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Gali Fayad en Los Pinos

Rodolfo Ruiz en su columna La Corte de los Milagros, publicada en E-consulta, señala que el gobernador electo de Puebla, José Antonio Gali Fayad, estará este martes en la Ciudad de México, desahogando una serie de reuniones.

Sin embargo, su junta más importante podría ser la que tenga por la tarde noche en la residencia oficial de Los Pinos con el presidente Enrique Peña Nieto.

De los gobernadores electos el primer domingo de junio de 2016, el poblano es el único que aún no se reúne con el primer mandatario del país, debido a que es también el último en tomar posesión.

Vale la pena mencionar que casi todos los secretarios del gabinete peñista lo han recibido, unas veces solo y otras en compañía del gobernador saliente de Puebla, Rafael Moreno Valle.

Se sabe que Gali Fayad tiene previsto, además de invitar al presidente Peña Nieto a su toma de posesión el 1 de febrero, plantearle una serie de obras y acciones a realizarse en 2017 y 2018.

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El Tratado de la Ineficiencia (III)

Enrique Núñez en su columna Contracara, publicada en Intolerancia Diario, indica que ahora que Rafael Moreno Valle ha retomado su campaña presidencial, bajo el pretexto de su último informe de gobierno, aprovecho para volver al Tratado de la Ineficiencia, cuyo autor es el propio Señor de Los Cerros.

Mientras él habla de que México necesita una transformación y que esta ya empezó en Puebla, mi recuento de la ineficiencia comprueba la falacia morenovallista.

En recientes entregas ya hablamos de dos de los mitos geniales de la administración estatal, en las que dejé al descubierto las mentiras que rodean al programa Crédito a la Palabra y de los seis elefantes blancos construidos en este sexenio denominados Arcos de Seguridad.

Esta vez toca el turno a los inservibles distribuidores viales que no han hecho otra cosa que complicar el tránsito vehicular de la zona donde fueron construidos.

Empecemos con el monumental puente de Los Fuertes, que por increíble que parezca, no contempló el recorrido del Metrobús, ni las vueltas a la izquierda de quienes transitan por la Diagonal.

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Alejandro Armenta, el diputado más cuestionado por el gasolinazo

Fermín Alejandro García en su columna Cuitlatlán, publicada en La Jornada de Oriente, señala que en la mayor parte de las protestas contra el gasolinazo el malestar ciudadano se ha dirigido hacia las figuras del presidente Enrique Peña Nieto y, en menor medida, en contra de Rafael Moreno Valle Rosas. Luego de los gobernantes, la mayoría de los denuestos y rechiflas se han lanzado contra un legislador: el priista Alejandro Armenta Mier, actual diputado federal del distrito de Tepeaca, quien en el pulso ciudadano aparece como un político incongruente.

Los insultos, críticas y silbatinas han tenido a Alejandro Armenta como primer receptor, y luego de él sigue el bloque de diputados federales del PAN, como responsables del alza en precios de los combustibles.

La única explicación a este enojo dirigido contra el ex presidente estatal del PRI parece tener la siguiente explicación: Armenta es el legislador que ha tenido mayor exposición mediática por sus enfrentamientos contra el morenovallismo, por sus exabruptos dentro de la bancada priista de Puebla en San Lázaro, porque se pelea con todo el que se le pone en frente y porque no esconde su inconformidad con la dirigencia nacional del tricolor.

Aparte de los anterior, es el diputado que más ha desplegado el discurso de que los legisladores no le deben dar la espalda a sus representados, a las necesidades de la población y que el PRI debe voltear a ver las causas ciudadanas. Por eso resulta incongruente y enoja a muchos, que sosteniendo tales ideas, haya aceptado el aumento al precio de la gasolina y ha encarecer la vida de los pobres y la clase media.

Por la boca muere del pez, es la enseñanza que debería aprender Alejandro Armenta.

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Ampliación de Mandato en Puebla

Alejandro Mondragón en su columna Al Portador, publicada en Status Puebla, indica que lo que estamos por presenciar los poblanos, en las próximas semanas, no tiene precedente. En Puebla se dará la ampliación de mandato de un grupo que mantiene el status quo en aras del proyecto presidencial del jefe máximo: Rafael Moreno Valle.

La gestión de Antonio Gali Fayad, que inicia el 1 de febrero, será una gerencia (CEO le llaman ahora) de un holding (morenovallismo), cuyo epicentro de poder decisivo recae en una persona (Rafael Moreno Valle Rosas).

Todo queda controlado para que ni el gobernador electo se salga del huacal.

Las relaciones federales tienen como rostro el de Moreno Valle. Nada más hay que ver las imágenes de las tomas de posesión de los nuevos mandatarios, donde siempre es Rafael y lo acompaña Antonio Gali.

El góber hasta le indica la hora de salida en el helicóptero Agusta. Cuentan los cercanos que maneja su agenda de reuniones y aún cree que es su subalterno.

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El escenario soñado, a medias

Valentín Varillas en su columna La Tempestad, publicada en Status Puebla, señala que en la génesis del diseño del proyecto presidencial de Rafael Moreno Valle, sus asesores e ingenieros electorales veían como un obstáculo insalvable para sus aspiraciones, el regreso del PRI a Los Pinos.

En su lógica, Peña Nieto sería un presidente fuerte que pasaría a la historia como aquel héroe nacional que perfiló las reformas estructurales que el país necesitaba, catapultándonos por fin a la tan anhelada modernidad.

Daban prácticamente por hecho que los herederos del mítico grupo Atlacomulco le pasarían sin problemas la estafeta de la primera magistratura nacional a uno de sus congéneres.

Se trataba, faltaba más, de los creadores del régimen del partido único, de la “dictadura perfecta” vargasllosiana y de los que, en teoría, sí sabían gobernar.

“Únicamente que el país se caiga en pedazos al final del sexenio, vamos a tener una oportunidad real a la presidencia”, comentó en su momento uno de los personajes más cercanos al mandatario poblano.

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El PRI pasó de partidazo a irrelevante: su extinción prevista para 2018

Arturo Rueda en su columna Tiempos de Nigromante, publicada en Diario Cambio, indica que en ningún momento de la pavorosa crisis económica de 1995-1996, ni en su secuela del Fobaproa, se vieron imágenes semejantes a las marchas ciudadanas espontáneas en contra del gasolinazo, así como la ola de saqueos y actos vandálicos. Si la consecuencia para el PRI del error de diciembre fue la pérdida de la Presidencia en 2000, por simple analogía histórica, la consecuencia del gasolinazo para el tricolor será su inevitable extinción: un partido que difícilmente llegará a los 20 puntos porcentuales en la batalla del 2018.

En esa elección presidencial tendrá un papel testimonial, ya que la verdadera competencia se va a dar entre el PAN y López Obrador. El tricolor se irá a un tercer lugar que no necesariamente sería dramático, debido a que en la presidencial del 2006 con Roberto Madrazo ya les ocurrió y lograron sobrevivir. Pero si lo hicieron fue gracias a que lograron defender sus bastiones regionales, gubernaturas, congresos locales y alcaldías, botín más que suficiente para regresar a Los Pinos en 2012.

Sin embargo, el nuevo calendario electoral que hace concurrente la elección presidencial del 2018 con las estatales, juega en contra de la supervivencia regional del tricolor que perderá en cascada gubernaturas, mayorías en los Congresos locales y los ayuntamientos más importantes.

La extinción del PRI está prácticamente decretada en ambos extremos del polo ideológico: los priistas más conservadores van a terminar haciendo campaña por el PAN y Margarita Zavala, mientras que los resabios nacionales y nostálgicos históricos del PRI van a alimentar el ejército electoral de López Obrador.

En esa dinámica, desmembrado por ambos lados es complicado que el PRI llegue a los 20 puntos, aunque si las cosas siguen empeorando, la cifra más realista lo ubicaría entre 15 y 20. Tomando en cuenta que Peña Nieto ganó en 2012 con el 37 % de la votación, en seis años y gracias a la gestión del mexiquense habría perdido cuando menos 17 % de su votación que ya es de por sí iba en franca declinación.

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¡Ah, qué tiempos, Señor don Marín!

Mario Alberto Mejía en su columna La Quinta Columna, publicada en 24 Horas Puebla, señala que en la anterior entrega de esta columna hablé de los adictos a Mario Marín que buscan a como dé lugar dos cosas: regresar a los privilegios que tuvieron en el marinismo y vociferar —como lo han hecho durante todo el sexenio— en contra de quien habrá de dejar la gubernatura de Puebla el martes 31 de enero.

En esa misma columna conté cómo a esos periodistas les terminó por beneficiar el affaire Lydia Cacho-Mario Marín, pues, viéndose en el suelo, el entonces gobernador no tuvo más remedio que comprar al costo que fuera a la prensa de por sí adicta a él.

Estaban con Marín desde el arranque de su sexenio y no tenían por qué no estarlo en la desgracia, pero —al decir de uno de los beneficiarios— las condiciones habían cambiado.

Y es que el descrédito de su defendido también los marcaría a ellos.

Y eso tenía un costo.

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