Columnistas-GuillermoAlbertoHidalgoVigueras

No, mi nada estimado Donaldo Trump… yo no te invité, y si me apuras mucho, hablo a mi nombre y seguramente a nombre de millones de mexicanos que viven en México y de los que ya no, por una u otra circunstancia, ¡No! yo no te invité porque si hubiera querido invitar a un payaso, pues invitamos a Brozo… el payaso tenebroso, ese, al menos hace reír y tú, Donaldo, das lástima. Da pena ver las estupideces que dices, y lo cobarde que eres.

Yo no te invité y mi nombre es “ciudadano” y mis apellidos son “en general”, yo no te invité, porque no sería capaz de invitar a nadie que insulte a mi amada patria y menos a los que en ella habitamos. Como también a los que habitan por necesidad en tu país de caricatura, un país que era el orgullo de los Siux, los Comanches, los Apaches, los Pies Negros y tantas y tantas tribus que en ella habitaban y que miserables asexuados como tú acabaron de manera tajante, asesinando personas, ideas y culturas.

Pero ten cuidado, no te confíes tanto, recuerda lo que le pasó a George Armstrong Custer el famoso “Pelo Largo” o “Pelo Amarillo” (como tú, solo que él nadamás estaba medio loco y no era cobarde de la manera como tú has demostrado serlo) y el no menos importante “Caballo Loco”. Su fama le venía impuesta por ser realmente un militar a quien le gustaba muy poco obedecer órdenes. El 25 de junio de 1876 murió junto a 210 de sus hombres del famoso 7 º Regimiento de Caballería en la batalla de Little Big Horn, que lo enfrentó a las tribus comandadas por el jefe indio sioux Caballo Loco a quien menciono anteriormente, este señor murió por ser un insensato y necio como tú, solo que a ti, habrá que agregar que eres un estúpido y las cosas caen por su propio peso.

El tuyo, es un país que ha crecido, gracias al esfuerzo de los migrantes de los cuales tanto reniegas y que incluso tú y tu indeseable ascendencia forman parte, un país, donde los humanos de color (de los cuales uno hoy es tu muy honorable presidente), los latinos, los asiáticos y muchos más, les han puesto el ejemplo de trabajo y estudio, porque el desarrollo histórico de los Estados Unidos no se explica de ninguna manera sin migrantes.

Un país, al que todos admiraban, y si me apuras incluso yo lo hacía y, ahora, lo que causan es lástima.

Haces bien en querer levantar tu muro, haces bien en querer poner tu barda, y seguramente la has de querer poner muy alta, al menos lo sufriente como para que no veamos cómo ustedes mismos con drogas, guerra y libertades mal entendidas… han matado a sus jóvenes.

Haces bien en haber esperado para despotricar en contra del presidente de mi país, sólo hasta haber llegado a tu tierra, demostrando lo poco hombre y cobarde que eres. Hiciste esto, como siempre lo has hecho, con esos desplantes feminoides en donde cual comadre mandas a golpear a las personas que no están contigo, por medio de tus guardaespaldas, por que no te alcanzan las agallas para hacerlo tú mismo.

Te encontraste con personas suaves, protocolarias, respetuosas y políticas por decirlo de alguna manera.

Pero te faltaron los Zapata, los Villa, los García, los Sánchez, los Serdán y los Hidalgo entre otros… recuerda dos cosas, pobre ignorante, la primera en la Batalla de Columbus, que fue un enfrentamiento entre las tropas irregulares de Francisco Villa y un destacamento de caballería del ejército estadounidense que tuvo lugar en el poblado del mismo nombre, Nuevo México, durante la madrugada del 9 de marzo de 1916. Y la segunda, mi ridículo ignorante, durante el huracán Catrina en Nueva Orleans con cientos de soldados que les fueron a dar de comer y a ayudar a tus coterráneos, porque nosotros sí sabemos de ayudar, de respetar y de apoyar por medio de nuestro glorioso ejército, mismo que ya puso pie en tu tierra.

En fin, mequetrefe de plástico, que ni tus paisanos te soportan, es una pena que no hayas tenido la oportunidad de aprender a ser hombre en un país en donde lo que nos sobran son “tamaños” y sí hayas aprovechado en éste viaje la oportunidad de sacar a flote tu personalidad de niña berrinchuda que sólo habla como el Tío Alejo, “Falso, mentiroso, cobarde y a lo Pendejo”.

¿O no?
Juzgue usted
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