Cuando Miguel Ángel Osorio Chong dijo que el 62 por ciento de las mujeres en México ha sufrido violencia, Ernestina Fernández, presidenta municipal de Tehuacán, asintió. Sentada en la primera fila, la mujer que fue una perseguida política en el sexenio pasado recibió un trato diferente frente al flamante gobernador y su esposa, y como testigo el Secretario de Gobernación.

La visita de Chong fue cuidadosamente preparada, la logística contempló que el discurso central fuera frente a Ernestina quien los últimos meses del año pasado fue objeto de presiones en el Congreso del estado para destituirla.

El sexenio que terminó se distinguió entre otras cosas por ocultar la deuda pública y violentar la dignidad de los enemigos, ciertamente hubo un feminicidio político, ahí están los casos de Ana Tere Aranda, Elia Tamayo y la propia Ernestina Fernández.

Este martes se vio una forma diferente de relación con los opositores políticos del gobierno de Antonio Gali, el mensaje fue directo, le ofreció trabajar junto a ella.

Por desgracia el líder del congreso, Jorge Aguilar Chedraui, no estuvo en la ceremonia, pero los oídos de muchos morenovallistas retumbaron y empiezan a hablar de un rompimiento.

Tal vez no sea un rompimiento, no hay mayores indicios, simplemente una nueva forma de convivir con los gobernados, donde el respeto mutuo parece será la norma.

Osorio Chong vino a Puebla por cuestiones oficiales, pero sin duda su presencia también obedece al proyecto presidencial de 2018, donde la delegada de la secretaría, Isabel Allende, tuvo mucho que ver, no sería extraño que el tema se lo hayan puesto en charola de plata.

Para quienes andan buscando señales de si Gali será títere de Moreno valle, este martes recibieron una señal de que el descarte, también forma parte del juego.

O por lo menos así me lo parece.

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