativas, formado al amparo de Jesús Reyes Heroles. Los pendientes por resolver, habría que señalar, serían los ya enumerados más otros que le fueran expresamente confiados el día del relevo con los San Benito del tiempo, del proceso electoral en ciernes y de la conclusión de una administración, que a diferencia de lo ponderado por el titular del ejecutivo, va a pique. Cuestión de hechos, de tiempo y de la evaluación social a la que se le someterá.

Peña las resumiría en tres. Previamente y tomando en consideración su religiosidad manifiesta, se habría encomendado a todos los santos y les habría rogado que intervinieran, para que quien suple a Nuño ahora sí concluya e instrumente en el próximo ciclo escolar, tarea número 1: los planes y programas de estudio de educación básica y de pasada inicie con los de educación media superior porque unificar a los existentes estaría en chino y los dos anteriores, su maestro, Emilio Chuayffet y su cuate Arturo Nuño se dedicaron a otros. Enfatiza en la capacitación y en la actualización de maestras y maestros y que de paso le encargaría, tarea número dos: que “fortalezca” todo aquello que esté relacionado con el servicio profesional docente, incluidas las evaluaciones de permanencia y ¿seguramente? -hasta donde el presupuesto alcance- el acompañamiento y las tutorías. De paso le recordaría, pues Otto es avezado en esas lides, que las evaluaciones de ingreso y las de promoción se aplicarían sin menor contratiempo a pesar de los chanchullos a los que las autoridades operativas nos tienen acostumbrados. Y por si las dos encomiendas no fueran suficientes y ante el relevo, le encargaría que este pendiente con la reconstrucción de los edificios escolares dañados total y parcialmente por los sismos del 7 y del 19 de noviembre -tarea 3 abandonada por Nuño- fundamentalmente en Chiapas y Oaxaca que con los de la CNTE no se puede pues protestan por todo y éstos, son tiempos electorales: y todo se valdría, menos que se alborote la arena por un mal relevo

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