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De ninguna manera tomar como natural
la violencia en el Estado fallido.
Abel Pérez Rojas

Acostumbrarse cada vez más a la violencia generalizada –y a toda una serie de lastres sociales- es síntoma inequívoco de que estamos viviendo en un estado fallido.

En México la violencia se ha vuelto “normal” porque para donde usted mire ve crimen organizado, corrupción institucionalizada, despojos, muertes y más muertes –recuerde usted que de seguir las cosas como van al concluir este sexenio se habrán acumulado en las tres más recientes administraciones federales, más de 300 mil muertes producto de la violencia.

“No aceptes lo habitual como cosa natural. Porque en tiempos de desorden, de confusión organizada, de humanidad deshumanizada, nada debe parecer natural. Nada debe parecer imposible de cambiar”, advirtió el célebre genio alemán Eugen Bertolt Friedrich Brecht.

No hemos escuchado a Brecht, porque estamos socialmente acostumbrados a la violencia dada día más y más, así que desarrollamos mecanismos de adaptación a esta serie de estímulos frecuentes y repetitivos, pasándolos a nuestras experiencias de lo cotidiano.

Esto que parece “normal” por ser cotidiano, va aparejada con situaciones que son su caldo de cultivo, como los altos índices de impunidad, la operación de redes de corrupción, la inoperancia del sistema de justicia, el franco enfrentamiento de la delincuencia a la autoridad, o su colusión con los cuerpos policíacos y de impartición de la justicia, entre otros rasgos que caracterizan al Estado fallido.

Diversos especialistas en el tema consideran que un Estado es fallido cuando el poder constituido no tiene control pleno de la totalidad del territorio y el poder, se han quebrantado las formas de vida democráticas, desplazados internos, descontento grupal y búsqueda de venganza, desarrollo desigual entre grupos, crisis económica aguda o grave; deslegitimación del Estado, violación extendida de los derechos humanos, entre otros.

Entre más vemos con detenimiento encontramos que hay un paralelismo entre las condiciones que han hecho de México un Estado fallido y la aceptación de la violencia como algo normal, como algo que es de todos los días y que es “vivible” mientras no le toque a su familia o a uno mismo.

Es necesario reflexionar sobre todo esto para desacostumbrarnos a asumir la violencia y las causas que le dan origen como algo “natural”, tal como recomienda Brecht, en caso contrario tardaremos más en ver la magnitud de nuestra realidad, y en tomar las acciones para cambiarla.

¿Qué le parece?

Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente.

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

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Nació en Tehuacán, Puebla, el 6 de enero de 1970. Es poeta,conductor de programas de radio, académico y gestor de espacios educativos. Funda y coordina Sabersinfin.com