¿Puebla sigue?

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, señala que el slogan publicitario elegido por el equipo del gobernador José Antonio Gali Fayad para caracterizar su administración de 22 meses no parece el más afortunado: “Puebla sigue. Gobierno de progreso“.

¿Puebla, sigue?

¿A quién sigue, al gobernador que se va?

¿O Puebla sigue, a pesar de que Moreno Valle dejó de gobernar el estado?

¿Por qué Puebla no tendría que seguir?

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El Señor de los Caprichos

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, indica que si hacemos un recuento del sexenio morenovallista, nos daremos cuenta que quedará marcado por los caprichos del gobernador.

Una rueda gigante —que no es tan gigante—, un teleférico —que es más una moderna tirolesa—, una serie de ciclovías —sin bicicletas circulando—, un Museo del Barroco —detrás del cual se escondió un millonario saqueo—, un trenecito—solo para 142 pasajeros y más de mil 100 millones de costo—, un árbol gigante tipo Disney —con inversión pública y operado por Africam—.

Y para cada uno de estos caprichos, necesitaría un libro para narrar las historias que hay tras de ellos.

Son millonarias las razones que se esconden detrás de cada una de estas aparentes locuras, que cuando se descubren, explican a la perfección el móvil del mandamás poblano.

A lo anterior sumemos a los muchos que se han dejado deslumbrar por estas obras “transformadoras”, sin importar que a unos cuantos metros de cada faraónico capricho existan colonias sin los servicios básicos.

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RMV superó a Mario Marín en el odio hacia la prensa

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, señala que el sexenio que está por concluir estuvo marcado por cuatro aspectos inéditos en el ámbito de la libertad de expresión, que incluyeron un ambiente violento contra medios de comunicación incómodos para el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas y que también abarcó a comunicadores que aparentemente tenían una buena relación con el jefe del Poder Ejecutivo. Sin duda, ha sido el periodo gubernamental más conflictivo entre la prensa y el huésped de Casa Puebla, derivado de la intolerancia que el mandatario tenía hacía la crítica y quienes pensaban distinto a él.

El anterior gobernador de Puebla, Mario Marín Torres, era un político que odiaba a la prensa y siempre que podía decía de los periodistas “se creen Dios en el poder”. Su intolerancia hacia la crítica se frenó, en mucho, por el escándalo mediático de las grabaciones en la que se escucha su voz fraguando un detención arbitraria y violenta de la activista Lydia Cacho Ribeiro, por haber tocado los intereses del empresario Kamel Nacif, quien tenía una amistad estrecha con el entonces jefe del Poder Ejecutivo.

Al inicio de su sexenio Marín realizó una fuerte declaración a La Jornada de Oriente, en una entrevista que se le hizo en sus oficinas de Casa Aguayo, en donde decía que acabaría “con la mala crítica”, y que obligaría a los periodistas a respetar la ley. Parecía una declaratoria de guerra.

Por esa razón el priista parecía ser el gobernador más intolerante con la prensa desde la época en que Alfredo Toxqui Fernández de Lara, en los años 70, había pacificado al estado al frenar los enfrentamientos entre la derecha y la izquierda poblana.

Ahora que está a punto de concluir el mandato de Rafael Moreno Valle Rosas, se pueda afirmar que el actual gobernador superó en todo a Mario Marín en relación al odio hacia la prensa, en atentados contra la libertad de expresión y en esfuerzos por anular medios de comunicación incómodos.

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De sabandijas, mantarrayas y #LadyMoches de fin de sexenio

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, indica que ya se perdieron las formas en este fin de sexenio, pues salió de las alcantarillas de Puebla todo tipo de fauna nociva.

GONZÁLEZ COSSÍO DE CHEDRAUI

El gobernador Rafael Moreno Valle les dejo muy en claro a los responsables del proceso de venta de propiedades del Estado que el terreno localizado en la Atlixcáyotl, en la sede de Puebla Comunicaciones, sería para el empresario Raymundo Alonso Sendino, concesionario de TV Azteca Puebla.

En esa zona se extendería el servicio exclusivo de mantenimiento para la marca Audi, cuya concesión, que la tiene Alonso, ya opera en esa franja.

Pues resulta que al subsecretario de Finanzas, Gabriel González Cossío, uno de los operadores de Jorge Aguilar Chedraui en Salud, cuando se cometieron todo tipo de corruptelas, le valió madres la instrucción.

En la primera semana de septiembre del 2016, metió mano y favoreció a una inmobiliaria con dicho terreno, de la que supo Moreno Valle que su funcionario era socio.

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Al final, sólo “la burbuja”

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, señala que de no ser por el caso del supuesto enfrentamiento con Fernando Manzanilla, en términos de alianzas y acuerdos reales de alcances políticos, Rafael Moreno Valle llega al final de su sexenio rodeado de su núcleo íntimo, ése que lo ha acompañado de cerca desde sus inicios en la política y el servicio público poblanos.

El triunfo del 2010 se logró, entre otras cosas, gracias a la capacidad de ir tejiendo amarres con distintos actores políticos que en su momento sumaron esfuerzos en aras de sacar al PRI de Casa Puebla.

La gran mayoría de ellos se fue quedando en el camino y transitaron de ser aliados incondicionales a enemigos irreconciliables.

¿Qué tal el caso de los Calderón?

El ex presidente y su esposa fueron fundamentales en el otorgamiento de los apoyos políticos y económicos necesarios para ganar el estado.

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Íñigo Ocejo: el usurpador profesional que se tituló en su propia escuela (y de papi)

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada en Diario Cambio, indica que urgido de legitimar la versión de una persecución política como causa eficiente del Procedimiento de Determinación de Responsabilidades (PDR) que la Auditoría Superior del Estado le sigue por la cuenta pública 2013, a Eduardo Rivera Pérez le convendría aclarar el misterio de dónde se encuentra su secretario de Administración a lo largo del trienio, Íñigo Ocejo Rojo, quien prácticamente se ha desentendido de la fiscalización e incluso se rumora que se mudó a Estados Unidos para prevenirse de cualquier acción legal en su contra.

El ex alcalde Eduardo Rivera, en vez de lamentarse de la supuesta persecución, debería explicarle a Margarita Zavala, Josefina Vázquez Mota o Marko Cortés, su mal tino para elegir a los funcionarios que lo acompañaron en su trienio, en específico los dos responsables fundamentales de la cuenta pública: el tesorero Municipal y su secretario de Administración, ambos marcados por el mismo lastre de la falta de cédula profesional para comprobar sus estudios y la probable comisión del delito de usurpación profesional.

Durante el primer año de gestión de Eduardo Rivera Pérez, Arturo Botello Vargas se ostentó como contador público y firmó con las siglas CP documentos oficiales, estados de posición financiera, informes al Cabildo y remitió informes a la Auditoría Superior del Estado. Pero el 23 de febrero de 2012, CAMBIO publicó las pruebas de que el tesorero Municipal carecía del título y al firmar documentos oficiales, cometía el delito de usurpación profesional.

Un día después, el alcalde Eduardo Rivera Pérez despidió al ‘contador’ Botello de la administración municipal, aunque dejó en el aire las consecuencias ante la Auditoría Superior del Estado ya que firmó la cuenta pública del primer año.

Ahora, acompáñeme a ver la triste historia de Íñigo Ocejo Rojo, otro funcionario sin título del gobierno municipal del ‘perseguido’ Lalo Rivera.

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AMLO y la Mafia en el Poder (Tú y yo somos uno mismo)

Mario Alberto Mejía en su columna La Quinta Columna, publicada en 24 Horas Puebla, señala que México —diría Ibargüengoitia— no sólo ha cambiado rápidamente sino que se ha perdido.

Un ejemplo de esto es López Obrador.

Hace algún tiempo, el ex jefe de gobierno de la Ciudad de México —que en su momento llevó el horroroso nombre de “Distrito Federal”— era considerado un enemigo probado de las instituciones y de la “Mafia en el Poder”.

Hoy, quién lo diría, se ha aliado a esa mafia para acceder a las instituciones.

Todo empezó cuando hizo suyo a Manuel Bartlett, un viejito que es autor de dos valses: el “Fraude Patriótico” y “La Caída del Sistema”.

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