Y, aunque las comparaciones son odiosas, las cifras con las que Narro justificaría una nueva “estrategia” de salud, son por lo menos alarmantes. Tanto así, que aun a juicio de los más escépticos, se justificaría la existencia de un programa preventivo que no fuese sólo de dientes para afuera y que careciera de tintes electorales. En 15 años, refiere Narro, han muerto a causas de la diabetes, 98 mil 500 mexicanas, mexicanos y también, seguramente, avecindados(as), cantidad similar a la de quienes fallecieran en una década, (1910 a 1920), período en el que transcurrió la revolución mexicana. Las cifras resultarían aun más alarmantes que las declaradas. Datos de divulgación, presentes en la red, señalarían que el número de defunciones originados por el padecimiento de referencia, superarían las 85 mil muertes al año (goo.gl/pevdqD) y otros vinculados al mismo tema, referirían que “el 44 por ciento de la mortalidad por diabetes, está asociada con la obesidad” (http://www.revista.unam.mx/vol.16/num5/art34/).

El programa -para Nuño- Salud en tu Escuela, estrategia de salud -para Narro- (ni en la definición se ponen de acuerdo), buscaría “prevenir enfermedades crónicas, fortalecer las acciones para abatir el sobrepeso y obesidad, así como hacer frente a problemas de embarazo adolescente, violencia y adicciones”, lo mismo que detectar agudeza visual y auditiva de niños, niñas y adolescentes.

Datos que algunas fuentes extrajeran de los Anuarios de Morbilidad, publicados por la Secretaría de Salud (2012), lo mismo que de otras fuentes y agencias especializadas en análisis del sector salud, revelarían lo pernicioso que para la población son las enfermedades crónicas (sobrepeso, obesidad, riesgo cardiovascular y diabetes, entre otras), de salud física y mental, dejan ver -asunto que ya no es un secreto para nadie- que México, ocupa el segundo lugar en obesidad infantil a nivel mundial y el cuarto en obesidad de adultos, con todas las consecuencias que ello acarrea, incluidas el costo de los de recursos humanos, medicinas y hospitalización, destinados a la atención de esos pacientes.

Considerado por especialistas como un problema de salud pública, el embarazo y la natalidad de jóvenes adolescentes alcanza una proporción del 20 por ciento, dos puntos porcentuales más que el porcentaje promedio de natalidad adolescente (goo.gl/twZNQd) en América Latina (18 por ciento) cifra que se traduce en uno de cada cinco en promedio. Cuatrocientos cincuenta mil nacimientos al año, de los que un poco más de 11 mil, serían producto de niñas cuyas edades oscilarían “entre los 10 y los 14 años de edad” y el resto afectaría a adolescentes entre los 15 y los 19, aunque otras fuentes refieren, que uno de cada tres embarazos “corresponde a menores de 18 años” (goo.gl/PdkCXK). De ellos, atañerían el 20 por ciento a menores de 15 años.

Los datos sobre el consumo de drogas que afecta a niños, niñas y adolescentes no se queda atrás. La Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes 2014 (Encode), “revela, que un millón 700 mil alumnos de quinto y sexto de primaria, de secundaria y bachillerato han consumido drogas alguna vez en su vida, principalmente mariguana” (goo.gl/DeyJGZ). La nota publicada por la Jornada, señalaría que el consumo de cualquier sustancia se habría duplicado en 15 años, en tanto que el empleo de la mariguana se habría multiplicado por diez y, el consumo de cualquier tipo de sustancia habría aumentado de 8.2 a 17.2 por ciento, considerando al segmento de población señalado. Previo al consumo de mariguana, un 60 por ciento de niños, niñas y jóvenes habría consumido alcohol y tabaco. La encuesta aplicada muestra que muchos de quienes consumieron algún tipo de sustancia nociva, se iniciaron a la edad los 8 o 9 años de edad; incluidas mujeres.

El programa Salud en tu escuela pretendería también combatir la violencia y el maltrato escolar, fenómeno que ha llegado a extremos en los que provoca la muerte, orillando a algunos de los y las afectadas al suicidio y a la marginación social, incluso, a maestros y maestras, quienes también padecerían las agresiones de alumnos y alumnas. México ocuparía, de acuerdo a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) “el primer lugar a nivel internacional en casos de acoso escolar en educación básica, y el bullying afecta(ría) a casi 19 millones de alumnos de primarias y secundarias públicas y privadas”.

Justificaciones para lanzar un proyecto o una estrategia que incida en la disminución de las enfermedades y de las conductas enunciadas, las hay y muchas. Lo que no habría sería congruencias entre aquello que se cacaraquea pomposamente y la ausencia de recursos presupuestales que se requerirían para ejecutarlo. Previsto para instrumentarse al inicio del próximo ciclo escolar 2018- 2019 en 900 primarias, 400 secundarias y 400 bachilleratos de 11 estados, con el carácter de “programa piloto”, en escuelas que cuenten con bebederos, carece de personal profesional que lo atienda por lo que la dependencias involucradas, recurrirían a estudiantes y pasantes de las escuelas de medicina, enfermería, psicología y disciplinas afines. Carece también, según reconocen Narro y Nuño en entrevista, de experiencia para definir tiempos, realizar ajustes, y por eso arrancarían, si es que les da tiempo, en los tres últimos meses de su encargo, en pocas escuelas. En ellas los estudiantes “aplicarán estrategia de salud y valorarán índices de masa corporal, así como agudeza visual y auditiva” (goo.gl/mBOZIo).

Nada en este programa o estrategia que toque a los medios masivos de comunicación, quienes en un afán de lucro desmedido, promueven el consumo de alimentos chatarra, sexualizan a las niñas a muy temprana edad, encausan la violencia como forma de vida y de movilidad social y sabotean todos los esfuerzos que aunque sea limitados, realizan las escuelas, las familias y la sociedad civil. Bien por el programa o la estrategia, mal por la improvisación, la carencia de recursos de todo tipo y por su carácter electorero.

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