El 11 de agosto del año en curso los miembros del H. Consejo Universitario de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), en sesión extraordinaria aprobaron la convocatoria para el nombramiento de rector de la BUAP, para el periodo 2017-2021.

En esencia, la elección del rector constituye un evento académico-político. Es académico, porque los que aspiran a ser rector representan proyectos académicos distintos del cómo llevar a cabo las actividades sustantivas propias de las universidades: la construcción, transmisión y aplicación de conocimientos. Es un evento político, porque la concreción de estos proyectos académicos disímiles, está directamente relacionada con la correlación de fuerzas que existe en nuestra alma mater, que desde 1990 ha detentado una corriente universitaria vinculada orgánica e indistintamente al PRI-PAN.

La correlación de fuerzas, como acontecimiento político, es uno de los factores decisivos para implementar uno u otro modelo educativo y es derivación, en parte, de una concepción y praxis de la democracia que se promueve al interior de la BUAP, la cual en la práctica ha sido torcida y manipulada por los intereses de la corriente universitaria hegemónica.

La normatividad universitaria (artículo 6 de la Ley Orgánica Universitaria y articulo 3 del Estatuto Universitaria) plantea que “la Universidad es una Institución académica libre y democrática”. Pero, en la práctica lo que predomina es la antidemocracia. Para demostrar mi hipótesis, tomaré como ejemplo el actual proceso electoral para elegir el nuevo rector, considerando únicamente un punto incluido en la convocatoria para el nombramiento de Rector.

Me refiero al 22 que plantea: “la campaña electoral dará inicio a partir de las 8:00 horas del día 31 de agosto de 2017 y concluirá el día 8 de septiembre del mismo año a las 18:00 horas”. Es decir, se trata de una campaña electoral con una duración de apenas ¡siete días hábiles!

Mientras que el Artículo 32 del Reglamento de elección de autoridades personales universitarias de la BUAP, plantea que “la duración de las campañas no podrá ser en ningún caso mayor a veinte días hábiles cuando se trate del Rector”, l@s consejer@s universitari@s, estrujaron este plazo a casi una tercera parte.

Por cierto, es muy probable que la mayoría de l@s consejer@s hayan tomado esa decisión al margen de sus representad@s, violando flagrantemente el artículo 141 del Estatuto Universitario que textualmente dice: “los integrantes del Consejo Universitario serán responsables en lo que respecta a sus actividades como consejeros ante sus representados”. Al menos, eso aconteció en el Instituto de Ciencias, unidad académica a la que me encuentro adscrito.

Evidentemente, los siete días de campaña resultan insuficientes para que los candidatos difundan su plan de trabajo en todas las unidades académicas y dependencias universitarias. Excepto para el candidato-rector, ya que el doctor Esparza, lleva cerca de un lustro en campaña como rector-candidato.

El desconocimiento del proyecto de universidad que proponen los candidatos tiene repercusiones severas para que l@s universitari@s podamos votar de manera juiciosa. ¿Cómo defino mi voto, si desconozco las propuestas de los candidatos?

La decisión irresponsable y facciosa que tomaron la mayoría de l@s consejer@s universitari@s tiene repercusiones directas para el ejercicio de la democracia en la BUAP. Afecta, primero, uno de los ángulos esenciales de la democracia referido a la participación universitaria para poder ejercer un voto juicioso, por uno de los proyectos académicos.

En segundo lugar, al acortar drásticamente el plazo de campaña electoral, se pone en riesgo todo el proceso electoral. Personalmente me siento afectado en uno de mis derechos humanos elementales, ya que no pude acceder a la información básica para decidir el sentido de mi voto y, con ello, participar en el actual proceso electoral, que es transcendental para el destino académico de la BUAP.

L@s universitari@s per se somos distint@s, pensamos y actuamos de forma diferente. Si estas desavenencias son procesadas mediante el debate de ideas, sin duda alguna de aquí surgirá un nuevo proyecto académico que debe de abanderar el candidato a rector elegido. El desprecio por la diferencia y por el/la Otr@ son los cimientos que sostiene el carácter antidemocrático del grupo hegemónico que ha dirigido la BUAP durante casi tres décadas.

Palabras agudas

El día 7 de septiembre me enteré de un debate que habría entre los candidatos a rector de la BUAP. ¡Por fin!, me dije, voy a contrastar los distintos programas de los candidatos para emitir un voto razonado. Mi decepción fue mayúscula cuando el candidato-rector, doctor Esparza, no llegó al debate, obligando al doctor Eudoxio Morales a plantear su programa en solitario. Su exposición fue pulcra y objetiva, abordando los problemas más significativos de la BUAP; por esta razón, mi voto será para su propuesta. Pero, lo que más me entusiasmó fue su idea de crear un movimiento universitario plural, incluyente, crítico y democrático después del proceso electoral. Aclaro que no considero a la democracia como una tarea sustantiva de la BUAP, pero si indispensable para modificar la correlación de fuerza en la universidad. Sólo de este modo, se podrá diseñar-aplicar otro modelo educativo que sustituya al del emprendedurismo. Coadyuvar a solucionar los grandes problemas nacionales del país, incluida Puebla, exige aplicar otro modelo educativo para formar recursos humanos con capacidad de generar conocimientos científicos y de aplicarlos para promover el advenimiento de una sociedad más justa, digna, amorosa y feliz.

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

Miguel Ángel Damián Huato es profesor-investigador del Centro de Agroecología del Instituto de Ciencias de la BUAP. Fue Premio Estatal de Ciencia y Tecnología 2011 y es miembro del Sistema Nacional...