Columnistas-NahirGonzalez

Existen varios países que, a pesar de no haber sido inicialmente poderosos ni haber poseído amplias facilidades para evolucionar, han dado pasos agigantados en muy poco tiempo para desarrollarse como potencias mundiales. No obstante, existen otras naciones que aun sin contar con herramientas suficientes para desarrollarse económicamente, siguen estancadas, como es el caso de México.

México es un lugar que posee numerosos recursos, sin embargo, en contraste con ello, tiene un alto nivel de rezago en muchos ámbitos, especialmente en el económico. Existen muchos motivos que han propiciado esta situación, sin embargo, una de las razones fundamentales para ello, es que quienes tienen a cargo gobernar la nación, no han sabido crear ni poner en práctica estrategias óptimas que permitan el avance y el desarrollo de la sociedad mexicana.

Muchas riquezas se tienen, incluso superiores a las que poseen otras naciones más desarrolladas; sin embargo, el deficiente o nulo aprovechamiento de ellas, es lo que ha mantenido al país en condiciones de subdesarrollo a lo largo del tiempo.

Debido a que la economía mundial ha avanzado fuertemente en las últimas décadas, los gobiernos de las diversas naciones se han visto obligados a modificar sus modelos económicos y a mejorar sus políticas para lograr obtener altos niveles de desarrollo. En este proceso, el comercio, las micro, pequeñas y medianas empresas, han sido un factor fundamental para potenciar a las naciones.

Las reformas gubernamentales han sido exitosas cuando primeramente han iniciado apoyando al sector agrícola –que es uno de los pilares más fuertes de nuestro país- para después extenderse a los sectores sociales, fiscales, financieros, estatales y por supuesto, al área del comercio.

Los gobiernos que han impulsado la orientación hacia este tipo de economía se han beneficiado fuertemente con ello, pues aunque inevitablemente su tendencia es hacia la urbanización y la globalización -los cuales representan factores claves del mundo actual- no han desprotegido a su propio comercio.

Por su parte, México, no ha tenido este tipo de enfoque; por el contrario, ha reducido su eficacia competitiva truncando el comercio nacional debido a la imposición de fuertes limitaciones y con ello ha logrado poner freno tanto al consumo interno de lo producido en el país como a las exportaciones.

El equilibrio existente entre exportaciones e importaciones ha sido un factor fundamental para el desarrollo de otras naciones. El intercambio comercial equitativo ha ofrecido mayores condiciones para la disminución de la pobreza y por tanto, ha mejorado notablemente la situación económica de otros países. Sin embargo, en México cada día tenemos más importaciones y menos exportaciones, como consecuencia, la producción nacional ha disminuido considerablemente y somos dependientes fuertes de otras naciones.

Aunado a ello, tenemos un gobierno que propone reformas y estrategias inviables para el establecimiento de empresas nacionales, pero a la vez potencializa desmedidamente la existencia de compañías extranjeras; pone todo en charola de plata para los foráneos mientras por otro lado, no proporciona las facilidades suficientes a los pequeños y medianos inversionistas mexicanos, cuestión que, por supuesto, no resulta nada motivante para los emprendedores de nuestro país.

La transformación económica debe estar basada en estrategias inteligentes, ellas son las que han llevado a otras naciones a la cima. Países exitosos en este ámbito como es el caso de China, han promovido una rápida acumulación de capital a través de la industria, haciendo uso de la sustitución de importaciones; lo cual ha traído como resultado el crecimiento hacia adentro.

Sin embargo, el crecimiento hacia afuera también ha sido impulsado en esa nación a través de las exportaciones, por tanto, es notable que en su sistema económico se ha establecido una dualidad y un equilibrio entre lo externo y lo interno, situación que ha favorecido su despunte financiero.

En el caso de México, para la cuestión de intercambios comerciales, se ha hecho uso de estrategias pasivas, no se ha potencializado el desarrollo de la economía interna del país. Lo único que se tiene establecido realizar es esperar que las fuerzas de la competencia exterior lleven por sí solas a la nación hacia la modernización y hacia el crecimiento económico. El gobierno no ha utilizado adecuadamente los recursos de la nación y no ha puesto en práctica planes efectivos de acción, por lo que en mucho tiempo no hemos crecido casi nada, ni hacia afuera ni hacia adentro.

Nuestro país se encuentra en una fuerte desventaja competitiva respecto a otras naciones puesto que mientras muchos mejoran sus medidas para desarrollarse, nosotros nos estancamos evadiendo la solución de problemas reales que afectan directamente a la economía, como son: la competencia imperfecta, la inadecuada distribución de la riqueza, el rezago educativo, la corrupción gubernamental y empresarial; con estas disparidades no es posible tener un equilibrio como el que otros países poseen.

El modelo económico, la forma de vida, la cultura y la mentalidad de otras naciones, han cambiado de acuerdo a sus necesidades competitivas y a las exigencias del mundo; sin embargo, México insiste en mantener su mismo modelo económico a pesar de las adversidades que éste ha traído consigo, cuando lo que en realidad hace falta es buscar una vía que ayude a conservar sistemáticamente, ventajas que le permitan al país y a sus habitantes; alcanzar, sostener y mejorar su posición en el entorno.

Los gobiernos de cualquier país deben propiciar la cooperación entre el sector público y el sector privado, favoreciendo dicha interacción; ya que es la única manera de encontrar un equilibrio social. Necesitamos una estrategia económica de transformación profunda que nos permita acceder fortalecidos al mundo globalizado, si esto no se hace pronto, nuestro país seguirá viviendo en el atraso y los únicos beneficiados -como hasta ahora ha sido- serán los más poderosos.

Como es notable, se puede vislumbrar que tarde o temprano el modelo económico actual colapsará; más aun cuando por el momento, el panorama no es prometedor en lo que respecta a la relación que México mantendrá con el vecino país del norte en el futuro cercano, por ello, resulta claro que el propio entorno nos exige y nos exigirá, un forzoso cambio en el modelo económico vigente.

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