Columnistas-AlvaroConrado

La irresponsabilidad ante la euforia de la amistad, del triunfo en los deportes, en la profesión, o simplemente un ascenso en el trabajo, llevan muchas de las veces a fatales consecuencias, ante la ingesta de alcohol sin límites, sin la conciencia de los actos inmediatos. Hoy hablamos de la velocidad a bordo de un vehículo, 4 personas fallecieron en la Ciudad de México, en la avenida reforma, hace apenas unos cuantos días, el vehículo acusa la velocidad del bólido, desmedida y alocada ante el influjo del alcohol que momentos terminaban de ingerir en un antro en la Ciudad de México, este hecho ocupó la primera plana de las noticias policíacas, y engrosó la estadística en esta clase de sucesos.

La edad de las víctimas, muy jóvenes todos ellos, profesionistas con futuro quizá para escalar en la vida, pero la irresponsabilidad y el creer en la autosuficiencia de sus actos y reflejos, los condujo a la muerte, una muerte hasta escandalosa, por lo cual se habló en demasía en los medios de comunicación incluidas las redes sociales. Esto nos debe hacer crear conciencia por una parte, en general, a los jóvenes mismos que con tanta facilidad ingieren bebidas embriagantes no importando si conducirán un vehículo en estado inconveniente; por otra parte en el seno familiar, para alertad y concientizar a nuestros hijos acerca de las consecuencias, de las desgracias que se ocasionan y la disolución de familias en muchos casos.

También en gran escala tienen responsabilidad los administradores, dueños y sirvientes de los bares, antros del tipo que sean, cuando en tal estado de embriaguez, de manera irresponsable le entregan el vehículo a un cliente, lo conducente en esos casos sería mejor avisar a la policía y retener el vehículo sin responsabilidad para el antro a sus administradores, con tal de defender la vida de quien quedaría en peligro de muerte al abordar su vehículo y conducirlo con el peligro inminente de la muerte en él, y/o cualquier otra persona que sin deberla, en muchas ocasiones también pierden la vida, o simplemente sufren las consecuencias de un accidente.

No es de echar en saco roto lo anterior salva vida, defiende patrimonios y edifica familias, sin menoscabo de la ausencia, de la pérdida de uno de sus miembros, tal vez sea el más importante en la familia, quien provee la manutención y preserva la cohesión de familia.

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