Parte 1 de 4

México vive una crisis estructural originada por la caída de la tasa de ganancia, cuya recuperación exige mayores tasas de explotación del trabajo y de exfoliación de la naturaleza, ocasionando más pobreza y desigualdad social, la insostenibilidad de las actividades agropecuarias y el cambio climático.

En la agricultura de temporal campesina, la crisis económica es más intensa porque los campesinos fueron excluidos de los programas de modernización del campo como productores, para reproducirlos como fuerza de trabajo, aumentando la migración campo-ciudad y el incremento del número de desempleados dispuestos a vender su fuerza de trabajo por menores salarios y prestaciones económicas.

La modernización del campo mermó la producción de granos básicos, sobre todo de maíz, afectando la autosuficiencia alimentaria, ya que la producción local es incapaz de satisfacer las necesidades alimenticias. Al mismo tiempo, está causando la descampesinización, vulnerando el entramado de la cultura campesina, re-creado durante milenios por comunidades y familias campesinas, expresado en ámbitos como: el tecnológico-productivo, el gastronómico, el organizativo, el festivo, el trueque, el autoconsumo y el acceso comunal a la tierra y a los servicios sociales.

La modernización del campo, enraizada técnicamente en la revolución verde y transgénica, ha sido un fracaso en la producción de maíz de temporal. Datos del Servicio de Información Agroalimentaria y Pesquera, muestran que durante 35 años (1980-2014) el rendimiento nacional promedio aumentó 660 kg, al pasar de 1650 kg (1980) a 2310 kg/ha (2014), equivalente a un exiguo crecimiento anual de 0.82%.

Este fracaso se debió a que la modernización agrícola promovió la simplificación del manejo de maíz, acotándolo sólo al uso de agroquímicos, lo que no coincide con la variedad de tipos de patrones tecnológicos que los maiceros de temporal aplican, ajustados a la diversidad de nichos ecológicos locales que existen en México.

La Ley de Desarrollo Rural Sustentable plantea que los programas y acciones que ejecute el gobierno federal, reconocerán la heterogeneidad socioeconómica y cultural de los productores (artículo 9º). No obstante, los tecnócratas han omitido este artículo y ofrecen paquetes tecnológicos agrícolas homogéneos, costosos y contaminantes, producidos y vendidos por empresas transnacionales, principales beneficiarias de la modernización del campo.

En este contexto de crisis resalta el proyecto de nación que plantea Andrés Manuel López Obrador (AMLO) en su libro: 2018. La salida. Decadencia y renacimiento de México donde esboza, entre otras cosas, un proyecto alternativo a la modernización del campo. Para AMLO: “Promover el desarrollo rural implica mejorar las condiciones de vida de los campesinos y fortalecer las actividades productivas, como parte de la solución de los grandes problemas nacionales”, p. 181).

Puntualmente AMLO expone que para solucionar los problemas del campo se aplicará “un programa de fomento integral al campo que apoye la producción: de autoconsumo, para el mercado interno y para exportar” (pp. 193) […] El apoyo a la producción de autoconsumo, “debe orientarse… a fortalecer las actividades productivas agroecológicas y las tecnologías tradicionales, enriquecidas por medio de un diálogo de saberes con los conocimientos científicos y tecnológicos modernos” (p. 195-196).

La propuesta de AMLO para pasar de la modernización agrícola al manejo de agroecosistemas, objeto básico de estudio de la agroecología, es general. Se trata de una opción viable para potenciar las actividades productivas de autoconsumo. Pero su aplicación concreta tiene que considerar las condiciones socioeconómicas, y culturales locales en que los campesinos manejan los agroecosistemas.

Y no hay de otra; si se quiere ser autosuficientes en la producción local de los satisfactores esenciales destinados a la alimentación de los campesinos, hay que sembrar milpa para cosechar una gran variedad de plantas: maíz, frijol, calabaza, chile, múltiples arvenses, etc. En última instancia, sembrar milpa significa “fortalecer una identidad cultural de la más alta calidad humana” (p. 182).

La milpa es el principal agroecosistema mexicano y probablemente del mundo. Su manejo está enraizado en los milenarios conocimientos y tecnologías campesinas y su revaloración es un obstáculo a la colonización del saber, promovida desde las universidades y ejecutadas por los modernizadores agrícolas, que consideran a la revolución verde como el único paradigma científico para generar tecnologías.

Además, manejar la milpa requiere aplicar un enfoque transdisciplinario, porque la mayoría de las actividades que el productor realiza durante el ciclo agrícola, están potentemente influidas por el contexto donde se efectúan, tales como el suelo, el clima, los ingresos familiares, las políticas públicas, etc.

Con el fin de profundizar en la idea general expuesta por AMLO, en las tres próximas contribuciones se dará respuesta a las siguientes cuestiones: ¿Qué diferencias tecnológicas existen entre el manejo de cultivos promovido por la revolución verde y la agroecología? ¿Qué es el diálogo de saberes aplicado en el manejo de la milpa y como surgen los procesos tecnológicos clave que potencian la productividad, la eficiencia energética, la estabilidad, la resiliencia y la durabilidad en el tiempo de la milpa? ¿Cuáles son los impactos socioeconómicos, ambientales y culturales que ha ocasionado la modernización del campo?

Palabras agudas

Lo expuesto por la distinguida doctora Asa Cristina Laurell, secretaria de Salud del Distrito Federal en el gobierno de AMLO es categórico: La proliferación de las revistas predadoras coincide con la puntitis inducida en las universidades mexicanas […] Es momento de revisar ambos aspectos, so pena de promover prácticas científicas y de publicación que degradan el trabajo intelectual, revisión que también debería abordar las redes de citación y los artículos de innumerables autores http://www.jornada.unam.mx/2017/06/08/opinion/a03a1cie.

* Profesor-Investigador del Instituto de Ciencias de la Universidad Autónoma de Puebla.
Correo electrónico: [email protected]

 

Miguel Ángel Damián Huato es profesor-investigador del Centro de Agroecología del Instituto de Ciencias de la BUAP. Fue Premio Estatal de Ciencia y Tecnología 2011 y es miembro del Sistema Nacional...