Aún no arranca formalmente el proceso electoral 2018 y ya se asustan con el petate del muerto. Tendrían que ponerse de acuerdo, ¿o desprecia a la educación o le provoca risa por ser muy ocurrente y autoritario, o se caracterizaría por ser un conservador y un populista de siempre? ¿Será acaso que lo que inquieta del aludido es que pudiese quedarse con una rebanada del pastel que el Partido Revolucionario Institucional (PRI) querría comerse y que compartiría sólo con convidados a modo cuando le convenga? ¿Serán sólo esas cuestiones o les preocupan otras lindezas más que ocultan pero que resaltan las últimas encuestas en las que se evidencia que el PRI no goza de las preferencias electorales en el Estado de México? Empero, los discursos concuerdan. Para la administración de Peña Nieto lo mismo que para el Partido Acción Nacional (PAN), el enemigo a vencer, el caballo negro de la película “gacha” tiene nombre y apellido.

No importan los dislates que el enemigo cometa ni aquellos en los que incurre porque se exalta, discurrirían en los cuartos de guerra, habría que provocarlos o inventarlos, presentarlo adicionalmente como un mal estudiante, puesto que cursó su carrera profesional en 10 años y seguramente obtuvo bajas calificaciones. Señalar que la educación de niñas, niños y adolescentes no le importan y que está en contra de que se formen ciudadanos críticos por ser él un hombre autoritario. Evidenciar que solapa a los malos maestros y maestras, esos y esas que anteponen sus intereses personales por encima del de niños y niñas y que autoridades educativas, la extrema derecha y los medios masivos de comunicación califican como faltistas, aunque se ausenten de las aulas cuando protestan por que las autoridades conculcan sus derechos laborales y protesten en contra de las reformas estructurales. Mostrar que es aliado y protege a los malos mentores, a quienes, según sus detractores, les interesa seguir faltando a clases y cobrar sin trabajar, vender, comprar o heredar plazas. Señalar que es contrario a la evaluación -punitiva- de permanencia en el servicio profesional docente, a pesar de los vicios con los que fuera elaborada y aplicada. Importaría resaltar, señalaría Nuño, que ganar este “oscuro” personaje la presidencia de la república, estaría en riesgo la continuidad de la reforma educativa.

Empero, valdría la pena especular sobre lo qué, de acuerdo a Nuño, se encontraría en riesgo si la oposición de izquierda se hiciese de la administración 2018-2024. Presentado recientemente en sociedad, el Nuevo Modelo Educativo 2017 (NME) ha sido cuestionado por académicos, intelectuales e investigadores del que-hacer educativo y por amplios sectores de maestras y maestros, quienes tendrían la obligación de materializarlo en las aulas. El NME llega tarde, objetado, sin un consenso social que le permita ser aplicado a raja tabla y tras un escarnio social generado por una cúpula política y empresarial en contra de maestros y maestras, a quienes consideran responsables por los malos resultados obtenidos por niñas, niños y adolescentes, en evaluaciones nacionales e internacionales.

Reforma impuesta tras un pacto cupular carente de sustento social, sin una definición entorno al modelo de nación que querrían mexicanos y mexicanas, rechazado por un grupo amplio de mentores perseguidos por oponerse al atropello de sus derechos en materia laboral, el nuevo modelo educativo pretende imponerse de la noche a la mañana -a tan sólo 100 días de que concluya la administración peñista-, sin la gradualidad requerida para su ejecución, sin la adecuación de los espacios y de la infraestructura física requerida para su operación, sin los docentes probados para áreas especializadas (como la enseñanza del inglés, habilidades socioemocionales y el desarrollo artístico y creatividad) pero sobre todo, sin la formación, capacitación y actualización que requerirían para su aplicación, los docentes en servicio.

Sin embargo, a más de la falta de tiempo y del consenso magisterial que permita que los planes gubernamentales se apliquen, el nuevo modelo educativo pararía en una aduana difícil de franquear: los recursos presupuestales requeridos para ejecutarla. Ejemplo de ello lo constituiría el Programa Cultura en tu Escuela que en una fase piloto entraría en vigor en el próximo ciclo escolar. Proyecto al que se le asignarían 150 millones de pesos, monto que arrojaría la grandiosa cantidad de 750 pesos concedidos a cada una de la 197 560 escuelas de educación básica dispersa a lo largo del territorio nacional. Lo mismo que la palabrería utilizada de manera promocional con vista a los ya cercanos procesos electorales, los y las 1,213,568 docentes, tendrían asignado al rubro de formación y actualización docente, la fabulosa cantidad de 988 pesos anuales, cifra que se ejercería a través de las autoridades educativas federales y estatales, en la que no se contempla la capacitación en el nuevo modelo educativo que les permitiera un manejo diestro, ágil y adecuado a los y las maestras.

Sin embargo, daría la impresión, que los señalamientos arriba mencionados, pretenden bloquear el camino a quien en este momento se encuentra al frente de las encuestas electorales debido a las molestias generadas por la reformas estructurales realizadas al margen de la opinión de amplios sectores de la sociedad; a la pauperización de las clases medias provocadas por la devaluación de la moneda frente a otras divisas extranjeras; a la inflación desbocada cuya muestra se da en el incremento del precio de los servicios que vende el gobierno (gasolina, energía eléctrica, gas); a la violencia generalizada y al incremento de secuestros, asesinatos, asaltos y robos y a la corrupción que rodea a la clase política entre otras razones. Abono para que reviva muero y goce de cabal salud.

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