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La inconformidad social que generó el gasolinazo -implementado por el Gobierno Federal a inicios de año- fue aprovechada por grupos políticos que, con la aviesa intención de generar caos en el país, orquestaron una campaña perversa: en las redes sociales alarmaron a la ciudadanía, valiéndose de mensajes anónimos en los que se anunciaban actos vandálicos con hora y fecha precisas, y con grupos de porros profesionales pusieron en marcha los anuncios y asaltaron y destrozaron centros comerciales y gasolineras en el país. De esta manera, en las redes y en las calles, cerraban la pinza del maquiavélico plan del caos.

Entre el vandalismo y el gasolinazo la única relación posible es que quienes contrataron a los porros cibernéticos y callejeros se aprovecharon del descontento social para generar caos. Vamos por partes.

En las redes sociales, no son las cuentas de los estudiantes, los trabajadores mal pagados o las de las amas de casa enojadas las que están generando pánico. ¿Cuántos “contactos” y cuánto “impacto” puede tener un mensaje del mexicano de a pie? Pocos. Es prácticamente imposible que un usuario común de redes sociales “viralice” su mensaje.

Estamos, pues, frente a un plan bien urdido y al que le han metido mucho dinero para sembrar rumores entre la población. La Policía Cibernética de la Ciudad de México, al día 5 de enero, había detectado mil 500 cuentas tóxicas “que se activaron para convocar a ataques”.

El CEO de la empresa consultora ClowderTank, Gonzalo Alonso, afirmó: “Fue bastante grave la manipulación que vimos el pasado miércoles” 4 de enero. Hay incluso quienes afirman que muchas de las cuentas utilizadas son extrajeras, con lo que se demostraría que quienes provocan el caos tienen apoyo de poderes extranjeros, como sucedió durante la “Primavera árabe” hace unos años, cuyo resultado final es el vasallaje de la población a los intereses económicos de Estados Unidos.

Todos los reportes coinciden en que los saqueadores son células bien estructuradas, de unas 50 personas, que asaltan las tiendas y generan destrozos en un tiempo no mayor a los 15 minutos. Además, en Puebla la gente conviene en que no se trata de vándalos locales, sino de delincuentes acarreados de la capital del país, a quienes les pagan -dice la prensa- por jornada.

Estas células son las que se encargan de poner en práctica muchas de las operaciones anunciadas en las redes sociales, exactamente lo mismo que durante la alabada mediáticamente “Primavera árabe”, operación que nosotros condenamos desde un inicio. ¿Teníamos o no teníamos razón? Veamos la sangre que le ha costado a Siria o a Libia.
Y en este río revuelto, la revista Proceso se lanzó sin más argumentos que su olímpico sectarismo a acusar al Movimiento Antorchista de ser el orquestador del vandalismo en Puebla y otros puntos del país.

El día 6 de enero, la reportera Gabriela Hernández publicó una nota intitulada así: “Ubican a antorchistas y mexiquenses en los saqueos en Puebla”. Lo primero que genera sospechas sobre la veracidad de la nota es que con un malabar lingüístico esconden el carácter anónimo y, por tanto, poco fiable de quien lanza tan graves acusaciones contra nosotros. Adentro de la nota, no encontramos nada mejor: “En grabaciones, videos y denuncias anónimas, comerciantes y ciudadanos ubicaron a gente de Antorcha Campesina en los saqueos realizados en esta ciudad en las últimas horas”.

¡Uf! Proceso, que se ufana de ser preciso y lacónico, divaga en la ambigüedad. Sus fuentes para acusarnos de delincuentes se reducen a “anónimos”, “comerciantes” o “ciudadanos”; o sea, nadie en concreto. Muy bien señores de Proceso, ¡toda una clase de profesionalismo y ética! Pero como hasta aquí, la reportera sabe que sus pruebas son basura, intenta todavía otra jugada: “En los videos se observar (sic) a grupos de jóvenes que se concentran en esa gasolinera (propiedad de Antorcha Campesina, aclaró antes) y posteriormente se desplazan a tiendas de conveniencia para romper vidrios y entrar a saquear”.

Según la lógica de Gabriela Hernández los “grupos de jóvenes saqueadores” son antorchistas porque se concentraron en una gasolinera propiedad de nuestra organización… ¿Que ella conoce de uno a uno a los antorchistas que sin dudarlo nos acusa? No lo creo. ¿Y no se le ocurrió que podría ser otra gente no antorchista? Con su lógica, los saqueadores de Aurrerá, Walmart y Oxxo, son los propios empleados de Aurrerá, Walmart y Oxxo, dado que “ahí se concentraron”. ¡El absurdo como prueba!

Ante nuestra denuncia en Twitter por la falsedad de la información, al día siguiente Gabriela Hernández volvió a la carga con el periodismo granadero y soez. Así, en un escrito titulado “Se arman vecinos ante rumores de saqueos y vandalismo en Puebla”, escribió: “se difundían mensajes vía whatsapp en donde se pedía a los ciudadanos que evitaran salir este sábado, porque supuestamente se recurriría al Ejército y a grupos de choque de Antorcha Campesina para agredir a la población”.

Observe el lector otra vez la ambigüedad en el lenguaje: “se difundían”, “se pedía”, “se recurriría”… ¿quién recurriría señores de Proceso? Y, ya entrados en el golpeteo, hasta le ponen de su cosecha: “a grupos de choque” de Antorcha Campesina; eso no lo dice el audio, que también nosotros conocemos. ¡Muy bonitos se ven, señores, inventando información! ¡Otra lección de periodismo limpio y honrado! Por lo demás, el audio del que hablan es tan burdo, tan alarmista, tan poco creíble, que sólo un tarado congénito lo creería o, peor, lo usaría como fuente veraz. Proceso no informa; Proceso miente.

Pero por si esto no fuera suficiente para probar nuestra inocencia, daré algunos argumentos que las personas desprejuiciadas encontrarán honrados: 1) Antorcha jamás ha recurrido a anónimos para avisar de sus protestas; cuando éstas han sido necesarias, siempre las hemos anunciado públicamente. 2) Nuestra organización, en sus 43 años de historia, jamás ha quebrado un solo vidrio durante sus marchas; jamás hemos vandalizado nada. 3) Entre los miles de detenidos por cometer robo y otros delitos en este caos no hay un solo antorchista. 4) En los municipios gobernados por Antorcha, tanto en Puebla como en el Estado de México, no hay un solo acto de vandalismo exitoso.

Pues a pesar de ello, la diputada lopezobradorista Rocío Nahle García culpó al Movimiento Antorchista de causar el vandalismo. No la refutaré aquí porque, ante el justo reclamo, a diario Milenio no le quedó de otra más que publicar nuestra versión sobre las calumnias de Rocío Nahle. Y ésa es la prueba más clara de que mentía.

Pero sí quiero destacar que es gente de mucho poder en Morena quien lanza las acusaciones: nada más y nada menos que la señora coordinadora del Grupo Parlamentario de Morena en la Cámara de Diputados. ¿Y por qué las acusaciones gratuitas? ¿Por qué quieren mostrar a Antorcha como el villano de la película?

La puesta en marcha del caos y el terror siempre tienen un beneficiario. Las redes sociales no se mueven solas como tampoco lo hacen los grupos de vándalos. Hasta el engranaje más sencillo necesita un motor que le dé vida. Y los autores materiales de estas operaciones cobran en plata contante y sonante.

Y la pregunta es: ¿quién se beneficia del caos? Hay una teoría, que ha tomado fuerza entre los analistas serios, que sostiene que el verdadero beneficiario del caos se llama Andrés Manuel López Obrador, a quien tras el desorden se le presentaría en una agresiva campaña publicitaria como el “salvador” que México necesita.

Así cobran lógica los escopetazos mediáticos de Morena y son entendibles sus estridentes gritos de cotorra contra nosotros para desviar las sospechas sobre sí mismos. Recordemos que algunos gobiernos estatales han presentado videos y fotos en los que demuestran que los dirigentes lopezobradoristas están participando en las tomas de carreteras y en los saqueos y actos vandálicos.

Y los periodicazos de Morena y Proceso tienen también un objetivo muy claro: disminuir la aceptación del Movimiento Antorchista entre los mexicanos, porque se trata de la única fuerza de masas capaz de competirles -con amplias posibilidades de ganar- la simpatía de los mexicanos. Así se explica su furia.

Antorcha se ha ganado de buena ley su fama entre las capas desposeídas por sus capacidad resolutiva de problemas y muchas otras cosas de las que carece Morena en absoluto, pero nos basta y sobra con parafrasear lo que dijo Pericles: “No hablen ni bien ni mal de mí, que los mexicanos me conocen”.

Por eso, invitamos a los ciudadanos de bien a que se organicen, se politicen y luchen con Antorcha, el único movimiento que tiene un proyecto de país para cambiar radicalmente el modelo económico de México, que es el culpable de la pobreza y tantos males que padece hoy la gran mayoría de la población. No hay de otra.

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

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