Maltrato por parte del personal de seguridad y custodia, insuficiencia de alimentos, medicamentos y uniformes, así como falta de agua potable, fueron los señalamientos que hizo la CNDH respecto al mal funcionamiento de seis Ceferesos del país.
La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) emitió un informe resultado de sus visitas en el mes de septiembre a seis Centros Federales de Readaptación Social (Ceferesos), cinco varoniles –el 11 en Sonora;12, en Guanajuato; 13, en Oaxaca; 14, en Durango; y 15, en Chiapas–, así como al femenil número 16, en Morelos.
En los recorridos se verificaron las condiciones de las estancias, para evaluar su funcionamiento y si se respetaban los derechos de las personas en prisión, el trato digno, la protección de la salud y su integridad personal.
Además se efectuaron entrevistas a los servidores públicos responsables y a los reclusos, a quienes también aplicaron cuestionarios, además de llevar a cabo la revisión de sus expedientes y de documentos de registro.
Denuncian maltrato
Tras esto, internos denunciaron maltrato, mientras que otros acusaron que se les impide hacer llamadas telefónicas de manera regular, además de que no les permiten tener acceso a la radio, televisión ni periódicos y que a veces pasan más de 22 horas en sus celdas.
Por otro lado, se detectó la falta de actividades laborales remuneradas en dichas instituciones, así como educativas y deportivas.
También se encontró deficiente la supervisión de las autoridades al interior de los centros por la insuficiencia de personal de seguridad, médico y de enfermería.
Celdas en mal estado
Además, condiciones inadecuadas de los dormitorios, falta de agua potable y sistema de drenaje obstruido e inadecuada ventilación.
Mientras que, a pesar de que su función es rehabilitar a los internos, dichos centros no cuentan con programas de atención de adicciones y desintoxicación.
Luego de estas observaciones, la institución nacional pidió al gobierno federal establecer las medidas necesarias para el buen funcionamiento de estos centros y prevenir que se violen los derechos de quienes están recluidos en ellos.
Editado por: Guadalupe De la rosa
