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A jugar a la gallina

Raymundo Riva Palacio en su columna Estrictamente Personal, publicada en El Financiero, señala que está claro. Todos juegan al máximo límite para que el adversario ceda y claudique. La oposición al PRI en la Cámara de Diputados forzó una crisis constitucional, que paralizó a San Lázaro, para que el gobierno ordene a sus diputados que acepten el ultimátum de quienes demandan eliminar el pase automático de procurador general a fiscal general, que se establece en la ley. La política mexicana se encuentra en este péndulo. Algunos están por la suma cero; otros por la claudicación del adversario. Brinkmanship es el nombre del juego, entendido como el ejercicio de una política arriesgada que a veces es suicida.

La falta de una solución a la instalación de los órganos de dirección de la Cámara de Diputados llevó a que el miércoles amaneciera el país sin nadie que pueda recibir el Paquete Económico para 2018, con lo que, teóricamente, no podrá iniciar la discusión sobre el Presupuesto y paralizará al gobierno. La motivación es el conflicto por la negativa del PRI a discutir una iniciativa presidencial para eliminar el llamado pase automático, previsto por la ley desde 2014 y aprobado por el PAN, que hoy encabeza la cruzada en contra, y que en aquellos remotos tiempos hacía el amor todas las noches con el PRI. La discusión no es suficiente. La oposición quiere que se elimine esa provisión. Punto. ¿Hasta dónde llegarán? ¿Quién cederá?

Brinkmanship es lo que se está ejecutando en San Lázaro. Una política arriesgada que si no llega a que una de las partes ceda, se volverá una política suicida. Este es el elemento central del Juego de la Gallina, uno de los ejercicios más notables en Teoría de Juegos, donde las dos partes se involucran en un diferendo donde si nadie cede todos pierden, y sólo si uno claudica, los dos pueden ganar al evitar la autodestrucción.

El nombre de ‘gallina’ se originó cuando Bertrand Russell lo usó como metáfora de la política nuclear suicida en su influyente libro Common Sense and Nuclear Warfare, en 1959, al referirse a un juego de jóvenes que se popularizó cuatro años antes en la película Rebelde sin Causa, donde para dirimir una disputa, los jóvenes corrían en sus vehículos a toda velocidad por una pendiente que terminaba en despeñadero, y buscaban determinar quién era aquél que antes de caer brincaba de su automóvil. Si ninguno cambiaba el rumbo, en la metáfora nuclear, se daba la autodestrucción masiva. La racional es si un jugador cede, la mejor decisión del otro depende de lo que hizo su adversario. En el fondo trata sobre conflicto o conciliación.

En San Lázaro, la oposición juega a la Gallina. Va a toda velocidad rumbo al despeñadero y, aunque no quiera, el PRI es arrastrado por la pendiente. Los diputados movieron el reloj legislativo –que es como eufemísticamente resuelven su violación a la ley– para este jueves, a fin de dar tiempo a que avancen las negociaciones. O legislan los priistas contra el pase automático en el Senado, la Cámara donde se encuentra la propuesta presidencial, o no se instala el Congreso. No hagan apuestas.

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¿Soñadores rumbo al exilio?

Leo Zuckermann en su columna Juegos de poder, publicada en Excélsior, indica que son, simplemente, estadunidenses. Viven desde muy chicos allá. Se han educado en ese país. Hablan inglés mejor que español. Muchos sirven en las Fuerzas Armadas. Solamente tienen un problema: no tienen un papelito que los acredite como ciudadanos estadunidenses. Y no lo tienen porque, de muy niños, sus padres decidieron quedarse a vivir el “sueño americano” sin tener permiso migratorio. Son inmigrantes indocumentados, pero no por decisión propia, sino de sus progenitores. Ahora su patria los amenaza con deportarlos a países desconocidos de donde vinieron sus padres.

El procurador racista Jeff Sessions argumenta que esa nación es un Estado de derecho; como padres e hijos llegaron ahí sin permiso legal, pues hay que echarlos. El argumento quizá aplique a los papás quienes conscientemente se quedaron a vivir en el vecino del norte sin documentos. Pero los hijos no decidieron nada; por tanto, no violaron ley alguna. Entonces, ¿por qué castigarlos?

Porque son la última ola de migrantes y siempre sucede que los últimos en llegar son rechazados por los que arribaron primero. Ya tocó discriminar a alemanes, irlandeses, italianos, judíos y asiáticos (a los africanos no porque los llevaron contra su voluntad como esclavos). Pues ahora les toca a los latinoamericanos, aunque hayan llegado de niños, hoy hablen inglés, más del 70% haya estudiado en la universidad y tengan, casi todos, un trabajo bien remunerado.

Son los dreamers, los nuevos soñadores de una sociedad de inmigrantes muy exitosa como es Estados Unidos. Son jóvenes que casi toda su vida han vivido ahí. 72% cuentan con al menos diez años residiendo en ese país. 31% llegaron con cinco años o menos; 38% entre los seis y diez años de edad. Se calcula que son un millón 700 mil jóvenes que llegaron indocumentados con sus padres, 78% de México. Residen fundamentalmente en California (32%), Texas (18%), Illinois (6%) y Nueva York (seis por ciento).

790 mil han conseguido su registro al Deferred Action for Childhood Arrivals (DACA, por sus siglas en inglés). El programa lo decretó el entonces presidente Barack Obama en 2012. Después de haber sido investigados por las autoridades, estos jóvenes recibieron un permiso que los protege para no ser deportados y les abre la posibilidad de tener una licencia para manejar, solicitar su entrada a una universidad, gestionar permisos de trabajo y viajar al extranjero con el derecho de volver a entrar. Muchos de los soñadores no quisieron participar en DACA por el temor de proporcionar sus datos biométricos y personales al gobierno estadunidense. Y es que el programa dependía de la voluntad del Presidente en turno. Parece que no se equivocaron aquellos que no se registraron porque resulta que ahora vive en la Casa Blanca un racista xenófobo y nacionalista que el martes canceló el DACA.

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Anaya les va ganando y sin costos

Joaquín López Dóriga en su columna En Privado, publicada en Milenio, señala que todos estamos de paso, hasta los hoteles. Florestán

Las cosas en la Cámara de Diputados se desarrollaron como planeó y anunció a los suyos Ricardo Anaya, a diferencia de lo que sucedió en el Senado, donde según me dijo Roberto Gil Zuarth, ordenó lo mismo a su bancada y que no prosperó por la gestión de Emilio Gamboa, quien para elegir a la Mesa Directiva reunió 77 votos de 82 senadores presentes que, además, votaron a Ernesto Cordero.

Pero en el recinto de los diputados le salió, luego de que el domingo el PRD dijera sí al llamado frente opositor, el lunes se sumara el PAN, el martes por la mañana lo registrara en el INE y por la tarde lo hiciera valer al votar contra la construcción de su Mesa Directiva, lo que dejó al país sin esa instancia legislativa, lo que a la mayoría de los mexicanos les tiene sin cuidado.

Por un momento, tras escuchar el martes en tribuna a Rocío Nahle, coordinadora de Morena, fijar su posición, algunos creyeron, que no pensaron, que daría sus 48 votos al bloque del PRI, porque el principal afectado electoralmente con el frente Anaya es el proyecto presidencial de Andrés Manuel López Obrador, pero los bisoños no lo acaban de entender: primero muerto que votar con los priistas, su bancada en San Lázaro nunca ha votado un solo asunto con ellos, y se fue con la alianza del PERRDEAN contra la instalación de la Mesa Directiva, y el que levantó la mano triunfador fue Anaya, quien reivindicó la autoría de la resistencia y su desarrollo que busca, ha dicho, impedir que el procurador general de la República en turno, Raúl Cervantes, sea fiscal general en automático, como establece la reforma que aprobó él mismo y la ley que votó su bancada siendo presidente de su partido.

Por la noche en San Lázaro, recuperaron el recurso Paredes de finales del siglo pasado, detener el reloj legislativo vía receso, y más tarde, en declaración con el dirigente del PRI, Enrique Ochoa, el coordinador de sus diputados, César Camacho, pidió al coordinador de sus senadores, Emilio Gamboa, que desahogaran ya la iniciativa que en noviembre les mandó el presidente Peña Nieto para eliminar ese pase automático, como exige Anaya, quien les respondió vía el comunicado 267/2017, diciéndose sorprendido por el cinismo de los tres.

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¡Anaya es peor que AMLO!

Ricardo Alemán en su columna Itinerario Político, publicada en Milenio, indica que desde su primera candidatura presidencial y luego de que mandó al diablo a las instituciones, Andrés Manuel López Obrador fue visto como “un peligro para México”.

El mote lo ha seguido en el segundo y tercer intentos por convertirse en candidato presidencial, sobre todo porque nunca respeta resultados electorales y su primer equipo político y sus aliados son fanáticos del dictador Nicolás Maduro.

Claro, además de que su proyecto de gobierno es una “chabacana” recopilación de mentiras y buenas intenciones, al mejor estilo populista.

Por eso, muchos suponen —con buena dosis de razón— que una victoria de AMLO en 2018 sería lo más cercano a tramitar un pasaporte a la más perniciosa dictadura del nuevo siglo: la de Maduro, en Venezuela.

Sin embargo, el más reciente escándalo en torno al PAN y a su presidente confirmó que el verdadero “peligro para México” no solo está en la mal llamada izquierda lopista, sino que se ha corrido a la derecha locuaz, también populista y harto oportunista que encabeza el otrora “niño maravilla”.

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Hielo entre Zavala y Anaya

La columna Bajo Reserva, publicada en El Universal, señala que durante la comida de Los 300 Líderes, nos dicen que los panistas Margarita Zavala y Ricardo Anaya estuvieron en la misma mesa, pero salvo el saludo no intercambiaron palabra alguna; no rompieron el hielo. Nos detallan que quien sí estuvo todo el tiempo detrás de Anaya, fue el senador Jorge Luis Preciado, quien en un momento hasta cargó un libro que regalaron al dirigente panista. Doña Margarita, una y otra vez, ha declarado la necesidad de que el joven Ricardo deje la presidencia del partido para dedicarse en la misma igualdad de condiciones que ella y algunos otros panistas a buscar la candidatura presidencial del PAN. Algunos de los que estuvieron en la mesa, nos dicen, prefirieron no quitarse el saco o el suéter: el aire helado entre los azules era muy muy fuerte.

Panistas siguen dinamitando instituciones

Los legisladores afines a Ricardo Anaya no cesan en su afán de dinamitar las instituciones. Ahora fue el turno del diputado Jorge Ramos Hernández, presidente de la Comisión de Seguridad, quien ante periodistas “reveló” información del Gobierno, sobre el sistema de inteligencia Pegasus, entregada a la Comisión Bicameral de Seguridad. Nos hacen ver que el tipo de comentarios hechos por el legislador sobre la información, que se discute en la citada comisión, está prohibido según el Código Penal Federal. Además, nos comentan, no sólo violó un secreto, sino que proporcionó información imprecisa. Vaya manera la de los panistas de seguir mandando al diablo a las instituciones, pues una cosa es que haya enojo por el momento político, y otra muy grave es que se viole la confianza de secrecía que se debe tener en estas comisiones. ¡Todo sea por tapar al líder!

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La columna Trascendió, publicada en Milenio, indica que los coordinadores de los diputados del PAN, Marko Cortés; del PRD, Francisco Martínez Neri, y de MC, Clemente Castañeda, endurecieron anoche sus posiciones y, en un encuentro en el restaurante Matisse, reafirmaron su determinación de impedir hoy la elección de la Mesa Directiva encabezada por el priista Jorge Carlos Ramírez Marín en el palacio de San Lázaro.

A menos que los senadores del PRI, liderados por Emilio Gamboa, expresen durante la mañana de este jueves el compromiso público de dar marcha atrás al llamado pase automático del procurador Raúl Cervantes a la Fiscalía General de la República.

Que si una mesa atrajo miradas ayer en la reunión de los 300 líderes fue la que compartieron Margarita Zavala, José Antonio Meade, Miguel Ángel Mancera, José Narro Robles, Enrique de la Madrid y Ricardo Anaya, todos presidenciables rumbo a 2018.

La reunión fue cordial, entre las selfies que pedían algunos asistentes al secretario de Hacienda, pese a la pugna de legisladores por el pase automático del fiscal general y la instalación de la Mesa Directiva cameral.

Que, por cierto, el nombre de José Ramón Cossío Díaz ha sido mencionado entre diversas ONG como candidato a la Fiscalía General de la República, pues el ministro de la Suprema Corte pasará a retiro a finales de 2018.

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