Desde hace algunos años los observadores políticos vienen especulando y a veces denunciando sobre la doble moral que prevalece en el Partido Acción Nacional a partir de que sus candidatos llegaron al poder presidencial.

Un noble católico, Lord Acton, a finales del siglo XIX hizo un juicio sobre el poder de los jerarcas eclesiásticos y entonces escribió: “El poder corrompe y el poder absoluto, corrompe absolutamente”. Y algo así le pasa a la clase política del país.

Con la llegada de Vicente Fox, muchos mexicanos pensaron en que el estilo de gobierno, la ética y la congruencia de los valores del partido del “bien común” se derramarían sobre el estilo de gobierno; pensaron que tomando la silla presidencial podrían cambiarse los errores del PRI y del ya caduco sistema político mexicano. Pero no fue así.

Los “caza talentos” resultaron un fracaso. Las relaciones peligrosas de Fox y Martha Sahagún y su familia acabaron por demostrar que el problema de México, no era el PRI, sino la calidad de políticos.

Luis Felipe Bravo Mena, quien fuera presidente del PAN entre 1999 y 2005 hizo alguna vez una reflexión sobre los panistas después de haber retenido el poder presidencial, se refería a ellos como más interesados en saber de los autobuses para el acarreo que de pegar la propaganda.

Ante la salida de Margarita Zavala del PAN seguida de unos cuantos, Ricardo Anaya defiende su trinchera y acusa a Roberto Gil, Javier Lozano Alarcón y Salvador Vega junto con Ernesto Cordero de ser panistas ligados a José Antonio Meade. Y es que a muchos les extrañó que estos personajes no abandonaran las filas del partido y se quedaran a formar el frente de panistas rebeldes en contra de Anaya.

La postura merece reflexión. ¿Por qué se quedan? La formación de un frente contra Anaya evidentemente busca impedir que el candidato del Frente Ciudadano por México, ideado y fomentado por Anaya con la suma de Barrales del PRD y Delgado de MC, sea el actual presidente del PAN.

El escenario abre las posibilidades de que Miguel Ángel Mancera repunte y se cuele a la candidatura del FCM, pero también es caldo propicio para pensar en otra alternativa, la de Rafael Moreno Valle, el panista mejor visto por Los Pinos y quien se presenta ya ofreciendo al Panal como su aportación para fortalecer el Frente.

Y en ese sentido, Atlacomulco tendría dos candidatos presidenciales, Meade y Moreno Valle, y le apostarían todo a quien garantice ganar, con lo cual el poder seguiría siendo detentado por el mismo grupo y cerrando el paso a López Obrador.

Y es que cada vez son más claras las razones por las que Margarita Zavala no aceptó las condiciones para quedarse en el partido. Anaya le habría advertido que el Frente no quiere a los Calderón, no aceptaría nunca a Zavala como candidata. Y puede que le haya dicho la verdad.

Pero lo que Anaya no está adivinando tal vez, es que Dante tampoco quiere que Anaya sea el candidato y que sería más fácil negociar con quien ya ha tenido relaciones, acuerdos y compromisos desde antes, y ese es, ni más ni menos que El #GoberBala y con eso, sí, sería el final del panismo.

O por lo menos así me lo parece.

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Video en: https://youtu.be/cTmkT01yXcE

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