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Meade comprobó en Puebla que su amigo RMV está lejos de ser un buen aliado

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, indica que lo más interesante de la visita de José Antonio Meade Kuribreña a Puebla y de sus diferentes encuentros con el arzobispo Víctor Sánchez Espinosa, empresarios y los aspirantes del PRI a la gubernatura de Puebla es que en todos pudo constatar que el legado de su amigo Rafael Moreno Valle está muy lejos de lo que éste presumió en las altas esferas del gobierno federal.

En la reunión con Víctor Sánchez en la casa arzobispal, el prelado se quejó con José Antonio Meade de la terrible inseguridad que hay en el estado y del crecimiento de la delincuencia organizada por la expansión de las bandas dedicadas al robo de combustible de los ductos de Pemex, y el desmantelamiento de los ministerios públicos y las comandancias de policía. El domicilio particular del propio arzobispo ha sido víctima de la criminalidad.

Los directores y dueños de medios le criticaron su amistad con el ex gobernador Rafael Moreno Valle y el abandono en que el PRI nacional y el gobierno federal han tenido a los dirigentes, cuadros y candidatos del priísmo poblano.

De igual forma le cuestionaron si en esta ocasión el PRI también cedería la gubernatura de Puebla al PAN, a cambio de que el morenovallismo lo hiciera ganar en la elección presidencial.

En el mitin que encabezó con la estructura del PRI en el Centro de Convenciones, los cuadros y representantes de este partido volvieron a cuestionar su cercanía con Moreno Valle y la forma en que se encubrió la deuda pública que heredó; le pidieron no traicionarlos ni prestarse a oscuras negociaciones en el proceso electoral en marcha, y pusieron en tela la duda las razones por las cuales el PRI no lleva como aliados en Puebla al PVEM y al Panal.

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Buen esfuerzo de Meade en Puebla, pero la desconfianza del priismo sigue

Jorge Rodríguez en su columna A Puerta Cerrada, publicada en El Sol de Puebla, señala que la visita de José Antonio Meade Kuribreña a tierras poblanas pudo haberse considerado exitosa de no ser por un pequeño gran detalle ocurrido la noche del jueves en la capital del país: la exclusión de Puebla en el registro de coalición electoral celebrado por el PRI, Nueva Alianza y el Verde.

Apresurados, integrantes de la dirigencia local tricolor intentaron explicar el hecho con el supuesto interés del ‘Panal’ y el Verde por competir solos en el estado, para tener, según dijeron, mayores probabilidades de éxito en la conservación de su registro ante la autoridad electoral.

En un escenario distinto al de Puebla este suceso habría carecido de relevancia.

Sin embargo, dado el historial de complicidades entre la dirigencia nacional del PRI y el ex gobernador Rafael Moreno Valle, la exclusión le hizo ruido a Meade.

El ex secretario de Hacienda y Crédito Público vino a Puebla el sábado en visita de precampaña.

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Por servir a dos jefes, diputado Piña votó a favor y en contra de la Ley de Seguridad Interna

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, indica que si hubo un voto peculiar en la reciente aprobación de polémica Ley de Seguridad Interna fue el de Juan Pablo Piña Kurczyn, quien primero estuvo en contra, luego a favor y luego mejor ya no se presentó al pleno de San Lázaro. Es decir el diputado federal utilizó todas las opciones posibles. Esa falta de consistencia en una posición es resultado de que quiso estar bien con todo mundo y al final no quedó del todo bien con nadie.

Por un lado, se sabe que el legislador por el distrito federal de Teziutlán estuvo a favor de la iniciativa en atención a un llamado del gobernador Antonio Gali Fayad, quien pidió a los legisladores panistas manifestarse a favor del proyecto de dicha ley.

Sin embargo, se vio obligado a cambiar de posición por su estrecha relación con Ricardo Anaya Cortés, el ex presidente nacional del PAN y aspirante presidencial de la coalición Por México al Frente.

El periplo fue así: Juan Pablo Piña es miembro de la Comisión de Gobernación de la Cámara de Diputados y ahí, fue uno de los principales legisladores que votó contra el proyecto de la Ley de Seguridad Interna, que a decir de organismos internacionales y organizaciones defensoras de derechos humanos atenta contra la libertades civiles y es la puerta a la militarización de la seguridad pública.

Al parecer esa posición inicial era porque Ricardo Anaya quería mandar el mensaje de que el PAN no cedería tan fácilmente al capricho del presidente Enrique Peña Nieto de aprobar una norma exigida por el Ejército en el último tramo del año, sin una profunda discusión y haciendo caso omiso a todas las críticas.

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El camino pavimentado para López Obrador

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada en Diario Cambio, señala que la primera gira de Pepe Meade como candidato presidencial del PRI dejó sabor a ceniza hasta en los priistas poblanos más optimistas de una recuperación de Casa Puebla como escalón para conservar la Presidencia. El sabor del atole que les dieron tiene el mismo del 2013 y 2016: no hay negociaciones con Moreno Valle, pero ya todo está negociado para perder.

Nada dio ánimos: ni la mini-concentración que armó Jorge Estefan Chidiac con apenas mil 500 priistas que quisieron ir a conocer a su candidato presidencial, ni la comida de empresarios en casa de Pepe Chedraui, ni la ultra secreta reunión con los aspirantes a la gubernatura en una residencia de las Fuentes.

El diagnóstico en casi todos lados fue el mismo: el candidato presidencial no tiene empaque, su equipo no sabe a qué juega, el discurso es anticlimático y la poca vehemencia con la que niegan la negociación con Moreno Valle no hace sino confirmarla.

Los pactos de las derrotas no se hacen ex post, sino ex ante: el desembarco de Meade para reunirse con el arzobispo como primera actividad estuvo precedida por un madrazazo electoral. El convenio de coalición parcial PRI-PVEM-Panal entregado al INE no incluye a Puebla ni para senadores ni para diputados federales. Cada partido irá por sí mismo con sus propios candidatos, diluyendo el voto en favor de Meade. Peor imposible.

O sí: en la reunión privada ni el candidato presidencial ni el presidente del PRI pudieron asegurarle a los aspirantes a Casa Puebla que el PVEM y el Panal los acompañarán. Que harán todo lo posible por sumarlos, pero que el único compromiso es que no se sumarán a una coalición morenovallista y que lo peor que puede pasar es que vayan con candidatos propios.

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La Reunión Privada de Meade y los Acuerdos Subterráneos

Mario Alberto Mejía en su columna sLa Quinta Columna, publicada en 24 Horas Puebla, indica que hay dos clases de priistas en Puebla en estos momentos: los que ven la realidad y los que prefieren transformarla.

Es evidente que los votos sumados del PRI, Verde y Nueva Alianza no le dan el triunfo a José Antonio Meade Kuribreña en función de los comicios de 2018.

La única posibilidad real es que desde Los Pinos se orqueste una alianza poco ortodoxa —por no decir heterodoxa— con el morenogaliscismo.

Algo así sucedió en 2012, cuando la Puebla de Moreno Valle le dio al PRI los votos que requería para llegar a Los Pinos.

(Los enemigos interesados del entonces gobernador siguen diciendo que éste no cumplió con lo acordado, sólo porque López Obrador le ganó a Peña Nieto por algunos cientos de votos, aunque lo real es que la alta votación poblana contribuyó a que con la suma nacional el PRI regresara al centro del poder).

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