De acuerdo a disposiciones gubernamentales transmitidas por el encargado del despacho educativo y por sus empleados en la Secretaría de Educación Pública Federal (SEP), el nuevo modelo educativo se aplicaría en las escuelas de educación básica y media superior, al inicio del ciclo escolar 2018-2019, a tan sólo 16 meses de que concluya la actual administración. Reformas van y reformas vienen, modificaciones totales y/o parciales a planes y programas de estudio, cuya aplicación en los salones de clase, recaería en las maestras y los maestros de las escuelas públicas y privadas. Empero, los tiempos avanzan. Si la palabra de los funcionarios de segundo y tercer nivel, no fuese cuestionada por algún interlocutor de fuerza mayor, como es previsible que lo harán mentores cercanos a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y la propia organización, los nuevos planes y programas de estudio aludidos, se darían a conocer en el transcurso de siguientes 90 días, entre los meses de mayo, junio y julio del año en curso, “y a partir de éstos se elaborarán 33 documentos que son el perfil de los maestros para poder capacitarlos sobre los nuevos planes y programas de manera más eficaz.” (goo.gl/QyV1nz)

El discurso es ambicioso, la SEP pretendería contar en breve y en un plazo máximo 16 meses, a partir del 1 de mayo, con un ejercito de 1 millón doscientos mil “maestros excelentes“, para educar según los cánones de la nueva doctrina, a una multitud de 26 millones de “alumnos excelsos” (goo.gl/zD7uaQ). El sistema educativo nacional requeriría, de acuerdo al criterio oficial, de maestros y maestras que abandonasen el rol de ser sólo transmisores de conocimiento y se convirtieran “en agentes capaces de discernir sobre la aplicación del currículo frente a estudiantes con -características heterogéneas-. Súper mentores y mentoras que dominasen “los tres componentes que estructuran el currículo de educación básica –los campos formativos, el desarrollo personal y social y la autonomía curricular-, desarrollo de habilidades socioemocionales“, entre otras cuestiones. (goo.gl/tOhPPr) Personal docente “capaz”, que construyan “ambientes que propicien el logro de los aprendizajes esperados por parte de los estudiantes”. Súper docentes que, sustituyendo al Estado y a la sociedad, se infiere del apartado III (Formación y desarrollo profesional de los maestros y III.1 Desafíos de los docentes en el siglo XXI) del documento denominado Modelo Educativo, preparados para formar a “personas” –alumnos y alumnas- que tuviesen la capacidad”para aprender permanentemente nuevas habilidades”.

Meritorios, maestras y maestros, se encontrarían permanentemente sujetos al escrutinio de las autoridades educativas, personajes que secuestran un instrumento base para la definición de la “ruta de mejora continua” en las escuelas y que, en los términos en los que se encuentra planteado, niega los propósitos que le dan origen (cuestión cuyo trato se aparta del propósito de la nota). El apartado III.3 del modelo educativo, señalaría que el principal “motivo” de la función docente sería la de acompañar “los procesos de formación continua de los estudiantes para lograr los aprendizajes esperados y guiar su formación continua”

Reconociendo la heterogeneidad en el origen de los y las alumnas y en la diversa formación inicial del personal docente en funciones. Para ser maestros y maestras excelentes, pertinentes de acuerdo al nuevo modelo educativo, requerirían del dominio de los componentes y ser facilitadores de los aprendizajes clave (lenguaje y comunicación, ingles, pensamiento matemático, exploración del mundo natural y social), del logro del desarrollo personal y social de los alumnos (desarrollo artístico y creatividad, desarrollo corporal y salud, el desarrollo emocional) y del ejercicio la autonomía curricular (entre los que resaltan; contenidos regionales y locales, nuevos contenidos relevantes y el impulso a proyectos de impacto social).

Los súper maestros y maestras, que acuerdo a los planteamientos oficiales requiere el nuevo modelo, transitarían por dos ejes. En primera instancia por la formación inicial, cuestión que dependería de la transformación de los planes y programas de estudio de las instituciones formadoras de docentes, tarea de largo plazo que impactaría anualmente sólo a una parte marginal de quienes se incorporan a la tarea; y en segundo término, se capacitarían, mediante las alternativas que el propio modelo y las autoridades consideran. Eje que requerirá de una alianza coordinada entre quienes emiten los lineamientos específicos -autoridades federales-, los que ofrecerán las alternativas académicas -instituciones de educación superior- y quienes operarán los procesos de actualización y capacitación del personal docente en las entidades -autoridades educativas locales-. Y es aquí, en la concreción de la capacitación, en donde la puerca tuerce el rabo.

Y lo tuerce por varios motivos. El primero, concerniente al tiempo y a la modalidad que la autoridades educativas federales presuponen es el adecuado para capacitar a los súper maestros y a las súper maestras y el segundo, relacionado con los recursos destinados a los proceso de formación continua de los y las docentes en servicio. Mediante dos cursos en línea de 40 horas respectivamente, estiman Javier Treviño Cantú, Subsecratario de Educación Básica y la SEP, destinados a 500 mil maestros y maestras cada uno, los “capacitarían” en cuestiones tan disímiles como “el lenguaje de comunicación, el pensamiento matemático, exploración de las ciencias naturales y sociales, pero también el desarrollo de habilidades sociales y emocionales. (goo.gl/QyV1nz), a quienes se encuentran frente a grupo. Trascendente para quienes deciden sobre cuestiones de política educativa, a la que le apuestan, el rubro formación docente destina a la capacitación tan sólo mil pesos por maestro y maestra por año. Rubros vinculados al mismo concepto, sufrieron decrementos hasta de un 37 por ciento y otros, como el de inclusión digital, de plano desaparecieron. Ya ni la burla perdonan, pero eso sí, quieren maestros excelentes pero que no les cuesten.

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