Sin igualdad, la democracia es coja e incompleta: Sara Lovera. Foto: Especial
Sin igualdad, la democracia es coja e incompleta: Sara Lovera. Foto: Especial

Lograr la igualdad no es una utopía. Para lograrlo hay que empezar por el marco jurídico. Se trata de reconocer el desequilibrio, de identificar la injusticia, pues sin igualdad, la democracia es coja e incompleta, afirmó la periodista Sara Lovera.

La también fundadora de la Asociación Civil Comunicación e Información de la Mujer, participó en el segundo y último día de actividades del II Foro para la Promoción de la Igualdad Sustantiva en la BUAP.

Para la ganadora del Premio Nacional de Periodismo 2015, se debe reconocer la desigualdad entre hombres y mujeres para erradicarla. Para ello, citó algunas estadísticas: el 42 por ciento de las mujeres en edad productiva trabajan, el resto también, pero en la informalidad, en trabajos no reconocidos, bajos salarios, sin seguro social y otros derechos laborales.

Ante estudiantes y académicos reunidos en la Unidad de Seminarios, en CU, consideró que hoy la desigualdad se ha agravado “porque estamos en una fase del capitalismo donde -además de existir más acumulación que distribución de la riqueza e imperar la desaceleración del desarrollo y el progreso– se ha aumentado la explotación en hombres y mujeres, como es el caso de la trata de personas.

En este contexto -dijo- muchas mujeres han cambiado sus posturas a favor de lograr su inclusión en más ámbitos. Actualmente son ellas quienes más se gradúan en las universidades.

Arrecia violencia contra mujeres

En consecuencia, como reacción al activismo feminista y el crecimiento de su incidencia en la esfera pública, la cultura de la dominación, impulsada por sectores de gobierno, Iglesia y caciques rurales, entre otros, ha arreciado en los últimos años, dando lugar a actos de violencia contra la mujer, que llegan en muchas ocasiones al homicidio, agregó.

“Las mujeres están aterradas pues en el país asesinan a siete al día. El 47 por ciento de ellas a manos de sus esposos, amantes o seres cercanos. Es decir, gran parte del control misógino se ejerce en sus propios hogares”, refirió.

La nominada al Premio Nobel de la Paz en 2005 lamentó la falta de voluntad política para reconocer la realidad, un entorno en el que las mujeres cada vez se hacen menos cargo de los hogares, actividad que representa el 21 por ciento del PIB.