Redacción/Intolerancia Diario

Nula planeación, gastos millonarios tirados a la basura, paraderos cerrados, alimentadoras insuficientes, troncales atascadas, gente que espera por casi una hora el transporte público, pérdidas económicas y cientos de concesionarios afectados son parte de las deficiencias que presenta la Red Urbana de Transporte Articulado (RUTA)

Desde el 29 de noviembre de 2011 cuando Cementos Mexicanos (Cemex) arrancó las obras de la línea 1, la falta de planeación y la carencia de transparencia fueron las constantes, prueba de ello, las afectaciones estructurales que se presentaron en las casas de la unidad habitacional, Manuel Rivera Anaya.

En abril de 2012, una fuga de gas producida por la maquinaria que construía los primeros metros de la línea 1, alarmó a los vecinos quienes hasta ese momento conocieron del riesgo en el que vivirían tras la llegada del metrobus.

Aunado al ruido y la opacidad de las obras, los habitantes de la Rivera Anaya vivieron una segunda afectación colectiva. En mayo de 2012 se rompió un ducto de gas.

En mayo de 2013, sólo 60 días después de ser inaugurada, la Red Urbana de Transporte Articulado cobró una nueva factura. La empresa encargada de RUTA rompió un tubo de agua potable que abastecía a varias colonias. Esta fue la gota que derramó el vaso pues aun cuando los líderes vecinales habían sido corrompidos, según documentó en su momento Intolerancia Diario, la mayoría de los colonos cerró el paso a RUTA obligando a la reparación del drenaje.

Para esas fechas la molestia de muchos habitantes ya tenía repercusiones personales, en más de una vivienda, el paso de los camiones ocasionó grietas y daños estructurales en el patrimonio de los poblanos.

Transporte más caro y leeeento

En el otro extremo de derrotero, las protestas también se presentaron. En Tlaxcalancingo, tres meses después de que el gobernador Rafael Moreno Valle y el director del Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos S.N.C. (Banobras), Alfredo del Mazo Maza, realizaron el primer recorrido, cientos de habitantes de San Bernardino Tlaxcalancingo cerraron la carretera federal Puebla-Atlixco para protestar por el deficiente servicio, acusaron que las rutas alimentadoras no eran suficientes para atender las comunidades aledañas, que existían enormes retrasos y que ahora debían gastar el doble o el triple para realizar los mismos recorridos que antes hacían en un solo transporte.

Las quejas se replicaron con la llegada de la línea 2. El vídeo titulado Son Chingaderas de esta casa editorial refleja el encono de los habitantes del sur de la capital quienes de la noche a la mañana se quedaron sin las rutas que habitualmente utilizaban y tuvieron que caminar, alguno más de 2 kilómetros, para enfrentarse a la saturación de los articulados que no se dieron abasto para mover a la población que diariamente recorre la 11 sur para ir a su centro de trabajo, la escuela o realizar sus actividades.

Cuando la línea 2 dejó de ser gratuita, los costos de transporte para los poblanos aumentaron, pasaron de pagar un transporte de 6 pesos a tener que pagar 6 pesos por viaje en las alimentadoras o 7.50 en el troncal, en ocasiones los gastos familiares se triplicaron.

A la fecha, las tarjetas de ambas líneas no son compatibles, es por ello que si una persona desea o necesita utilizar las dos troncales, deber pagar ambos pasajes y contar con dos plásticos diferentes. Situación distinta a la que se observa en el metrobus de la ciudad de México, por ejemplo.

Salió cara la falta de planeación en paraderos

Aunado a las inundaciones que se vivieron en los paraderos y las quejas de los trabajadores, quienes denunciaron que en las estaciones donde permanecen toda su jornada no hay ni baños, tanto la línea 1 como la 2 tuvieron otro común yerro: la falta de planeación de estaciones.

En la primera línea, la estación Matamoros, quedó instalada a la mitad del bulevar Atlixco –una vía rápida- y para llegar al andén los trabajadores, las madres de familia y los estudiantes, tenían que torear a los coches ya que en ninguno de los dos sentidos se colocó un tope o un semáforo.

Tras las quejas denuncias y algún percance menor, la estación fue cerrada y así permaneció por casi 3 meses hasta que un puente peatonal, que no estaba presupuestado, se construyó.

En la línea 2 las cosas no mejoraron. El paradero Hermanos Serdán, que costó 13.6 millones de pesos, tuvo que ser derribado y reconstruido en contra esquina de donde inicialmente estuvo. Sólo este cambio, le costó a los poblanos 26 millones de pesos como documento este diario en las notas tituladas: A la basura, millonaria inversión del metrobus y El gobierno tira más de 27 mdp en paradero de línea 1 de RUTA.

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