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¿Quieres ir a Chichén Itzá para el equinoccio? ¡Cambia tus planes!
¿Quieres ir a Chichén Itzá para el equinoccio? ¡Cambia tus planes! Foto: Sipse
Foto: Sipse
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Especialistas de la UNAM y arqueólogos del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) confirmaron la existencia de una tercera estructura en el interior de la pirámide de Kukulkán, en Chichén Itzá; la edificación data de los años 550 y 800.

Se trata de una pequeña pirámide de unos 10 metros de alto con una base de 30 metros, y habría sido construida en la etapa más temprana de esta antigua ciudad maya.

Según la arqueóloga Denisse Argote, “sería una de las primeras estructuras de este asentamiento como ciudad monumental”.

Lo anterior, lo informó científicos del Instituto de Geofísica (IGF), de la Facultad de Ingeniería (FI) de la UNAM, y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

La pequeña pirámide se encuentra dentro de la subestructura donde en los años 30 se halló un Chac Mol y un jaguar rojo, y es considerado un hallazgo inédito, ya que hasta ahora no había ningún dato reportado sobre su existencia.

Detectores eléctricos

René Chávez Segura, del Instituto de Geofísica, de la Facultad de Ingeniería de la UNAM, comentó que para la identificación de esta pequeña estructura utilizaron una metodología y tecnología desarrollada por ellos mismos, la cual consistió en una exploración geofísica mediante detectores eléctricos que se colocaron alrededor de la pirámide.

A partir de estos estudios que también se pudo identificar que la pirámide de Kukulkán está construida sobre una oquedad, es decir, un cuerpo de agua o un cenote.

Por su ubicación, los especialistas infieren que los primeros habitantes de la ciudad conocían la existencia de dicho cuerpo de agua, “al cual no únicamente veían como elemento clave para su subsistencia agrícola, sino como una representación cosmogónica del origen de la vida y, a la vez, del inframundo”.

Por ahora, los especialistas están preparando una segunda fase que consideraría la extracción directa de información de la subestructura, mientras que una tercera fase sería a petición del INAH, con un interés específico y considerando si el equipo desarrollado por los universitarios, con la metodología y herramientas, es útil.

Fuente: Excélsior/ Diario MX

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