Son de tal tamaño las verdades mostradas
por el periodismo de investigación,
que se recurre a todos los medios para callarlo.
Abel Pérez Rojas

El reciente allanamiento de las instalaciones de Aristegui Noticias (AN) rebasa con mucho al robo en sí, sobre todo cuando se ve a la luz de la calidad y peso del trabajo periodístico de investigación que viene desarrollando dicha empresa y el innegable liderazgo nacional e internacional de su directora, la periodista Carmen Aristegui.

Seguramente no faltarán algunas opiniones orquestadas desde una campaña que presenten los hechos como un acto más de la inseguridad generalizada de nuestro país, pero no es así.  El robo contra AN conlleva elementos claramente abordados y descritos en instrumentos internacionales relativos a la libertad de expresión.

Por ejemplo, ventilar hechos productos de trabajos de investigación periodística en entornos de altos índices de violencia, corrupción e impunidad –como es el caso de AN en México-, deja en estado de altísima vulnerabilidad y riesgo al medio que se atreve a realizarlo. Le recomiendo leer la Declaración Conjunta sobre Delitos contra la Libertad de Expresión.

En México y países donde son contados los espacios informativos independientes, cualquier agresión a estos medios se convierte en una lesión a toda la sociedad. Porque se coarta así la oportunidad de acceder a información objetiva, cuyo valor consiste en contrastar lo que difunden las grandes cadenas desinformativas vinculadas con los grupos de poder.

También es grave lo que recientemente ha sucedido en contra de AN, porque debe verse a la luz de todas las adversidades, trabas e impedimentos que siempre aparecen en contra de su trabajo, muchas veces en forma de litigios de toda índole y, lamentablemente, en forma de amenazas de muerte, como las que ya es común que reciba de forma electrónica Carmen, y que arreció en la semana que transcurre.

También es preocupante lo sucedido a AN, cuando se ve a la par de lo descrito en el discurso de Carmen Aristegui al recibir el Premio Knight:

En México a un periodista incómodo se le puede eliminar, en muchas partes del país, con un asesinato– y no pasa nada. Si el periodista tiene cierta presencia pública, se le puede perseguir con demandas judiciales promovidas no para obtener justicia de nada, sino para cobrar venganza por las cosas publicadas. Me temo que es mi caso”.

Por eso el allanamiento y robo a AN son malas noticias para la libertad de expresión e información de México, especialmente para los medios alternativos: ¿qué puede esperarse cualquier otro medio informativo sin el respaldo que sí tiene AN?

La respuesta a esa pregunta lleva a entender porque México es uno de los países más peligrosos del mundo para ejercer el periodismo y porque estos tiempos son tiempos malos para quienes ejercen su derecho a informar o a ser informados.

Un abrazo solidario querida Carmen, a ti y a todo tu equipo.

*Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad de quienes las emiten y no representan necesariamente la línea editorial del portal de noticias Ángulo 7.

Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es escritor y educador permanente.

Nació en Tehuacán, Puebla, el 6 de enero de 1970. Es poeta,conductor de programas de radio, académico y gestor de espacios educativos. Funda y coordina Sabersinfin.com