columna-invitada

Por Carmen Guevara

Era su pasión la poesía, la danza, el huapango, la oratoria; su interés la filosofía, la historia, la lectura, las noticias, escribir y hasta la edición de videos; su convicción, la apologética del Movimiento Antorchista que asegura que el pueblo es capaz de cambiar su realidad si se mantiene unido y organizado. Dominaba dos lenguas: el náhuatl y el español. Eso conocimos de Manuel Hernández Pasión, líder antorchista que en 2014 tomó las riendas del municipio de Huitzilan de Serdán para cambiarle el rostro y llevarlo a otra escala del desarrollo.

El Lic. Manuel nació dos años antes de que llegara Antorcha a Huitzilan, un municipio de la Sierra Nororiental de Puebla. No sólo creció con ella, se formó con los ideales que impulsa el movimiento para crear al hombre nuevo con una educación integral. Él fue la encarnación del hombre nuevo. Se desenvolvió en el área cultural, política, deportiva, académica y, sobre todo, se identificó con su pueblo y lo defendió desde diferentes frentes: como joven luchador, en la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR), como director del Bachillerato Margarita Morán Véliz y la escuela Normal Superior “Clara Z. Córdova Morán”, como líder de Antorcha Magisterial, como activista destacado y como presidente municipal.

Recuerdo el día en que el pueblo huitzilteco lo eligió, por unanimidad, para que lo representara en la contienda electoral de 2013. Su rostro cambió. No he visto en nadie esa expresión que marca la responsabilidad que en ese momento se le encomendaba. Ganó las elecciones por un margen considerable, a pesar de la campaña de excrementicia que los caciques y enemigos del progreso le lanzaron desde la postulación. Nada nuevo, las mismas acusaciones sin argumento que repiten sin descanso en cada periodo electoral o cuando quieren desestabilizar la paz.

Manuel fue producto del desarrollo intelectual, del estudio profundo y científico del material que da claridad de que un pueblo puede avanzar hacia el sendero del bienestar si se le educa y guía correctamente, esto le permitió iniciar su administración con una inversión histórica de 275 millones de pesos, con lo que apuntaló la nueva etapa de la historia del municipio al que siempre llamó “cafetalero por excelencia”. En este primer año, de la mano del Movimiento Antorchista luchó porque se construyera la obra más anhelada por los huitziltecos, esa que durante ocho meses fue una de las demandas principales en el plantón que sostuvo el antorchismo poblano en el periodo del gobernador Mario Marín: el hospital. Más de 52 millones de pesos en un espacio con equipo moderno y áreas básicas para atender a miles de pacientes de la cabecera y de municipios vecinos. También se construyó la unidad deportiva, que lleva el nombre de su gran inspirador y ejemplo de lucha incansable, el maestro Aquiles Córdova Morán. Inició, como suele decirse, con el pie derecho, pues en ese año también se rehabilitó el tramo de la carretera interserrana que pasa por comunidades huitziltecas San Miguel del Progreso – El Paraíso y de El Paraíso hacia cabecera municipal. Se pavimentó la segunda etapa del camino Huitzilan-Pahuata y Totutla-Pahuata, se construyó el bulevar en la zona del hospital y se rehabilitaron los caminos principales, sólo por destacar algunas acciones. El ayuntamiento informó en febrero de 2015 que, gracias al Movimiento Antorchista, se quintuplicó la inversión.

Haciendo honor al eslogan “Huitzilan avanza, avanza y avanza” también consiguió en su segundo y tercer año de administración duplicar los recursos que llegaron a las arcas municipales. En los dos años se condujo el recurso a obras de gran impacto, sobre todo, en beneficio de la población estudiantil, más de 32 aulas equipadas y con instalaciones de primer nivel que le permitirán al estudiantes un mejor desarrollo intelectual, cinco techados, entrega de libros, instrumentos de banda de guerra, uniformes y otros; en la dignificación de la vivienda, apoyo al campo y para alcanzar la cobertura al 100 por ciento de los servicios básicos. En suma, tres años de desarrollo acelerado, en los que se aplicaron, en obras y apoyos, más de 502 millones de pesos, es decir, cuatro veces más de lo que le corresponde como techo financiero. La inversión, insisto, fue histórica, y como en todos los foros que tuvo oportunidad, incluso en sus artículos, siempre reconoció que fue posible por la labor de gestión y el compromiso con el pueblo trabajador de los diputados federales antorchistas Juan Manuel Celis Aguirre, Hersilia Córdova Morán y Edith Villa Trujillo, del Comité Estatal y del guía de nuestra organización, el Maestro Aquiles.

Darle continuidad al trabajo que desde hace 33 años se ha venido realizando en el municipio permeó en el ánimo del pueblo de Huitzilan, por eso, cuando los enemigos del progreso -aquellos que por su ambición desmedida y hambre de poder llevaron a los pobladores en la década de 70 a un ambiente de violencia, injusticia y asesinatos y que ahora los representa Alonso Aco con disfraz de “luchador social” y el pseudo sacerdote José Martín- intentaron desestabilizar la paz social que se vive en el municipio, no lo lograron. No fue posible porque el pueblo defendió, porque reconoce el trabajo que ha hecho la organización en estos años, porque son testigos de la obra material que en esos momentos el Licenciado Manuel estaba realizando, además, porque sabe quiénes son los culpables de esa época de oscuridad, a la que ya no quieren regresar.

La defensa del pueblo huitzilteco, el cambio histórico que sufrió el municipio con el inicio de una nueva etapa en Huitzilan y el reconocimiento de miles y miles de pobladores de la Sierra Nororiental al trabajo de Manuel, y que los llevó a manifestar su anhelo por tener un municipio como Huitzilan, llevaron al Movimiento Antorchista a tener un crecimiento acelerado en la región, a convertirse en la única opción que los puede representar y defender de las injusticias de un sistema en el que se vive una gran desigualdad en distribución de la riqueza, pero también provocó la cólera del cacicazgo retrograda de la zona, de Alonso Aco y su heraldo el padre José Martín, quienes en su desesperación por retomar el poder político, orquestaron el terrible asesinato del alcalde antorchista y su escolta Juventino Torres Melquiades, el pasado 10 de octubre sobre la carretera interserrana, a la altura de la comunidad de Huahuaxtla.

Me atrevo a decir que fueron ellos porque son conocidas las amenazas de Aco en el rotativo La Jornada de Oriente. Cito lo que en entrevista afirmó: “Por último les decimos, con todo el respeto que se merecen: Cuídense mucho, no vaya a ser que alguien de ustedes aparezca por ahí muerto o malherido”, curándose en salud, como se dice, para ocultar sus verdaderas intenciones, pero anunciando su crimen. Mataron a Manuel despiadadamente. Pensaron que eliminando a uno de los líderes más queridos en la sierra terminarían o menguarían el crecimiento de Antorcha, nos asustaríamos y saldríamos corriendo, tal vez con la esperanza, de llegar a sus manos, pero se equivocaron. Nos quitaron a un gran líder, a un hombre que demostró que un verdadero representante del pueblo lo defiende y que, cuando consideró oportuno, no se amarró la boca para decirle al cacicazgo cual fue su papel en la historia de terror de Huitzilan. Cobardemente asesinaron a nuestro compañero, porque como dice el pueblo huitzilteco no conocen otra forma, porque no saben de política, no saben dar la lucha cara a cara, por la vía democrática, ganándose al pueblo. Nos lo quitaron físicamente, pero no eliminaron su legado. Por todos lados lo verán, en cada comunidad y en cada municipio porque ahí se toparán con Antorcha; lo observarán en Huitzilan, donde dejó obra monumental; en los homenajes de todos los lunes, actividad que impulsó para fomentar el amor a los símbolos patrios y para guiar a su equipo de trabajo con el estudio del artículo de nuestro maestro, en los miércoles culturales que implementó para que la niñez y la juventud se formen con una educación integral; lo apreciarán en el crecimiento de nuestra organización y en el respaldo que los huitziltecos recibirán del antorchismo nacional para exigir justicia.

Nos lo quitaron, pero como dice uno de los corridos de este municipio: “ahora Huitzilan ha convertido en un gran coraje su dolor, y ese coraje nos da el impulso, nos da la fuerza, nos da valor”.

La Antorcha ilumina ahora y gracias al Lic. Manuel con mayor intensidad a la Sierra Nororiental. Los antorchistas de Huitzilan están tristes por el acontecimiento terrible, pero están listos, mirando al frente para exigir justicia, para encabezar la lucha y continuar con el proyecto que Manuel impulsó con tesón y con la seguridad de que si en el intento hay que caer, se hará como lo hizo y escribió: “orgullosamente antorchista”.

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