Columnistas-JuanCarlosLastiri

Por su biodiversidad, México es un país privilegiado. En nuestro territorio existe la mayoría de climas y ambientes naturales. Tan cierto como ello es que las oportunidades no significan mucho si no se combinan con estrategias inteligentes y sustentables para aprovecharlas; o, peor aún, éstas terminan convirtiéndose en amenazas. He aquí que la potencialización de nuestros encantos naturales entraña una de las claves más importantes para promover el desarrollo económico y para invertir en su preservación y mejora, de cara a los derechos de las jóvenes generaciones. Es tiempo pues de que los mexicanos conozcamos y apreciemos el México natural que tenemos, si es que queremos aspirar a ser congruentes con la máxima civilizatoria del desarrollo sustentable.

Al respecto, cabe señalar que esta semana se celebra el Día Internacional del Medio Ambiente, ocasión inmejorable para remarcar que nuestro país es uno de los que ha demostrado su apoyo a los Acuerdos de París, en pro de la reducción del consumo de los combustibles fósiles y el cuidado del medio ambiente. México, para ser preciso, se ha distinguido como uno de los principales promotores en la negociación de este Tratado. Como prueba de que se trata de una vocación ya instituida en el Estado mexicano, sin restricciones, continuaremos fomentando la cooperación internacional, para que el Acuerdo se aplique en su totalidad.

Las acciones para frenar el cambio climático son un imperativo de supervivencia y, a la vez, moral. Lo primero tiene que ver con la estimación de que dos grados centígrados es el umbral de elevación global de la temperatura, para no llegar a desastres irreversibles. Y lo segundo, por su parte, porque es un deber moral insoslayable darles a las futuras generaciones al menos las mismas oportunidades que nosotros hemos tenido de gozar el medio ambiente y la biodiversidad. Se trata de acciones socialmente necesarias, porque responden a expectativas legítimas de nuestras sociedades; y, a la par, son económicamente viables, porque fomentan el desarrollo de nuevas tecnologías que generan desarrollo y bienestar, además de ser fuente de empleo.

En este aniversario del Medio Ambiente, en el marco de los principios de la COP 21, la ONU propone una acción fácil de enunciar, aunque compleja de asumir: conectarnos con la naturaleza, disfrutándola positivamente y siendo activamente parte ella. La convocatoria mundial es a trasladarse a un bosque y aspirar sus esencias; caminar a la orilla de un río y salpicarse con el agua que corre; contemplar la imponente inmensidad del oleaje marino que, incansable, crece y se apaga sobrevolado por pelícanos, fragatas y cormoranes, o bien, desde la cima de alguna montaña, descubrir un valle luminoso o la profundidad de una cañada y llenar los pulmones con la frescura de la flora silvestre para así recrearse y revalorar la naturaleza. Tres son las actividades que se busca fomentar para lograr conectar a las personas con la naturaleza y se pueda impulsar el cuidado ambiental: sal a la naturaleza, programa de más de cuatro mil eventos de participación abierta y plural a desarrollar acciones que van desde reforestación hasta limpieza de playas; crear el álbum global de naturaleza más grande, actividad en la cual se podrá compartir fotos o videos de lugares; y explora tu mundo, una agenda de 12 días para documentar con fotografías la naturaleza que se avizora desde la puerta de la casa, y compartirlas con la comunidad científica mediante iNaturalist, que analizará cómo está cambiando el planeta.

Esta fecha brinda la oportunidad de atraer a los ciudadanos del mundo de todas las edades a las Áreas Naturales Protegidas, los corredores biológicos, los territorios que son Patrimonio Natural y Cultural de la Humanidad, donde se pueden realizar prácticas de ecoturismo, conocer los valores que atesoran y, en el plano individual, permitirse sanar del síndrome de déficit de naturaleza. Ese nombre le dio el periodista y escritor estadounidense Richard Louv a un conjunto de síntomas cada vez más presentes en la vida de los individuos: estrés, ansiedad, falta de relaciones significativas con los demás y con el mundo y numerosos desequilibrios psicofísicos, adicciones e hiperactividad infantil, atribuidos por profesionales de distintas disciplinas a la pérdida de la relación hombre-naturaleza. La prescripción de antidepresivos en niños se ha duplicado en los últimos cinco años y según estudios médicos, el uso excesivo de los teléfonos inteligentes, la tableta o la pantalla de televisión, provoca un problema de desarrollo cerebral. Celebremos pues esta semana poniendo a todos en contacto con la naturaleza.

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.