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Mal servicio de agua potable beneficia a empresas embotelladoras, acusan. Foto: Especial

México es el primer lugar a nivel mundial en consumo de agua embotellada, al ingerir entre 215 y 234 litros anuales por persona, esto se debe a que la gente no toma de la llave porque desconfía de su pureza, pues el servicio y la infraestructura son malos.

Lo anterior de acuerdo al académico del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) Región Centro, Raúl Pacheco Vega, quien elabora un estudio sobre los hábitos de consumo del agua embotellada en México.

Señaló que los gobiernos estatales y municipales son uno de los responsables del alto consumo de agua embotellada, pues estos no brindan un servicio confiable, lo que obliga a las personas a comprar el vital líquido a una empresa privada por temor a enfermarse por beber del grifo.

El investigador dijo que las personas tampoco están dispuestas a cambiar sus hábitos de consumo, ya que podrían comprar un filtro o un sistema de tratamiento, pero no lo hacen pese a que, dependiendo de la ciudad, el litro de agua embotellada cuesta entre 100 y mil veces más caro que el vital líquido que sale de la llave.

“Es problemático, porque lo que te está queriendo decir es que tu fuente de hidratación es una fuente comercializada y no es pública. Es necesario encontrar la forma en que los gobiernos puedan ofrecer un servicio de calidad”, puntualizó.

Agua de la llave no puede beberse

Asimismo, indicó que otro de los impedimentos para que la gente cambie sus hábitos es que en México, el agua se almacena en tinacos y la población “casi no los lava”, lo que da paso a la existencia de microorganismos en el vital líquido almacenado, por lo que no se puede usar el agua para su ingesta.

Pacheco Vega aseguró que hay municipios en banca rota que no tienen la capacidad para tratar el vital líquido, por lo que no está completamente purificada y no se puede beber, pues el principal suministro en México son pozos, por lo que es necesario fortalecer la infraestructura para que la gente utilice el grifo para hidratarse.

Por otro lado, mencionó la falta de políticas por parte de los gobiernos para disminuir la compra de agua embotellada, entre ellas la implementación de bebederos, como lo hicieron en León, así como la ley que obliga a los restaurantes de la Ciudad de México a proporcionar agua filtrada a sus comensales, con lo que se evita la venta de agua en dichos establecimientos.

Mientras que de acuerdo a otra investigadora del CIDE, Laura Yaniz Estrada Vivas, el consumo de agua embotellada tiene dos orígenes: la desconfianza de la calidad del agua y la tradición mexicana por el agua saborizada.

“A los mexicanos no les gusta el agua simple, ese transparente e insípido líquido apenas ocupa una tercera parte de todos los líquidos que consumimos”, dijo.

Destinan $500 al mes en botellas y garrafones

Detalló que en promedio, una persona gasta 500 pesos o más al mes en botellas y garrafones de agua, equivalente a más del tres por ciento de sus ingresos, lo cual es el monto máximo que alguien debe invertir en el vital líquido, de acuerdo a la ONU.

Únicamente los hogares con un ingreso mayor de 18 mil pesos mensuales destinan tres por ciento o menos para agua potable.

“El agua embotellada se popularizó con la llegada del plástico, la venta de agua embotellada sin gasificar se expandió. En 1992, Bonafont se convirtió en la primera empresa mexicana en embotellar en plástico el agua para su consumo individual. Pero en México, el verdadero boom coincidió con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, que facilitó el ingreso de las transnacionales”, comentó.

Estrada Vivas precisó que la publicidad de las embotelladoras hace notar su “calidad y pureza”, mientras que las campañas del gobierno invitaban a purificar el agua de la llave antes de beberla, por lo que el agua que sale de los grifos solo es utilizada para las tareas de limpieza.

Finalmente, dio a conocer que en la actualidad existen más de 7 mil microempresas que se dedican a la purificación y embotellamiento del agua.

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