En la BUAP crean método para degradar fármacos contaminantes. Foto: ESpecial
 En la BUAP crean método para degradar fármacos contaminantes. Foto: ESpecial
En la BUAP crean método para degradar fármacos contaminantes. Foto: Especial

Investigadores de la FCQ de la BUAP presentaron la capacidad de degradación del óxido de titanio en la ciprofloxacina, uno de los antibióticos más utilizados en pacientes con virus resistentes a otros bactericidas o con enfermedades crónicas.

Este método de degradación genera mínimos productos contaminantes, es más económico y más rápido que otras técnicas, por ello, fue tramitada una solicitud de patente ante el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial (IMPI).

Fue creado por Genaro Carmona Gutiérrez y Albino Moreno Rodríguez, académicos la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) quienes esperan encontrar financiamiento para consolidar el proyecto.

En la actualidad, los medicamentos son desechados mediante dos métodos: la combustión, que degrada los medicamentos en agua y dióxido de carbono, entre otros compuestos, y la confinación de fármacos más especiales.

Disminuye daño ambiental

Aunque ambas técnicas son factibles, suponen riesgos ambientales, mientras que en el primero se generan altas cantidades de dióxido de carbono, responsable en gran parte del calentamiento global; en el segundo, sin un contendor seguro, podría ocasionar la incorporación directa de las sustancias tóxicas al medio.

Al desecharse, la ciprofloxacina se acumula en mantos acuíferos, en parte también por la orina de sus consumidores. como resultado, la ciprofloxacina almacenada fortalece los virus y bacterias presentes en el medio, dificultando el tratamiento futuro de pacientes afectados por los microbios robustecidos.

A medio o largo plazo esta situación podría producir efectos perjudiciales sobre la fauna acuática e incluso en la salud humana, por ello, la metodología de los investigadores de la BUAP busca revertir este camino: que no ocurra o bien con el menor impacto negativo.

El método funciona cuando los investigadores activan el óxido de titanio con la ayuda de un catalizador y luz visible, éste genera huecos que ocurren cuando alguno de sus electrones pasa a otro nivel energético u órbita y deja un lugar disponible.