Columnistas-JuanCarlosLastiri

Tal como lo comentamos en nuestra más reciente colaboración, hoy el mundo está viviendo procesos de votación donde las tendencias no se han confirmado conforme a lo dicho por las encuestas: el Brexit, la firma del acuerdo de paz en Colombia y ahora con las elecciones en Estados Unidos y el triunfo de Trump.

Observamos que los procesos de votación no se dan en entornos de razonamiento puro del voto, como se suele suponer, sino que las emociones son un factor que tiene una incidencia alta en la forma de elegir de los ciudadanos.

Como muestra, recordemos que los debates cambian intenciones del voto y hechos como el de hace unos días (la investigación del FBI sobre la candidata demócrata Clinton) parece que cerraron la brecha en el último momento de la elección.

Trump logró la simpatía de todos los norteamericanos más allá de los grupos sociales y convenció a la mayoría de los blancos que hoy se sienten olvidados en su país y exigen un cambio radical, mientras que Hillary perdió el gusto de los votantes en el último momento.

Los retos para observar tendencias se vuelven complejos a la vez que la sociedad está más informada y sabe que tiene hasta el último minuto para tomar una decisión. Los resultados observados en esta elección han generado grandes retos para el mundo, los mercados han mostrado su nerviosismo con un aumento del costo de las divisas y el fortalecimiento del dólar. En especial, plantean un gran reto para el gobierno de México por la fuerte vinculación económica con el mercado norteamericano.

El precio del dólar ha rebasado los 20 pesos después de conocer los resultados de este proceso y esto haría pensar que nuestro país debería estar tomando decisiones para bajar el costo de la divisa y evitar un posible choque económico de consecuencias inmediatas pero, lejos de esto, creemos que debemos guardar cordura.

En este sentido, el secretario de Hacienda, José Antonio Meade y el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens, han enviado un mensaje de calma al señalar que nuestro país esta en una posición de fortaleza para enfrentar este nuevo entorno.

Esto basado en el comportamiento de los mercados que ha sido ordenado y conscientes de que nuestro país tiene una estrategia de manejo de deuda que no requiere apoyo externo en lo que resta de este año y el próximo. Este entorno de serenidad que podemos manejar ante el reto que plantea el triunfo de Tump se ve reforzado por el proceso de reformas estructurales que hemos llevado a cabo ya que, hoy, la fortaleza fiscal de nuestro país se ve en el aumento de casi cinco puntos porcentuales en los últimos años de la recaudación tributaria.

La fortaleza de la economía mexicana es clara ante eventos como la incertidumbre generada por temas como la elección de nuestro vecino del norte. Podemos tomar el reto con tranquilidad y si bien eventos como este son motivo para enfrentar otros retos u oportunidades, depende de la forma en que queramos visualizarlo.

Es el momento para que nuestro país refuerce su política de desarrollo basada en un mercado interno que poco a poco vaya dejando la dependencia de un mercado exterior; es hora de que hagamos operativos muchos tratados que hemos logrado este sexenio para diversificar mercados y así, evitar también la dependencia de una sola economía como lo hemos hecho durante años.

Estamos viviendo tiempos de cambio donde afortunadamente tenemos fortalezas que nos permiten tomar estos de la mejor manera así que, hoy debemos de replantearnos si estas ventajas nos pueden ayudar a impulsar una política de crecimiento donde nuestro mercado interno sea el motor del desarrollo. Es tiempo de cambios y debemos aprovecharlos a través de la unidad de todos los mexicanos en torno al proyecto de nación que hemos construido, todos hacía un mismo lado con la solidaridad que nos caracteriza.

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