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Patadas en la cara (I)

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, publicada en El Financiero, señala que al secretario de Relaciones Exteriores, Luis Videgaray, le debe haber urgido mandar el mensaje al mundo de que México no era un Estado fallido, ni su gobierno protegía al narcotráfico, porque tan pronto como esos señalamientos salieron de la Casa Blanca en el formato de filtraciones, le dijo a la agencia de noticias inglesa Reuters que el gobierno del presidente Donald Trump le había asegurado que nada de eso pensaban en esa oficina. Tan fue filtración la del The New York Times, la boca por donde se expresó el equipo de Trump tan mal de México, como fue la de Videgaray. Las dos fuentes citaron a funcionarios de la Casa Blanca como la fuente de la información. ¿Quién tiene razón?

The New York Times publicó el viernes pasado la reconstrucción de una cena en la Casa Blanca entre el presidente Trump y los líderes demócratas en el Capitolio, Nancy Pelosi y Chuck Schumer, para hablar sobre los dreamers, donde el senador ofreció su respaldo para el reforzamiento de la seguridad en la frontera con México. En ese momento, dijo el diario, Trump llamó a su jefe de Gabinete, el general John Kelly, quien, para reforzar el porqué tenían que sellarla, presentó un panorama “notablemente pesimista” de la situación de la seguridad en México y la inestabilidad en ese país, cuyo gobierno comparó con la Venezuela de Hugo Chávez, sugiriendo que estaba “al borde del colapso”.

Videgeray instruyó al embajador de México en Washington, Gerónimo Gutiérrez, a pedir una clarificación de la Casa Blanca. En un mensaje en su cuenta de Twitter la tarde del viernes, Gutiérrez dijo: “Lo señalado en la nota en cuestión no corresponde, ni en tono ni en sustancia, a ninguna de las conversaciones sostenidas con el general John Kelly. Hemos recibido confirmación por parte del gobierno de Estados Unidos, que lo reportado no refleja la visión ni lo expresado por Kelly en la citada ocasión. En su caso, cualquier precisión adicional corresponde a los involucrados hacerla”. Videgaray, que no quiso hablar con la prensa mexicana, repitió en Reuters la especie, y precisó que la respuesta había llegado de la Casa Blanca.

¿Quién se aproxima más a la verdad? ¿The New York Times o Videgaray y Gutiérrez? Hagamos caso a la sugerencia del embajador, de que las aclaraciones pertinentes las hagan los presentes en la cena del miércoles. ¿Qué ha dicho oficialmente la Casa Blanca sobre el tema? El viernes, el briefing de la Casa Blanca estuvo muy sustancioso. Como se iba a tratar de la próxima Asamblea General de las Naciones Unidas, estuvieron presentes con la vocera Sarah Sanders, el consejero de Seguridad Nacional de Trump, el general H.R. McMaster, y la representante ante la ONU, la embajadora Nikki Haley. Hablaron del ataque terrorista en Londres, de China, Corea del Norte y de la cena que Trump ofrecerá a los presidentes latinoamericanos para hablar sobre la crisis de Venezuela –no se dijo si el presidente Nicolás Maduro fue invitado–, pero sobre lo que dijo Kelly de México, nada. La vocera no desmintió lo publicado por el Times. Tampoco, hasta este domingo, había negado oficialmente su versión.

Siguiendo la racional del embajador Gutiérrez, si la Casa Blanca no desmintió, entonces la versión del periódico se ajustó a la verdad. El general Kelly, que conoce perfectamente México y desde que era el jefe del Comando Sur en Panamá ha hablado sobre la crisis de seguridad en México, que producen inestabilidad en la frontera sur de Estados Unidos, por lo que se convierte en una tema de seguridad nacional para Washington, tampoco hizo ninguna corrección. El viernes la diputada Pelosi colocó en su página de internet del Congreso una declaración sobre el Mes de la Herencia Hispana, y se refirió a los dreamers, pero tampoco negó lo que el Times publicó. El senador Schumer difundió en su página oficial en el Senado tres diferentes comunicados, pero ninguno refiriéndose de alguna forma a lo que les dijo el general Kelly 48 horas atrás. En el remate sobre las verdades y las verosimilitudes, el veterano corresponsal de Reforma en Washington, José Díaz Briseño, publicó el sábado, tras hablar con dos funcionarios de la Casa Blanca: “Kelly sí comparó a México con Venezuela y se refirió a México como un narcoestado fallido”.

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El general Kelly y el discurso del PRI

Leo Zuckermann en su columna Juegos de poder, publicada en Excélsior, indica que de acuerdo al New York Times, en un artículo de Maggie Haberman y Glenn Thrush del 14 de septiembre pasado, Donald Trump estaba negociando con el líder del Partido Demócrata en el Senado, Chuck Schumer, cuando el Presidente llamó a su jefe de gabinete, John F. Kelly, quien “lanzó un llamamiento apasionado por defensas fronterizas, incluyendo su apoyo general a una barrera reforzada, ofreciendo una visión notablemente pesimista sobre la situación de seguridad y estabilidad política de México. Comparó a México, uno de los más importantes socios comerciales y de aplicación de la ley de Estados Unidos, con Venezuela, bajo el régimen de Hugo Chávez, el exlíder, sugiriendo que estaba al borde de un colapso que tendría repercusiones en Estados Unidos, según a dos personas que asistieron a la reunión”.

Resulta que el principal funcionario de la Casa Blanca después del Presidente, un general que fue el jefe del comando sur de Estados Unidos que incluye la seguridad de todos los países de América Latina y el Caribe, el exsecretario de Seguridad Interna del vecino del norte, piensa que México se encuentra cerca de convertirse en la Venezuela de Chávez. Una de dos. O Kelly estaba exagerando para quedar bien con su jefe Trump, quien estaba negociando un acuerdo con Schumer para resolver el problema de la permanencia en Estados Unidos de los dreamers o el poderoso general realmente piensa que México está al borde de una gran crisis.

Si es lo primero, un ejercicio de pura retórica, pues no habría por qué preocuparnos. Kelly estaría jugando para quedar bien con su jefe, quien quiere que los demócratas acepten el infame muro fronterizo con México a cambio de resolver el problema de los jóvenes que llegaron de niños a Estados Unidos y siguen viviendo ahí sin documentos migratorios. Se trataría de un caso típico de política pura y dura.

Igualita a la del PRI en México, que se la pasa tratando de comparar a Morena y su líder, López Obrador, con Hugo Chávez y Venezuela. En este sentido, habría una gran compatibilidad entre el discurso de Kelly y el del líder del PRI en México, Enrique Ochoa. Infundir miedo para que la gente en México no vote por AMLO o para que el senador Schumer acepte financiar el muro. El uso del miedo con fines políticos. Nada nuevo.

Lo segundo, sin embargo, sí es preocupante, es decir, que Kelly efectivamente esté convencido que México está al borde de un colapso. Que estamos convirtiéndonos en un Estado fallido. No tanto por la amenaza de que llegue un líder populista y demagogo a la Presidencia como Chávez (o, para tal efecto, como Trump) sino por la violencia que existe en nuestro país y la incapacidad del Estado de resolverla.

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AMLO: olor a derrota y palos de ciego

Ricardo Alemán en su columna Itinerario Político, publicada en Milenio, señala que ¡Ocurre lo que tenía que ocurrir! Poco a poco se impone la terca realidad y se desinfla al globo electoral llamado AMLO.

Y es que la mayoría de las encuestas serias reportan una tendencia sostenida a la baja —en todos los casos— de las preferencias electorales que mantenían en la punta al “presidenciable frecuente”.

Al mismo tiempo se produce una tendencia alcista —en unos casos más y otros menos— del llamado frente ciudadano y de candidaturas como las de Margarita Zavala, Miguel Osorio, José Antonio Meade, Aurelio Nuño y Miguel Mancera.

También se acentúa la tendencia a la baja del PAN, en tanto partido político, y de Ricardo Anaya, en tanto desacreditado aspirante presidencial.

“Con el andar de la carreta se acomodan las calabazas”, dice una vieja consigna política, que algunos acredita a Gonzalo N. Santos. Y, conforme avanza la elección presidencial de 2018, “se acomodan las calabazas” de los presidenciables.

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Ve el PRI a AMLO como amenaza nuclear

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, indica que dentro del propio PRI ya algunos se preguntan qué tan efectiva estará resultando la estrategia del presidente del partido, Enrique Ochoa Reza, de realizar casi a diario ataques directos contra Andrés Manuel López Obrador. Ayer nuevamente arremetió contra AMLO y dijo que tanto éste como su partido, Morena, apoyan abiertamente el régimen de Corea del Norte y de Venezuela, y que ése es precisamente el modelo político y económico que ven positivo para México. Priístas dicen que no está mal el ímpetu de don Enrique, sin embargo, advierten que repetirlo tanto y tan seguido podría ocasionar que este tipo de comparaciones pierdan efecto. Ochoa, seguramente, tendrá medido el efecto de estas críticas y estará siguiendo los consejos de sus expertos en comunicación. Sin embargo, lo que es evidente es que el mensaje que están enviando es que perciben a López Obrador como una amenaza nuclear para las elecciones de 2018, similar a la que hoy en día representa Corea del Norte con sus ensayos con misiles nucleares.

Crece el número de “rebeldes” en el PAN

El jueves pasado, seis senadores de los denominados “rebeldes” lamentaron que, en la búsqueda del poder, su dirigente nacional, Ricardo Anaya, haya dejado de lado la agenda legislativa blanquiazul, para dar prioridad a la del denominado Frente Ciudadano por México. Ayer los panistas le hicieron un guiño al celebrar que su coordinador Fernando Herrera pusiera sobre la mesa el tema de la Ley de Seguridad Interior, que no había sido considerado. Hasta ahí todo bien, pero la novedad es que ya no son seis los senadores “rebeldes”, sino que ahora se trata de nueve, pues se sumaron los senadores José María Martínez, Octavio Pedroza y Fernando Torres Graciano. Según los legisladores afines al coordinador de los senadores panistas, Ernesto Cordero, poco a poco irá creciendo el número de legisladores que entren en rebeldía contra los designios del jefe nacional de su partido.

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, señala que sin hacer tanto ruido, en el Senado se supo que el Ejército colaborará en la construcción inmediata de 400 casas para los damnificados de los terremotos en Oaxaca y Chiapas de la semana antepasada. Solo esperan que el Ejecutivo decida a qué zona deberán darle prioridad, pero es de todos sabido que la milicia cuenta con experimentados ingenieros capaces de construir obras en un abrir y cerrar de ojos.

Que el secretario de Hacienda, José Antonio Meade, será citado a comparecer la próxima semana ante el pleno de la Cámara de Diputados para exponer el paquete económico 2018 y responder a las dudas e inquietudes de los legisladores, quienes anticipan que el responsable de las finanzas públicas y aspirante presidencial del PRI no tendrá un “día de campo” en San Lázaro, donde la crispación preelectoral se mantiene latente entre priistas y opositores.

Que la senadora y ex coordinadora del PRD Dolores Padierna se sumará esta semana a la bancada del bloque PT-Morena, con lo que ésta sigue creciendo y se consolida como tercera fuerza política en el Senado. No obstante, la legisladora trabajará más pegada a la coordinación de Manuel Bartlett, por el distanciamiento que tuvo con sus ex compañeros de grupo.

Que la titular de la Secretaría de la Función Pública, Arely Gómez, iniciará mañana un viaje a Nueva York, donde en el contexto de la sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que se celebrará el miércoles, presentará un informe de los avances en materia de gobierno abierto en México.

La secretaria participará en la Reunión Ministerial del Comité Directivo de la Alianza para el Gobierno Abierto, de la que México es fundador, en la cual rendirá cuentas ante personajes como el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el primer ministro de Georgia, Giorgi Kvirikashvili, y los representantes de las 11 organizaciones de la sociedad civil internacional responsables de la gobernanza de la alianza.

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