Con la aprobación de la Ley de Seguridad Interior, la Cámara de Diputados avaló una ley “absolutamente regresiva”, un modelo fallido y contrario a los derechos humanos, en lugar de contribuir a solucionar la crisis de violencia en el país.
Así lo señalaron la Universidad Iberoamericana de Puebla y otras instituciones educativas que forman parte del Sistema Universitario Jesuita mediante un pronunciamiento, donde refirieron que las tareas de seguridad corresponden al ámbito civil, en el marco de una democracia que vela por los derechos humanos.
Datos conocidos sobre el número de personas desaparecidas, homicidios dolosos, desplazamientos forzados y fosas clandestinas demuestran que la incorporación de las fuerzas armadas en actividades de seguridad “han tenido resultados desastrosos”, donde abunda la impunidad, sentenciaron.
En ese sentido, señalaron que, mientras los organismos de seguridad públicas sólo contemplan el uso de la fuerza como último recurso, “el principal objetivo de un cuerpo militar es someter al enemigo valiéndose de la superioridad de su fuerza”, palabras dichas por Christof Heyns, relator especial sobre las ejecuciones extrajudiciales, sumarias o arbitrarias en su visita al país.
Congreso, sin atribución para legislar tema
Afirmaron que la cámara baja no tiene atribuciones constitucionales para legislar en materia de seguridad interior, como lo establece el artículo 73 de la Constitución Mexicana que establece las facultades del Congreso de la Unión.
Además, dicha ley va en contra de la carta magna, ya que ésta establece en el artículo 21 que las instituciones de seguridad pública deben ser de carácter civil.
Finalmente, recordaron que desde 1998, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) expresó su preocupación por México debido a que las fuerzas armadas intervienen en funciones propias de la autoridad civil, confundiendo así los conceptos de seguridad pública y seguridad nacional, por lo que recomendó “mantener a las Fuerzas Armadas en el rol propio para el cual fueron creadas”.
Editado por Guadalupe de la Rosa
