La madrugada del lunes 6 de febrero, un niño de un año de edad originario de Débora Carrizal, ranchería de Cuayuca de Andrade, en la Mixteca Poblana, falleció a causa de una picadura de alacrán que no fue atendida a tiempo por el Centro de Salud municipal, que está a cargo de la Secretaría de Salud del Gobierno del estado de Puebla. La responsabilidad del fallecimiento, pues, es enteramente de la dependencia estatal, no sólo por esta coyuntura lamentable, sino porque hace tres años que la alcaldesa Graciela Perea Aranda y el Movimiento Antorchista denunciamos la falta de personal médico y de un verdadero hospital que atienda realmente a los campesinos de la zona, sin que nadie, hasta la fecha, nos haga caso.

Y pondré, como prueba, algunos párrafos de una nota publicada por El Sol de Puebla, con fecha del martes 7 de febrero: “Cuayuca de Andrade, Pue.- La madrugada de ayer lunes un menor de un año de edad, originario de una ranchería de este municipio, murió por la picadura de un alacrán, que de acuerdo a familiares, fue por la falta de personal médico del Centro de Salud que aplicara el antídoto, tal como ya lo había publicado este medio, cuando la alcaldesa Graciela Perea denunció la urgencia de un hospital debido a que se habían registrado muertes por no tener un nosocomio cercano ni galenos en los centros de salud. Según en entrevista en un medio radiofónico matutino, los familiares del pequeño buscaron atención en el Centro de Salud de Cuayuca, pero no hubo quién aplicara el antídoto, posteriormente acudieron al hospital de Zacapala, donde se desconoce por qué lo remitieron a otro nosocomio, pero que en el trayecto habría fallecido”.

Líneas adelante, la misma nota del 7 de febrero dice: “Alcaldesa de Cuayuca ya había denunciado muertes por falta de hospital. En entrevista para El Sol de Puebla, en su edición del pasado 30 de agosto de 2016, la alcaldesa Graciela Perea denunció la falta de disposición de las autoridades estatales para la construcción de un hospital en su municipio, que dijo era urgente debido a las muertes que se habían registrado por falta de servicios de salud. En ese entonces acudió con sus ocho regidores y el secretario general a las oficinas de la Secretaría de Salud para hacer su petición en persona con el extitular de la Secretaría de Salud, Neftalí Salvador Escobedo Zoletto, pero en su ausencia fueron atendidos por Eduardo Camarillo, que dijeron no quiso agendarles una cita con el secretario de Salud, pero que les ofreció un Centro de Salud ampliado, pero con el mismo personal que existe en dicho lugar, y por ello no aceptó, pues dijo que lo que se necesita es que haya por lo menos las cuatro especialidades básicas y que se atiendan urgencias. Y es que detalló que en su municipio existe un centro de salud por parte de la Secretaría de Salud y una clínica del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero en cada uno hay un médico pasante que solo consulta de dos o tres días por semana, además de que no atienden partos ni casos que ameriten urgencias, y por si fuera poco no tienen medicamentos. Perea Aranda lamentó en ese tiempo que no haya disposición por parte de las autoridades estatales para atender la salud de los más de 3 mil habitantes de su municipio que se encuentra en una zona marginada de difícil acceso”.

El Sol de Puebla agrega que, según declaraciones de la alcaldesa, a los habitantes de Cuayuca de Andrade les corresponde atenderse en el hospital de Zacapala, inaugurado en 2011 por el entonces gobernador Rafael Moreno Valle y en el que trabajaría una plantilla de 47 especialistas de diferentes áreas médicas. Pero según la versión de algunos vecinos de Zacapala, el hospital de allí tampoco “funciona como tal, pues por lo regular no hay médicos, únicamente enfermeras”. El resultado final es que para que un enfermo de Cuayuca de Andrade pueda verdaderamente curarse debe recorrer dos o tres hospitales hasta llegar a uno en donde lo puedan atender con alguna seguridad de médicos, medicinas y equipo. Y dadas las malas condiciones de los caminos, ese recorrido puede durar hasta cinco o seis horas, tiempo durante el cual el paciente corre el riesgo de perder la vida por un accidente tan sencillo como una picadura de alacrán, como sucedió con el pequeño oriundo de Débora Carrizal. Así las cosas, no tiene ya mucho caso hablar de padecimientos o accidentes más graves, que requieran cirugías complicadas y médicos expertos, porque la muerte es casi segura.

La Secretaría de Salud de Puebla salió a defenderse y en un boletín aseguró que “cuenta con el antídoto para combatir el veneno de alacrán el cual se aplicó a un bebé que fue llevado al Hospital de Zacapala la madrugada del lunes; sin embargo, por la tardanza en el traslado del municipio de Cuayuca de Andrade al nosocomio, debido a la lejanía, el paciente tuvo fallas orgánicas y falleció. La versión de la dependencia estatal fue que el incidente ocurrió en la localidad Débora Carrizal en Cuayuca de Andrade, que forma parte de la región de Izúcar de Matamoros, y debido a la lejanía de la población la atención se brindó de forma tardía, de tal forma que las condiciones del menor ya no fueron favorables” .

Creo que está muy mal que la Secretaría de Salud ahora intente echar sus culpas sobre espaldas ajenas. Pero la propia respuesta oficial no hace más que demostrar que en Cuayuca de Andrade hace falta un hospital de calidad y dotado de todos los servicios y especialidades necesarios para atender no sólo a los pobladores del municipio, sino de la región, con la seguridad de que se hará todo lo posible para preservar el derecho de los seres humanos a la vida, derecho que, hasta el momento, está siendo conculcado por el gobierno estatal.

Y, en efecto, la alcaldesa y el antorchismo solicitamos el hospital, con insistencia, a todos los secretarios de Salud y Gobernación que tuvo Rafael Moreno Valle, sin que ninguno nos hiciera caso; muy por el contrario, parecía que todos estaban de acuerdo en ponernos las trabas más increíbles con la intención de no autorizar la construcción del hospital. Y ahora estamos mirando las consecuencias. A diferencia de lo que dice El Sol de Puebla, podemos probar que no sólo desde agosto de 2016 acudimos a hacer la solicitud a la oficina del entonces encargado Salvador Escobedo, sino que llevamos tres años insistiendo en la necesidad de tres hospitales para Cuayuca de Andrade, Santa Inés Ahuatempan y San Jerónimo Xayacatlán. También debemos decir que, en los tres casos, hemos cumplido con todos y cada uno de los requisitos que se nos han pedido. Pero, siempre, a la Secretaría de Salud de Puebla se le ocurre un nuevo requisito que es “necesario” cumplir y así, de un plumazo, frena lo ya avanzado. Y total que seguimos sin hospitales y los servicios médicos de calidad que se anuncian en los spots de radio y televisión son, para muchos poblanos, tan desconocidos como el Espíritu Santo.

Por todo ello, creo que no está de más reiterar nuestro llamado a la Secretaría de Salud de Puebla, y su nueva directora Arely Sánchez Negrete, a que se atienda con urgencia la demanda de los tres hospitales que estamos solicitando desde hace bastante tiempo. No sería correcto cerrar los ojos a la realidad y que ésta de nuevo les pegue en la cara con una nueva desgracia. La vida de miles de poblanos depende de ustedes. Que conste.

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