El colono que, con discapacidad motora, cuida de un parque. Foto: Víctor Flores

Las llantas de los coches pueden rodar tranquilamente, las muñecas ser peinadas otra vez y llevarse a cabo juegos de pelota sin molestias de basura en el parque de la unidad habitacional Volkswagen, gracias al colono Paciano Hernández.
Aunque dicho personaje tiene discapacidad motora en una de sus piernas, no fue impedimento para que una tarde decembrina tomara en sus manos una escoba, un recogedor y una bolsa y con ello iniciar la limpieza de las áreas verdes del parque ubicado en el circuito Obreros Independientes.

La labor inicia por la mañana, una hora después de que los menores ingresan al jardín de niños y lo concluye en la tarde, cuando los estudiantes dejan las aulas de secundaria.

Luego de que el lugar quedara despejado de la última envoltura de papitas y donitas, Paciano Hernández vierte, a lo largo y ancho del parque, un poco de agua, para refrescar desde las plantas del lugar hasta las hormigas que caminan sin cesar.

Al día siguiente, la tarea no termina, pues se pone a realizar ejercicio, disfrutando de los nuevos aparatos que son escasos para gente de su edad.

Este hombre se limita a comentar: “hacen faltan más aparatos, pues dos no son suficientes, además de darles mantenimiento y engrasar las piezas”.