Foto: Daily Mail
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Gambia, ya no es una dictadura. Foto: Daily Mail

Adama Barrow con su triunfo en las pasadas elecciones presidenciales, con un 44 por ciento de votos, con ello, ha derrumbado la dictadura de Yahya Jammeh en Gambia, quien había estado en el poder por 22 años y quien sufrió un intento de golpe de Estado hace dos años.

El electo presidente a lo largo de su campaña prometió una reforma a los sectores laborales, de salubridad y salarios. Barrow afirmó que se ganará la confianza de la gente creando las condiciones para que los jóvenes puedan obtener trabajos en la pescadería y la manufactura, industrias poco explotadas en el país africano.

El próximo ejecutivo ha asegurado que al finalizar su periodo de tres años, no se presentará a las elecciones con el fin de propiciar un ambiente democrático. Su país ha recibido felicitaciones de Ban KI-moon secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) quien expresó su reconocimiento al pueblo gambiano por las elecciones llevadas a cabo “de una forma pacífica y ordenada”.

La preparación del ejercicio electoral fue supervisado por la Oficina para el Occidente de África y Sahel de ONU y la presencia de embajadores de Estados Unidos, Reino Unido y la Unión Europea.

Jammeh criticado por dictadura

El dictador Yahya Jammeh asumió el poder cuando generó un golpe de Estado en 1994 y su gobierno ha sido altamente criticado, desde el 2011, organizaciones africanas se han mostrado en contra de su dictadura, ejemplo de ello Ecowas.

A lo anterior, se sumó el representante de la ONU en Gambia Mohamed Ibn Chambas, quien pidió al gobierno de Yahya Jammeh que investigará la autoría del golpe de Estado con base a los derechos humanos.

Dicho intento golpista se desarrolló en diciembre de 2014, mientras que Jammeh se encontraba fuera del país y personas armadas dispararon al interior del palacio federal, de acuerdo con la Comisión Africana de los Derechos Humanos de las personas, desde el no logrado golpe, aumentaron las desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias y represalias a periodistas así como ejecuciones extrajudiciales.

A lo largo de su gestión, el dictador apeló a poderes milagrosos para sanar infecciones e infertilidad y se posicionó en contra de la homosexualidad, además de dar a conocer que se mantenía en el poder debido a la voluntad de Dios.

Su gobierno se identifica por la obstrucción a la formación de nuevos partidos y de no permitirles ejercer el derecho de asamblea a la población, según Amnistía Internacional. Durante las campañas presidenciales, las fuerzas policíacas detuvieron a líderes de la oposición política, lo que generó múltiples manifestaciones por parte de la población.