Columnistas-AlvaroConrado

Hoy el estado de Oaxaca, nosotros los oaxaqueños, estamos estrenando una nueva administración, ha iniciado su periodo constitucional Alejandro Ismael Murat Hinojosa, hijo de José Nelson Murat Casab, las cosas no andan bien en Oaxaca.

Es sabido, el grave problema que representa para el desarrollo social, educativo, político y económico del estado, la Sección 22, del Sindicato de Trabajadores de la Educación, que como un pulpo, como un monstruo de mil cabezas, ha tomado al estado como rehén arrastrando a los oaxaqueños a la marginación y atraso social, amén del grave daño que están causando a los niños y jóvenes para el futuro.

El día primero de diciembre en la madrugada, el nuevo gobernador, sorprendió a la Sección 22, y al pueblo entero de Oaxaca, al tomar posesión a eso de la una y media de la madrugada, de tal manera que a primera hora, ya estaba despachando en palacio de gobierno.

Si bien, lo anterior resulta benéfico para la paz social del momento y los disidentes no tuvieron ni tiempo de reacción, un acto republicano, que reviste solemnidad, legalidad y pulcritud, debe darse a plena luz del día, implementando para el caso las medidas convenientes para evitar la toma del recinto legislativo sede en la cual debería haber protestado al cargo de gobernador del estado.

Muchos celebran la decisión, otros la critican y de una u otra forma, Alejandro Ismael Murat Hinojosa, ya es gobernador y está despachando para el beneficio de la entidad.

Yo celebro verdaderamente que el nuevo gobernador haya iniciado denunciando el estado caótico que guarda Oaxaca, a partir de este momento y de lo dicho podrá emprender nuevas acciones encaminadas a desbloquear el ancestral retraso que tiene el estado.

También, que mediante dicha determinación, la iniciativa privada podrá ayudar y coadyuvar con el nuevo gobierno hacia nuevos horizontes de progreso, dejando de cara al pueblo las carencias, es decir anunció el inicio de una lucha nueva, y ojalá y no sean solo palabras y promesas que se las lleve el viento y con el tiempo se olviden.

Oaxaca no solamente requiere del esfuerzo del nuevo gobernador, de sus ideas y ganas de transformar a Oaxaca, requiere del consenso de todos los Oaxaqueños enfocados en la paz social, en el ejercicio sano y constante de sus responsabilidades, pues como ahora estamos, cada quien empuja para donde le da la gana.

Los grupos corporativos presionan con bloqueos de todo tipo y por cualquier motivo, Oaxaca, es campo de batalla de dimes y diretes inciertos y estériles, radicales y obsoletos. Solo somos un pueblote donde el negocio es el turismo, y hasta en eso lo hacemos mal.

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