Columnistas-NahirGonzalez

El factor humano es el componente fundamental de una organización, pues gracias a él se pueden llevar a cabo todos los procesos necesarios que lograrán la consecución de los objetivos planteados.

Aun contando con la mejor infraestructura y maquinaría, una compañía sin gente no podría funcionar; por tanto, resulta indispensable darle a cada individuo la importancia que merece; conjuntamente con la búsqueda de técnicas más adecuadas para preservar al personal dentro de la entidad.

Además de ser el motor de las organizaciones, los seres humanos tienen un gran peso en lo que respecta a experiencias y sabiduría. La pertenencia más valiosa con la que cuenta un trabajador es su conocimiento, y por ende, éste representa la riqueza más grande de una empresa o institución. La gente que posee mayor información y que establece mejores relaciones dentro y fuera de una compañía, cumple el papel de “persona clave”, motivo por el cual, tendrá mayor influencia en los procesos y en las interacciones laborales; en consecuencia, fungirá como pieza fundamental para el desempeño organizacional.

Desde la perspectiva planteada, resulta un hecho que si los miembros clave se retiran de su nicho de trabajo, podrían existir cambios drásticos en la organización, los cuales resultarían no favorables y posiblemente desencadenarían una crisis, puesto que dichos individuos se llevarían consigo: experiencia, conocimientos, capacidades, habilidades y relaciones; todos ellos elementos básicos para el funcionamiento óptimo de la entidad y el adecuado desarrollo de la misma.

Dentro de cualquier compañía, los colaboradores desempeñan 3 roles clave fundamentales: “conectores centrales” (líderes o cabezas), “facilitadores” (guías o instructores) y “actores periféricos” (trabajadores que sin tener una presencia importante, cumplen una función relevante). Entre ellos no se pueden hacer distinciones ni minimizaciones, ya que por pequeño que parezca el papel que desempeña cierto trabajador dentro de una organización, nunca es así, pues todos los colaboradores se hallan en un mismo nivel de importancia debido a que son piezas esenciales para el funcionamiento de la entidad; aunque esto aparentemente no corresponda a la jerarquía y autoridad reflejada en el organigrama oficial.

Tanto los “conectores centrales”, como los “facilitadores” y los “actores periféricos”, cumplen roles fundamentales propios de su condición; los cuales proveen de riqueza y desarrollo a las compañías. Conjuntamente con esto, las funciones clave suelen ser difícilmente reemplazables por nuevos miembros. Es muy complejo poder adquirir o transmitir a otros de manera rápida, los cúmulos de experiencias y de conocimientos adquiridos a lo largo del tiempo. Para realizar esto se necesita una planeación previa que pueda cimentar las bases necesarias para la preservación de esa riqueza, situación por la cual, resulta indispensable recurrir a procedimientos metódicos que contribuyan a una real conservación de las valiosas herramientas propias de cada trabajador, a pesar de la ausencia del mismo.

Es imprescindible que las organizaciones se hallen preparadas para enfrentar fugas de colaboradores. Para estos casos, se vuelve totalmente necesario poner en práctica estrategias de retención de conocimientos. Este hecho, hará más sencilla y factible la preservación de experiencias, sapiencias y relaciones; así como la conservación de los trabajadores dentro de su función estratégica. Si se ponen en práctica planes de acción al respecto, se dará un fuerte soporte para afrontar pérdidas de personal. De esta manera, la ausencia de una pieza clave no representará un suceso grave para la organización.

Las altas jerarquías de una compañía nunca deben perder de vista que la entrada o salida de individuos a la entidad, siempre tendrá una secuela importante en el funcionamiento de los roles claves de la misma. La situación de cada uno de los trabajadores debe evaluarse constantemente, para de este modo poder resolver a tiempo los problemas de fuga de empleados y de conocimientos, sin que esto tenga una fuerte repercusión en la productividad de la empresa.

En el mundo organizacional, resulta indispensable tomar en cuenta este tipo de sucesos, ya que previéndolos, los colaboradores no tendrán que lidiar con enérgicas problemáticas suscitadas debido a la separación o retiro de la gente clave. Sin embargo, no basta con ser cautelosos sólo en este ámbito, para mantener el funcionamiento adecuado de una empresa, es indispensable el buen manejo de ella a través de: el constante enfoque y atención a los recursos humanos además de la preservación de su función, así como de sus conocimientos; la implementación de programas que permitan mantener técnicas aplicables a situaciones de crisis; la motivación y reconocimiento de los logros de los colaboradores para contribuir a la retención del personal; y así mismo, la adecuada ubicación de roles clave. De esta manera, será posible guiar a los trabajadores en una correcta dirección, para a la vez mantenerlos en el debido estatuto, hecho que hará más factible el funcionamiento exitoso de una compañía.

Es verdad que ningún ser humano es indispensable, no obstante, hay muchas personas importantes que, por su propia condición, desempeñan un papel clave para el funcionamiento de una organización. Por tanto, se puede concluir que debido a sus grandes aportaciones, los elementos más significativos y valiosos dentro de una compañía -más allá que cualquier inversión económica o tecnológica- siempre serán: los seres humanos.

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