¡Gracias! Por su solidaridad a Atixco y la Región.

Bastaba con salir a las calles o encender el televisor, para constatar las imágenes de temor, miedo, y desolación en las caras de las poblanas y poblanos el pasado martes 19 de septiembre.

Desasosiego e intranquilidad que las poblanas y poblanos sentíamos desde la madrugada del día 8 de septiembre cuando nos enteramos de la desaparición de una mujer más, la joven Mara; hasta el 15 de septiembre, fecha en que aparece asesinada.

Ni uno, ni otro acontecimiento tendrá olvido.

Sólo unos minutos bastaron, para conocer la magnitud de la catástrofe con el sismo. Las redes sociales se encargaron de presentar imágenes devastadoras de los municipios poblanos.

De la misma manera pocos minutos bastaron al conocer del asesinato de Mara, para que en las redes sociales y usando todos los medios al alcance, la ciudadanía poblana, el país y el mundo repudiaran este terrible hecho.

En ambos casos, la impotencia se hizo presente y no se podía evitar que las lágrimas brotaran por los ojos de muchas, muchos de nosotros.

Y no es para menos, 45 fallecidos, más de la mitad de nuestros municipios con declaratoria de emergencia (125) según declaraciones del Gobernador. Lo que significa que miles de poblanos y poblanas de estos municipios se encuentran en condiciones totalmente vulnerables.

De ese mismo nivel de tragedia, la situación de las violencias en contra de las mujeres en el estado de Puebla. Tan solo en este año, al corte del 17 de septiembre Odesyr documenta 82 feminicidios.

De ahí que no es menor la impotencia que sentimos en ambos casos.

En el caso de Mara, cuando nos remitimos a los largos años en que organizaciones y mujeres en lo individual solicitamos la atención a esta grave problemática, después la Declaratoria de Alerta de Violencia de Género para las Mujeres en Puebla, y una y otra vez, el Gobierno estatal anterior desestimó hacerlo e hizo muy poco o nada para diseñar una política pública integral para prevenir, atender y sancionar este fenómeno social.

En el sismo, porque aun cuando la ciudadanía se organizó para el apoyo inmediato, el nerviosismo por querer ayudar, nos llevaba a la desorganización y a la imposibilidad de abarcar todo lo que se hace necesario atender en casos como este -qué bueno que ya hay iniciativas en Puebla como las de #DondeAyudoPuebla o #Sabemos que nos permitirán organizarnos mejor- ya que la generosidad humana no nos tomó por sorpresa, quienes vivimos el temblor del 85, la constatamos y no sólo eso, hoy revivimos esas imágenes de solidaridad.

Y acá estamos los poblanos y las poblanas, de pie, aprendiendo de estas enseñanzas históricas, ayudando y apoyando, cada quien, desde su trinchera.

Lo que sigue… esa tarea de reconstrucción de la una o de la otra tragedia, nos llevará tiempo. Semanas…meses… tal vez años en los que seguiremos alzando la voz y demostrando que la solidaridad y la fraternidad no tienen ideología.

Pero también, a partir de estas dos tragedias en Puebla, estas nuevas generaciones de jóvenes organizados que salieron a las calles solidariamente, hoy saben, que tienen la palabra ante actos de impunidad, corrupción, inseguridad, violaciones a los derechos humanos.

Porque ambos casos han logrado mover las estructuras sociales poblanas.

Porque en ambos casos, la acción popular se hizo presente.

[email protected]
@rgolmedo
Palabra de Mujer Atlixco
Rociogarciaolmedo.blogspot.com

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.