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Parte 5 de 5

La evaluación-acreditación de la calidad académica son los dos ejes esenciales de la modernización educativa neoliberal, impuesta en México a partir de 1989 por la burocracia dorada (BD), para afrontar la reducción de la inversión destinada a la educación y establecer una nueva estructura salarial dependiente de la evaluación como mecanismos de control de político.

Con este fin, la BD impulsó programas de evaluación académica, como el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y el Programa de Estímulos al Desempeño del Personal Docente (Esdeped), enganchados totalmente a la evaluación-acreditación. Ambos programas han sido implementados para, primero, justificar la calidad educativa y, segundo promover una nueva estructura de remuneración salarial calculada a partir de indicadores que evalúan el rendimiento académico.

Esta evaluación, medida exclusivamente por indicadores, será la nueva palestra para que la BD universitaria transfigure la calidad en cantidad de los productos generados por los académicos. Para Marcela Mollis (http://ow.ly/lYKJ30c2cZ8), el neoliberalismo “ha desnaturalizado los saberes universitarios para convertirlos en conocimientos mercantilizados. El saber se mide con el lenguaje de las finanzas; se calcula por medio de indicadores de rendimiento, a través de certificados y diplomas entregados en tiempo y forma”.

Transfigurar la calidad en cantidad, retroalimentados por el binomio evaluación-acreditación, desembocó en la imposición de criterios basados en la medición exclusiva de la cantidad de productos generados, haciendo más laxa y maleable la evaluación con el fin de obtener más acreditaciones.

Se trata de lo que Francisco Marmolejo denominó en el evento Tendencias de la educación superior en el contexto global y sus implicaciones para América Latina y el Caribe, “el síndrome de la acreditación desplegado por las universidades, las cuales se ocuparon en otorgar una mayor cantidad de diplomas, donde el discurso y la práctica pedagógica de los egresados no han concordado”.

La Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), desde la rectoría de José Doger Corte en la década de 1990, se tornó en una fábrica para otorgar títulos. Con este fin, se acrecentaron las formas de titulación y se crearon los cursos de verano para acortar la estancia de los estudiantes en la BUAP.

Pero también, se ha aplicado discrecionalmente el Esdeped donde, acorde con lo que sucede a nivel nacional con sus asegunes, se ha priorizado la cantidad sobre la calidad académica, como mecanismo para garantizar más acreditaciones. Veamos cómo se aplica en la BUAP el Esdeped donde muchos productos están esencialmente asociados a la cantidad de productos que a su calidad académica.

Los criterios de evaluación incluidos en el Esdeped consta de tres rubros: a) permanencia, referido al tiempo que el académico lleva laborando en actividades académicas dentro de la Institución, con un valor de hasta 100 puntos; b) dedicación con un valor de hasta 300; incluye el número de horas-pizarrón-semana-mes que los académicos imparten a grupos de alumnos, durante un ciclo escolar, considerando cursos curriculares, y c) calidad, con valor de hasta 600 puntos. Destaca que en este rubro no se evalúa, por ejemplo, si un académico es miembro o no, del SNI.

Para los académicos dedicados a la investigación, en la calidad destaca la generación y aplicación del conocimiento el cual comprende 240 puntos, casi la mitad de los considerados en este rubro. Uno de los pilares de la calidad, es la publicación de resultados (libros, artículos científicos, etcétera), donde es más evidente como la calidad se transfigura en cantidad. Tomemos el caso de los artículos publicados donde en éstos no se diferencia la calidad, ya que tienen el mismo puntaje los divulgados en revistas arbitradas o en indexadas.

Pero este no es el único mecanismo de abaratamiento de los requerimientos académicos exigidos, para acceder a las becas de productividad expresados en salarios mínimos. Siguiendo con el ejemplo del artículo científico hay que señalar que su publicación tiene un valor de 35 puntos (sin alumnos) y de 45 (con alumnos). El problema es que este puntaje se otorga de forma indiscriminada a todos coautores del artículo. Por ejemplo, si en un artículo aparecen 15 coautores su valor es de 675 puntos, si participa un alumno; en cambio, si es escrito por un sólo autor, su valor es de 45 puntos.

Esta forma de evaluación es uno de los pilares de la simulación académica ya que permite, primero, que los académicos de la BUAP tenga más publicaciones para fines de acreditación: en vez de contar como un sólo artículo como efectivamente acaece en la realidad, éste se ¡multiplica por 15! Además, la masiva coautoría permite que un mayor número de académicos pueda conseguir el perfil Promep (Programa de Mejoramiento del Profesorado). Y es que un requisito básico para acceder a este programa está relacionada con el número de publicaciones de los académicos. El Promep, es uno de los pilares de las evaluaciones que realiza la SEP para otorgar el monto de subsidio a las universidades. Por esta razón, el interés de la BD es tener el mayor número de perfiles Promep, sin importar la forma en cómo se logre. Como dijera Maquiavelo, lo que importa es el fin, no el medio.

Pero el Esdeped, también es un mecanismo de control de político impuesto en la BUAP. Como sostuve en la pasada contribución la consigna es: si eres leal a mi facción universitaria, te garantizo el acceso a un buen número de salarios (pueden ser hasta 14), pero si eres un traidor te conculco tu acceso al Esdeped.

Pero, todo lo que nace perece, porque el desarrollo de la humanidad es un proceso histórico abierto, inconcluso. Por tanto, si el origen de la BD universitaria tiene como escenario el neoliberalismo, cuando éste sea superado, también se tiene que rebasar aquélla. En este contexto, ya apunta en el horizonte utópico el 2018 que preñado de esperanzas promete como, salida, el renacimiento de México y el fin de la República simulada.

Palabras Agudas

Los ataques a Andrés Manuel López Obrador están arreciando. Y es que la burocracia dorada de los gobiernos está desesperada porque pronto se le acabarán sus PRIviligios.

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

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Miguel Ángel Damián Huato es profesor-investigador del Centro de Agroecología del Instituto de Ciencias de la BUAP. Fue Premio Estatal de Ciencia y Tecnología 2011 y es miembro del Sistema Nacional...