Gabinete de continuidad

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, señala que aun cuando no hubo sorpresas en el gabinete de José Antonio Gali Fayad, debido a que la mayoría de los nombres que fueron designados ya se habían adelantado, lo cierto tampoco deja una buena impresión en términos de poblanidad, trato y cercanía con la gente, pero sobre todo de sana distancia con el gobernador saliente, Rafael Moreno Valle.

A vuelo de pájaro el gabinete legal y ampliado de Gali revela una de dos: que el gobernador entrante cuenta con escasos cuadros propios, por lo que tuvo que echar mano de gente que colaboró o trajo su antecesor, o que en la mayor parte de las secretarías y carteras habrá continuidad o continuismo, lo que confirmaría el slogan de “Puebla sigue”.

Otra cuestión que deja al descubierto el gabinete de Gali es la ausencia de reconocidos dirigentes y militantes de Acción Nacional, principal partido de la coalición que lo llevó al poder. En estricto sentido hay más ex priístas o priístas vergonzantes que panistas de cepa o de larga militancia.

Lo que sí refleja el equipo de primer nivel del gobernador entrante son dos buenas combinaciones: una de experiencia y juventud; y otra de políticos y técnicos especializados en las áreas o secretarías que les fueron encomendadas.

Entre los primeros habría que mencionar al oaxaqueño Diódoro Carrasco que repite en la Secretaría General de Gobierno; a Javier Lozano Alarcón en la jefatura de la Oficina del Gobernador; y a Fernando Morales Martínez en la Coordinación de Vinculación Interinstitucional y Participación Ciudadana; y entre los segundos a Rodrigo Riestra Piña que repite en la Secretaría de Desarrollo Rural; a su cuñada, Patricia Vázquez del Mercado que repite en la SEP; a Michel Chaín Carrillo, que llega a la Secretaría de Desarrollo Económico, y a Roberto Trauwitz Echeguren, quien también repite pero ahora como secretario de Turismo y Cultura.

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El último día del gobierno autoritario, opaco y represivo

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, indica que hoy, miles de poblanos festinarán la conclusión de un sexenio que se caracterizó por la opacidad, el autoritarismo y la represión.

Hoy es el último día de Rafael Moreno Valle como gobernador de Puebla. El mandatario que realizó obras de ornato, poco funcionales y con un alto costo para los poblanos que seguiremos viviendo aquí.

La represión fue el sello del sexenio morenovallista. El brutal desalojo de una manifestación y posterior muerte de un menor en Chalchihuapan fue el claro ejemplo de esa política que sometía a cualquier costo a todos aquellos que no estaban de acuerdo con las decisiones y políticas de quien vivió los últimos seis años en Casa Puebla.

En los últimos seis años aumentaron los presos políticos, las expropiaciones, los despidos masivos, la imposición de los verificentros y la ampliación de la fotomulta.

Ese espíritu represor de Moreno Valle lo lleva en su ADN, que es el mismo que heredó de su abuelo, el general.

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Morenovallismo controla a dos terceras partes de los magistrados del TSJ

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, señala que con el nombramiento que este día hará el Congreso de tres nuevos magistrados se llegará a un par de situación inédita en el estado, que es el cambio de dos terceras partes de los miembros del pleno del Tribunal Superior de Justicia (TSJ). Con ello, el Poder Judicial se acaba convirtiendo en un bloque identificado mayoritariamente con un grupo en el poder, que en este caso es el morenovallismo que está construyendo una berrera protectora de largo plazo.

La segunda situación inédita es el arribo al máximo tribunal del estado de miembros sin experiencia en el terreno judicial, como ha sido el caso del propio presidente del TSJ, Roberto Flores Toledano, y del panista Roberto Grajales Espina, quien antes de ser magistrado era burócrata federal y no se había dedicado ni siquiera a litigar o involucrarse mínimamente en asuntos jurídicos.

Al morenovallismo no le ha interesado mejorar la calidad de la justicia de Puebla, sino el conseguir que el TSJ esté conformado por una mayoría de magistrados que le deben el cargo a Rafael Moreno Valle Rosas y de esa manera se garantice que actúen incondicionalmente a favor de los intereses del grupo político del mandatario que mañana concluye su sexenio, pero que seguirá buscando controlar la vida pública de la entidad.

Cada sexenio, cuando gobernaba el PRI, se hacían entre dos y cinco sustituciones de magistrados que se jubilaban o fallecían.

Eso permitía que prevaleciera la pluralidad de criterios entre los miembros del TSJ y que no hubiera un bloque numeroso de integrantes identificados con el gobernador en turno.

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Con AMLO, Moreno Valle y Yunes irán a la cárcel

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, indica que Andrés Manuel López Obrador quiere ir detrás de algunos personajes de la política mexicana, en caso de ganar las presidenciales del 2018.

El puntero de las encuestas resolvió que más allá de la amnistía política que ofrece, existen evidencias palpables de excesos cometidos en el poder.

Y en el caso del Partido Acción Nacional ya le documentan irregularidades cometidas por los gobiernos de Rafael Moreno Valle y Miguel Ángel Yunes.

El propósito es perseguir sus corruptelas para meterlos en la cárcel.

López Obrador está convencido que ambos personajes, hijos de la maestra Elba Esther Gordillo, pactaron con el gobierno de Enrique Peña Nieto apoyos políticos, a cambio de seguirle los pasos.

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Los tumbos del “gasolinazo”

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, señala que el gobernador de Puebla, Rafael Moreno Valle, fue uno de los primeros privilegiados en conocer la inminente marcha atrás que el gobierno federal dará al tema del gasolinazo, originalmente previsto para la primera semana de febrero.

Fue durante la más reciente gira presidencial por el estado, cuando el todavía mandatario se acercó a Enrique Peña Nieto para hacerle saber de su preocupación por las enormes consecuencias que, en materia económica y social, podría traer para el país un nuevo aumento en los combustibles.

Sobre todo, considerando las primeras medidas anunciadas por el presidente Trump y que modificarán radicalmente en el corto plazo las relaciones comerciales con los Estados Unidos

“Lo estamos valorando”, contestó lacónico el huésped principal de Los Pinos, a quien sueña todos los días con sucederlo en el cargo.

La respuesta de Peña fue tan precisa, que motivó ya una acción real de su gobierno.

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Un consejo, ya casi ex gobernador: hay que aprender a divorciarse de la silla

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada en Diario Cambio, indica que con apenas 48 años, a las 11:59 horas de este día, Rafael Moreno Valle pasará a las filas del desempleo para convertirse otra vez en un ciudadano de a pie. O por lo menos, eso queremos creer. Pero se ve difícil.

No puede irse a cuidar a sus nietos porque ni hijos tiene. Su única vocación desde que regresó desde Estados Unidos es hacer política y más política, ya que no se le conoce otro tipo de intereses artísticos, culturales o deportivos. En otras palabras: querrá seguir influyendo en el destino político de Puebla y sus principales actores.

A Moreno Valle, sin embargo, le convendría verse en el espejo del ex presidente priista Luis Echeverría Álvarez. En plenitud de fuerzas físicas y mentales, apenas tenía 54 años, le tuvo que entregar la Presidencia a su amigo de la infancia José López Portillo.

Hiperquinético, hiperactivo, incombustible, Echeverría se inventó un centro de estudios del Tercer Mundo desde el que organizaría la conquista de la Secretaría General de la ONU, o de perdida, la campaña para recibir el Nobel de la Paz. Nada de eso ocurrió, por supuesto.

Pero por si se ofrecía, mandó a colocar una terminal de la red presidencial en ese centro de estudios. Ese telefonito, según diversos testimonios históricos provocó que el ex presidente terminara como Embajador en Islas Fidji, la delegación diplomática más lejana de México. Así fue la historia.

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El Adiós de Moreno Valle

Mario Alberto Mejía en su columna La Quinta Columna, publicada En 24 Horas Puebla, señala que cuando un gobernador se sienta en la silla imperial, lo natural es que considere que su jubilación dorada ya llegó y que nada ni nadie podrá quitársela.

Vea el hipócrita lector los ejemplos cercanos:

En Tlaxcala, un ganadero con olor a vaca dejó que su hijo —el Hijo de Sor Yeyé— gobernara a sus anchas en nombre del Padre y del Espíritu Santo.

Éste, sin embargo, prefirió gobernar con sus mangas y sus amigos, y ya se vio el resultado: un sexenio perdido poblado de ladronzuelos.

Con Mario Marín sólo el PRI-Pack (el H. gremio de los periodistas antimorenovallistas) fue feliz, una vez que, además de sus columnas —llenas de alabanzas al Benito Juárez de por aquí cerquita— también hicieron sus “obritas”: callecitas mal hechas y puentes que no conducían a ningún lado.

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